Cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial por la Soberanía Alimentaria que es, entre otras cosas, el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y accesibles, y el derecho a decidir cómo se produce, para quién/es se produce, qué se produce y quiénes producen. Este año, el simple acto de alimentarse cada día se ha convertido en una meta inalcanzable para 862 millones de personas en todo el mundo. En la Argentina, 25 chicos menores de un año mueren por día, la mayoría de ellos, por causas evitables como la desnutrición o enfermedades curables. Rosario no está exenta de esta problemática. 

Reproducimos un documento difundido por el Foro por la Soberanía Alimentaria Rosario:

 ¿Por qué en un país tan rico en bienes naturales sucede esto?

 
Porque el modelo económico desde mediados de los ’70 viene sosteniendo una política de concentración de la riqueza en pocas manos, que excluye el acceso a los derechos básicos de las mayorías populares.

 
En el campo, donde se producen los alimentos, esto se vio reflejado en el modelo de agricultura extensiva, corporativa y de monocultivo. Esto es, grandes extensiones de campo en manos de un puñado de empresarios, que casi no emplean mano de obra (2 trabajadores rurales cada 500 hectáreas), y que en busca de mayor rentabilidad, recurren a la siembra de semillas transgénicas y uso del glifosato, descuidando el medio ambiente y la salud de la población aledaña como la de sus trabajadores.

 
En busca de hacer un gran negocio destinan la tierra, que debería producir alimentos para los argentinos, a sembrar soja, con el fin de exportarla al mercado asiático como alimento para los chanchos, o en la producción de agrocombustibles para los autos de los países europeos y yanquis, y así sostenerles los niveles irracionales de consumo.

 
¿Y qué tiene que ver esto con nuestra ciudad?

 
Que este modelo agrícola, de concentración y monocultura:

 
Expulsó a trabajadores rurales y pequeños agricultores del campo, mejor decir, 103 mil familias o más, en los últimos quince años, que migraron, entre otros destinos, a los barrios pobres de nuestra ciudad, sin poder reproducir su cultura y costumbres, engrosando la lista de desocupados y excluidos.

 
Desplazó la producción de alimentos, los que hoy recorren medio país para ser consumidos. La disminución de la producción y el costo del transporte, los encareció. La producción de alimentos pasó a ser un negocio de grandes corporaciones que exportan la mejor calidad y deja al pueblo consumiendo basura, cuando consume.

 
Está erosionando la tierra y talando indiscriminadamente los bosques nativos. Ambos daños producen pérdida de biodiversidad y desertificación que son irreversibles. En este modelo reside una de las causas del cambio climático y da respuesta a por qué este año tuvimos una de las sequías más largas de la historia.

 
Privatizó todo los eslabones de su cadena: las semillas, los agroquímicos y la exportación. Esta privatización está en manos de grandes empresas nacionales y extranjeras.

 
– Está produciendo la contaminación del suelo, aire y agua generando daños en la salud de nuestra población, como es el caso de la cerealera ubicada en barrio Las Malvinas y los pueblos del cordón industrial donde se incrementaron enfermedades irreversibles como el cáncer.

 
Nosotros y nosotras estamos convencidos/as de que Otro Mundo es Posible, y que esta realidad se puede transformar con voluntad política traducida en políticas públicas adecuadas y con un pueblo movilizado en pos de: Distribución de la riqueza para terminar con el hambre y reforma agraria integral para combatir la pobreza.

 Ya es tiempo de soberanía alimentaria.

 FORO POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA ROSARIO

Adhiere: Editorial Último Recurso – Taller Ecologista – ATTAC – Proyecto Sur – CTA Rosario – La Verdecita – Corriente el Militante

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