Foto: Ecur.
Foto: Ecur.

Multas, clausuras, precariedades y discriminación a manifestaciones artísticas populares, forman parte de los reclamos de distintas organizaciones que, agrupadas en una Multisectorial cultural, cuestionan las políticas municipales. Elaboraron un acta pública para presentar a los postulantes al Concejo.

De un año a esta parte las diversas situaciones de conflicto que atraviesan los sectores de la cultura en Rosario fueron tomando notoriedad y relevancia a partir del acercamiento de los perjudicados. Se trata de un reconocimiento mutuo, en el marco de una situación política particular, con una expansión y transformación en los modos de hacer e intercambiar el arte urbano. En tal sentido, colectivos, asociaciones, movimientos y frentes de la cultura elaboraron un documento que presenta los problemas a resolver y que contiene una propuesta para cada punto. El objetivo es presentarlo ante candidatos a la legislatura local.

El acta de compromiso fue recientemente elaborado por los representantes de la asociación civil de músicos de Rosario El Qubil, Movimiento Vea Teatro Rosario, la cooperativa cultural Engranajes, el Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura Rosario, Ecur, el colectivo El Avispero y la Cámara de Empresas productoras de la industria audiovisual, entre otros.

Al enumerar las problemáticas de cada disciplina el documento insta a los aspirantes a ocupar las bancas del Palacio Vasallo debatir en el recinto las propuestas elaboradas “en vistas de mejorar la situación actual de los trabajadores y sectores de la cultura y de garantizar el acceso de todos los rosarinos a la misma”. Dado que el proyecto está todavía en estado embrionario, aún no fue presentado oficialmente a los candidatos a concejales, sin embargo, ya tiene forma y va sumando voluntades y adhesiones.

“En principio se habló de cuáles son las demandas básicas que tiene el sector de los trabajadores del arte. A medida que se fueron incorporando otros espacios esa idea fue mutando. Redactamos 20 puntos, y después los reducimos a siete y en lugar de orientar el reclamo al municipio lo dirigimos hacia los concejales que se postulan”, contó Juan Manuel Robles, de la cooperativa Engranajes.

“Es la celebración de la organización dentro de la cultura, de cada disciplina a su forma y con sus particularidades”, valoró Carla Saccani, del Movimiento Vea Teatro Rosario.

“El objetivo es aunar criterios, determinar las demandas que tenemos que hacerle al Estado y ayudarnos entre todos para pensarnos como trabajadores de la cultura y poder vivir de nuestro trabajo”, reseñó la directora teatral.

Cuando el arte ataque

En el planteo de los conflictos, las organizaciones resaltaron las clausuras y multas a espacios culturales y la falta de normativa que los contemple, la precariedad de los músicos rosarinos que en la mayoría de los casos tiene que pagar para tocar, la falta de transparencia del Estado municipal en la contratación de artistas, en los procedimientos arbitrarios para producir contenidos multimedia, y la no garantización de una competencia justa. Por último, se incluyeron las dificultades para visibilizar propuestas y la falta de promoción por parte de la Municipalidad de las actividades culturales locales.

“Desde el Estado municipal no se propicia la cultura sino el poderío económico del sector empresarial. Habilitan espacios publicitarios para las empresas y fajan las publicidades de los eventos culturales independientes. Se habilitan espacios gigantes para boliches y se clausuran centros culturales, esa es la política del socialismo. Nosotros pretendemos la intervención del Estado pero no en perjuicio de quienes hacen cultura”, sentenció Robles al referirse a la tensión entre una cultura autogestiva, pujante y en expansión, frente al endurecimiento de los mecanismos de control y de “censura” –según esos colectivos culturales– que se fueron implementando desde hace por lo menos dos años en la ciudad.

A raíz de este conflicto que estalló en 2014, se creó la organización Espacios Culturales Unidos de Rosario (Ecur), que nuclea a otros bares con actividades culturales como Distrito 7, Centro Cultural El Espiral, Olimpo, La Chamuyera, Bienvenida Cassandra, La Muestra, La Peruta, Bon Scott y La Trunca, entre otros. Poco después, en una asamblea a la que se convocó abiertamente en La Toma se conformó el colectivo Avispero que incluye a muchas personas con diversas inquietudes artísticas de la ciudad.

Nacho Gorritz del Centro Cultural El Espiral, que en representación del Ecur y colectivo El Avispero participó en la elaboración del acta, destacó como “altamente positivo que todos los espacios de la cultura de cada área y disciplina nos podamos reunir, conocernos y consensuar”. Por ejemplo, la discusión de algunos puntos como el del proyecto de ordenanza de los espacios culturales y de la ley federal de la Cultura.
Respecto al Ecur, Gorritz destacó la discusión sobre la normativa que presentaron el año pasado. “Todos (bares y espacios culturales) estamos habilitados como podemos. Por ejemplo, todas las actividades diurnas no tienen ninguna regulación. La idea sería que los concejales puedan sacar del cajón ese proyecto”, dijo.

