Si no se detienen las quemas de pastizales en las islas entrerrianas, el humedal del delta del Paraná corre el riesgo de convertirse en un enorme médano de arena, dijo un especialista. Un ecosistema que se formó en miles de años, al borde de la destrucción en tan sólo cinco.

 

Para el director de la Fundación Proteger, Daniel Cappato, si no se toman medidas urgentes para que se detengan las quemas de pastizales en las islas entrerrianas, el humedal del delta del Paraná corre el riesgo de convertirse en un enorme médano de arena, fenómeno que implicaría un retroceso geológico. “Lo que al ecosistema le costó miles de años para formarse y estabilizarse, lo estamos destruyendo en cinco años”, dijo el dirigente ambiental para luego afirmar que “las vacas no van a poder comer arena”, en referencia al hecho de que si Entre Ríos continúa con la política de producción de ganado intensivo en la zona insular, ese recurso económico tampoco será sustentable en un futuro.

“Ojalá los entrerrianos aprendan ahora de los rosarinos, que tomaron la decisión de salir a la calle cuando se deteriora su calidad de vida, para defender la protección de los humedales. Si yo estuviera en la otra provincia, seguramente haría lo mismo, porque esto no se trata de un partido de fútbol que juegan Santa Fe contra Entre Ríos, como muchos lo entienden, porque el delta es un patrimonio de todos”, dijo Cappato quien es miembro de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).

 

Ni pasto va a quedar
Si bien recordó que la provincia vecina está amparada por la Constitución en cuanto al dominio sobre sus recursos naturales, está afectando a otras, y “la gente debe tener en cuenta que se trata de una cuestión ambiental para cuidar los recursos, porque sino “no va quedar ni el pasto”. En esa línea remarcó que, en los últimos días y en momentos en que participaba del taller organizado en la ciudad de Victoria, comprobó que “debajo de las cenizas hay arena pura”, en las zonas cercanas a los incendios.
“Y va a llegar el momento en que no brotará más nada”, pronosticó.

 

Un gran humedal
Con respecto a la teoría que manejan algunos científicos y ecologistas, quienes advierten que el delta del Paraná es un gran humedal que logra recuperarse por sí mismo, más allá de las acciones antrópicas, aseguró: “Ni siquiera una inundación será suficiente para recuperar el impacto que se está produciendo sobre el Delta, porque se está quemando materia orgánica acumulada desde hace cientos de años. Hay que tener en cuenta que el ecosistema se formó y se estabilizó a lo largo de miles de años, y lo estamos destruyendo en cinco. Una inundación no lo podrá restaurar cuando se está aplicando la suma de los incendios reiterados más el sobrepastoreo, fórmula que significa la fórmula del daño irreversible”.

“Los técnicos que trabajan en el Estado, los especialistas y las organizaciones ambientalistas podemos ponernos de acuerdo en el diagnóstico y en lo que sería una salida a la actual destrucción del Delta, pero el gran problema es la falta de un acuerdo político”, dijo Cappato a través de la página www.proteger.org.ar.

Con respecto al borrador del acta elaborada durante el “Taller Gubernamental: Desarrollo Sostenible en el Delta del Paraná”, realizado en Victoria entre el 11 y 12 de este mes, puso en duda que los gobernadores de Entre Ríos, Sergio Urribarri, de Santa Fe, Hermes Binner, y de Buenos Aires, Daniel Scioli, además de la secretaria de Ambiente de la Nación, Romina Picolotti, la rubricaran.

 

Las vacas y el fuego
“Desde abril hasta ahora, y a pesar de todos los pedidos y advertencias, quienes introducen vacas en las islas del Delta no han parado de quemar”, dijo el ambientalista e insistió con que “los suelos del Delta son frágiles, su productividad y estructura dependen de la materia orgánica, que es justamente lo que se está quemando”.

“No se trata de no traer vacas a las islas; ojalá se buscara producir carne orgánica, de alto valor agregado y con un manejo apropiado, con ordenamiento ambiental. Pero lo que hoy vemos es un sobrepastoreo a gran escala, totalmente insustentable. Si antes había 50 mil vacas en los bordes del Delta, ahora con la expansión de la soja hay mucho más de un millón; el ecosistema isleño no puede resistir esta carga”, subrayó.

También se refirió a la polémica desatada entre Urribarren y Binner sobre la creación de un parque nacional en territorio entrerriano y la calificó como una “fantasía peligrosa” o “una disyuntiva falsa”.

En se sentido remarcó que lo importante es armonizar conservación y desarrollo; por eso reconoció la categoría de los sitios Ramsar como un ejemplo que alienta el “uso racional”. En definitiva, el aprovechamiento sostenible.

 

Fuente: El Ciudadano & la Región 

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