El obrero de la construcción MIguel Sequeiro, de 44 años, quien cayera ayer desde cuatro metros, en un obra de Alvear al 1100, continúa internado en grave estado y con pronóstico reservado. La construcción que corresponde a una ampliación del Colegio Dante Alighieri había sido clausurada dos veces. El otro albañil accidentado en otra obra de Suipacha y San Juan resultó con heridas leves. “Acá hay un problema de responsabilidad social empresaria y son empresarios que no cumplen con la ley y que actúan desaprensivamente", salió a decir la viceministra de Trabajo provincial, Alicia Ciciliani.

Patricia Pérez, coordinadora del área de terapia intensiva del sanatorio Laprida, informó esta mañana que "este hombre ingresó con un traumatismo de cráneo grave y se encuentra con asistencia ventilatoria mecánica. Tiene contusión bilateral pulmonar grave, de manera que el pronóstico hasta ahora es extremadamente reservado. No está conciente y está con sedoanalgesia para permitir que el respirador cumpla su función y lo ventile adecuadamente. Cuando ingresó lo hizo con una depresión que obligó inmediatamente a colocarle una asistencia respiratoria mecánica. Por ahora ha estado respondiendo al tratamiento pero no podemos aventurar ningún pronóstico porque se trata de un politraumatizado grave".
Ni la detención de un empleado infiel del Ministerio de Trabajo ni las inspecciones realizadas por personal de esa cartera tras la muerte de varios obreros en accidentes de trabajo alcanzaron para detener la seguidilla: ayer otros dos trabajadores sufrieron lesiones por caídas al vacío en dos construcciones distintas. Aparentemente en ambos casos los empleados usaban elementos de seguridad pero cedieron las losas sobre las que operaban, lo cual demuestra que la protección no se agota en el empleo de un arnés. Uno sufrió heridas leves, el otro permanecía internado en el sanatorio Laprida con “pronóstico reservado”. El más grave de los dos accidentes laborales conocidos ayer fue el que ocurrió en la obra del jardín de infantes del colegio Dante Alighieri, en Alvear 1154, donde un obrero identificado como Miguel Sequeira, de 44 años, cayó como consecuencia del desprendimiento de una loza sobre la que realizaba tareas de carpintería. El obrero fue trasladado por el Sies al sanatorio Laprida donde permanecía en estado “grave”, y hoy a las 11 el director médico de la institución brindará un parte acerca de su salud.
Según sus compañeros de trabajo, Sequeira cayó desde unos tres metros de altura y se golpeó la cabeza. “Está muy mal”, explicó a un móvil radial uno de los trabajadores de la obra, quien aseguró que tenía colocado el cinturón de seguridad pero “se le cortó” porque “está muy gordo”. Una explicación aceptable en alguien que ignora la importancia de las medidas de seguridad pero absolutamente descartable para quien debe observarlas, es decir el empleador. El otro accidente de trabajo ocurrió casi a la misma hora, sobre el mediodía, y cerca del anterior, en el área del macrocentro donde se concentran las construcciones. En Suipacha y San Juan el trabajador identificado como Fernando Robledo, de 55 años, también resultó víctima de una estructura que cedió, sobre la que realizaba sus tareas.
Según las primeras averiguaciones el hombre se precipitó desde el piso en el que estaba trabajando al inmediatamente inferior, y sufrió golpes en la cabeza como consecuencia de la caída.

Robledo también recibió atención sanitaria del Sies pero nunca perdió el conocimiento a pesar del impacto en su cabeza, y desde el sanatorio Laprida –donde fue trasladado– aseguraron que las heridas no revestían importancia.
En declaraciones a un móvil radial que llegó hasta el lugar el trabajador explicó que “se desajustó” la estructura sobre la cual estaba trabajando “y no avisaron”. Y agregó: “Yo venía caminando y me caí de un piso a otro. Tengo la cabeza partida en dos”, bromeó el obrero, una muestra de que se encontraba bien.
Los dos accidentes laborales ocurridos ayer en obras en construcción tienen como antecedentes cercanos la muerte de Leonardo Ezequiel Meza, de 19 años, quien cayó del séptimo piso de la torre que se levanta en la esquina de Dorrego y 9 de Julio. El fin de semana anterior a ese episodio dos obreros también se precipitaron al vacío tras ceder una estructura de hormigón de la obra ubicada en avenida Francia l600. El accidente ocurrido al mediodía del sábado involucró a Walter Salcedo y Mauricio Acosta, quienes trabajaban en el décimo piso del edificio en construcción.
En el primer semestre del año se registraron 63 accidentes laborales en la provincia de Santa Fe –que posee un promedio superior a la media nacional en esa materia– según un relevamiento efectuado por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, el organismo nacional encargado del tema. En esa repartición trabajó hasta diciembre del año pasado el ahora ministro de Trabajo provincial, Carlos Rodríguez, quien conoce muy bien el problema y ha realizado declaraciones rimbombantes sobre la vida de los obreros.
Pero hasta el momento –y a pesar de las numerosas inspecciones a obras seguidas de suspensiones o clausuras– no se logró disminuir el lado oscuro del boom de la construcción.
Las cámaras empresarias del sector –que agrupan a las principales firmas constructoras– señalan como responsables de los accidentes a las empresas de menor envergadura o “informales”, y aseguran que ellas respetan en forma estricta las reglamentaciones vigentes en materia de higiene y seguridad laboral. La Uocra, el sindicato de los trabajadores de la construcción, llegó a convocar a un paro tras la seguidilla de muertes en los andamios, pero las caídas se siguen sucediendo.
Esta mañana, por su parte, la viceministra de Trabajo provincial, Alicia Ciciliani, señaló en declaraciones a Canal 5 que “estamos trabajando en un proyecto de ley para elevar al Congreso Nacional. Pero creemos que nos vamos a presentar junto a la familia para ver las responsabilidades penales. Esta es una empresa que inspeccionamos tres veces y está claro que con la inspección sola no alcanza. Lo que pudimos ver en la obra refuerza nuestro concepto. Acá hay un problema de responsabilidad social empresaria y son empresarios que no cumplen con la ley y que actúan desaprensivamente".

“Llamamos muy claramente la atención de aquellos que no cumplen sus responsabilidades. Ayer vimos en la obra una escalera impresentable, un especialista en seguridad e higiene que tenía que atender 14 obras más, una ausencia de responsables de la empresa a poco de producido el accidente. Incluso el obrero accidentado llegó al sanatorio sin la compañía de nadie de la empresa ni de sus compañeros. Eso habla de un modo de gestión empresarial que vamos a tratar de cambiar”, amplió la funcionaria.

“El poder de policía debe ser muy riguroso. Hace falta cambiar las leyes. En España, por ejemplo, hay una ley que pena a los empresarios en cuyas obras mueren trabajadores. Por eso estamos profundizando en ese proyecto de ley. Pero queremos que la Cámara de Senadores apruebe el jueves la creación de comités mixtos de seguridad e higiene para que los trabajadores puedan ejercer sus derechos”.

“La empresa donde trabaja Miguel Sequeira no le proveyó de los elementos de seguridad y eso fue confirmado por el médico que atendió a este obrero”, agregó Ciciliani.

“Los trabajadores tienen que perder el miedo a realizar las denuncias. Pero sabemos que las empresas presionan a sus empleados para que no hablen y los amenazan con dejarlos sin trabajo. Pero los trabajadores deben sentir que hay un Estado y un sindicato que los protege. Hay que construir esa red social para que no sientan esa soledad que nosotros vemos en los trabajadores", indicó.
 

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