Barajar y dar de nuevo

Por su parte, Andrés Abramowski, presidente de la Asociación Civil El Qubil analizó que “la creación de una multisectorial tiene que ver con un espíritu de momento, no es casual que empiece a suceder en este momento político a nivel local y nacional, en una tensión entre la cultura y los lugares donde se desarrolla la noche, el esparcimiento y el negocio. Es decir, la tensión entre una cultura oficial estatal y subsidiada y la otra que tiene que ver con el negocio, que se hizo visible en los últimos tiempos con el surgimiento de los centros culturales”.

En este sentido, el músico y periodista consideró que es necesario “barajar y dar de nuevo, e incorporar a los nuevos actores culturales”. “Yo creo más en un Estado que promueva la cultura de lo independiente a que siga insistiendo en un asistencialismo cultural. No podemos negar que hay proyectos muy copados y hay que reconocer la impronta cultural que tiene Rosario, pero el rol del Estado debe ser el de habilitar y promover”, opinó.

En sintonía con Abramowski, el secretario general de la Cámara de Empresas productoras de la Industria Audiovisual de Rosario, Nicolás Font, quien también acompaña la iniciativa, señaló que “la intención es que todos avancemos de manera simultánea para lograr el compromiso político de dar el debate, porque la problemática de la cultura en Rosario no implica solo al Ejecutivo sino a todas las fuerzas políticas”.

Font apuntó a la demanda específica de la entidad que representa: “Que todos los contenidos audiovisuales que se generen desde el Estado ya sea provincial o municipal, sea a través de concurso o llamado a licitación para democratizar la producción y que además se generen políticas de desarrollo y competencia”.

Sustitución de importación cultural

El realizador audiovisual Font reflexionó sobre la importancia de que “Rosario sustituya importaciones”, generar una identidad propia que refuerce y valorice lo que se hace acá y también que se expanda y que haya un intercambio más justo y equitativo, porque siempre estamos recibiendo de afuera y nuestros artistas siempre quedan relegados”.

Por su parte, Maximiliano Ojeda del Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura Rosario, propuso declarar de interés municipal el proyecto de “Ley Federal de las Culturas”, impulsado por artistas de todo el país y que cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación. En cuanto al acta a presentar a los candidatos, destacó que “haya un acercamiento y una valoración del trabajo que se viene haciendo, que es político pero que no tiene que ver con la etapa que se está viviendo entre las Paso y las elecciones generales, sino con la necesidad del compromiso que asuman quienes van a gobernar la ciudad”. “Para que vean que los artistas no nos quejamos, sino que tenemos propuestas”, finalizó.

El derecho a la cultura y al trabajo artístico

El Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura surgió el mismo día en que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner estableció mediante un decreto la creación del Ministerio de Cultura de la Nación. “Hay cuestiones que no sólo los artistas veían sino que también lo supo ver el gobierno nacional”, consideró Maximiliano Ojeda, que representa al Frente en Rosario. Al ser consultado sobre el proyecto de ley aclaró que surgió por iniciativa de los artistas y que posteriormente el Ministerio de Cultura dio su apoyo, y colaboración, sobre todo en el impulso de un debate a nivel nacional. “Sin el apoyo y la logística del Ministerio hubiesen sido imposible los 46 debates que se hicieron en todas las provincias”.

―¿En qué consiste el anteproyecto?
―El proyecto de ley es bastante amplio y ambicioso, pero en principio pretende que se reconozca a la cultura como un derecho y a su vez que el Estado garantice a todos los habitantes el acceso a cualquier forma en que se realice la cultura. Y así como se entiende a la cultura como un derecho también pretende que se reconozca los derechos laborales de los trabajadores de la cultura, de todas las disciplinas y formas de trabajo, desde los trabajadores que hacen que una función salga como tiene que salir, desde los acomodadores, el que vende la entrada y al que coordina una agenda cultural que logre que un espacio esté vivo.
―¿Existe la autopercepción del artista como trabajador?
―Por ahí cuesta más en las pequeñas ciudades donde el artista está más acostumbrado a tener un trabajo y hacer arte como un hobby, pero en las grandes ciudades estamos más acostumbrados a pelearla, porque queremos vivir del arte. Además porque en un año se nota mucho que se perdió la idea del artista iluminado al que si le iba bien era producto de un esfuerzo individual y si le iba mal le echaba la culpa a todos los demás. Hoy por hoy, en el proceso de un año eso cambió, y los artistas se dicen y reconocen como trabajadores de la cultura.

Fuente: El Eslabón

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