Hace 53 años, y luego de bombardear la plaza de Mayo contra blancos civiles, los sectores liberales y antinacionales de las Fuerzas Armadas junto al poder económico derrocaban mediante un golpe de Estado el segundo gobierno constitucional de Juan Domingo Perón. Proscrpiciones, persecuciones y fusilamientos fueron los ejes centrales de la autodenominada Revolución Libertadora, que entre otras cosas hizo ingresar a la Argentina al Fondo Monetario Internacional. La diputada provincial del FPV, Claudia Saldaña, presentará un proyecto para recordar el espisodio negado por la historia.
Diputada provincial Claudia Saldaña
Se presentará un proyecto de declaración que tiene como fin recordar uno de los impunes agravios que sufrieron los procesos democráticos en nuestro país.
Hace 53 años y sin embargo se encuentra fresca en la memoria popular ese trágico día. El 16 de septiembre de 1955 fue el inicio de una nefasta etapa de retroceso y dolor, que llevaría a la más terrible experiencia de persecución y muerte de los más esclarecidos luchadores populares.
Se intentó así eliminar “para siempre” la posibilidad de desarrollar un poder popular que había encarnado el Gral. Juan D. Perón, quien supo interpretar como nadie las necesidades del pueblo y traducirlas en políticas estratégicas que aseguraban un futuro de prosperidad para toda la sociedad.
Esas repugnantes acciones de los traidores nacionales estuvieron respaldadas por el imperialismo, siempre atento a eliminar cualquier experiencia libertaria de su “patio trasero”.
También en un septiembre de 20 años más tarde, arrasaron con un Gobierno Latinoamericano que intentaba hacer un camino independiente y popular, como el de Salvador Allende en Chile. Como resultado se instalo un “chacal” durante años para el sojuzgamiento y dolor de ese pueblo hermano.
Allí también estuvo el poder tramando, solventando y apañando. Aquí, en nuestro país, lo hicieron con la peor dictadura que hayamos conocido. Arrasó con el Gobierno Constitucional que se había iniciado en le año 1973 y el objetivo era destruir cualquier tipo de resistencia a fuerza de desaparición, tortura y muerte. Complementada por la aplicación de políticas económicas dictadas por el FMI que se adueñó de los esfuerzos de todos nuestros trabajadores.
Ahora, entrado el nuevo siglo, América latina ha despertado a una nueva esperanza, construida por los pueblos cansados de la esclavitud económica y el saqueo financiero del imperialismo.
Así comenzó en el 2003 en nuestro país una experiencia que intenta al fin retomar el ideario ametrallado en el 1955 que no pudieron matar ni siquiera con tantos años de poder absoluto.
Como entonces, ahora el imperio pretende acabar con todas las nuevas experiencias populares de nuestra América, atacando de mil formas a los gobiernos que legítimamente han comenzado a revertir tanto tiempo de neoliberalismo y exclusión. En ese marco se inscriben las injerencias abiertas y descaradas de sus embajadores de Bolivia y Venezuela empujando y sosteniendo los actos subversivos y terroristas de sus lacayos locales.
El año 2000 nos encontró dominados, pero la unidad que lenta pero firmemente se viene gestando entre nuestras naciones, nos ilusiona con lograr al fin encaminarnos nuevamente en la senda trazada en el 1945, que fue dramáticamente suspendida el 16 de septiembre del 1955.
En estos momentos definitorios de la historia americana, debemos más que nunca asegurar el apoyo irrestricto a nuestro gobierno y a los de los países hermanos que juntos intentan consolidar un nuevo modelo de desarrollo unido, independiente, soberano y con justicia social.
