El secretario del Sindicato de Químicos Papeleros de San Lorenzo, Miguel Caporossi, denunció que Celulosa SA cortó su relación laboral con unos cien trabajadores contratistas del sector de la construcción.

Como sucede en otros ámbitos empresariales, el caso General Motors es el más emblemático, las patronales justifican sus ajustes por la crisis mundial y hacen estallar sus bombas de hielo en el corazón de las plantas industriales para intimidar a los trabajadores y sus organizaciones sindicales y, por elevación, para presionar al gobierno. Celulosa, además, amenazó con aumentar las suspensiones. “Vamos a hacer todo lo posible por impedirlo”, dijo Caporossi.

 “Los sacaron porque la empresa dice que hay un paro en las obras y que no entran los pedidos que tendrían que entrar”, explicó Caporossi en un reportaje en Radio 2 y confirmó las versiones de alrededor de cien obreros suspendidos. Así, se cumplen los temores que habían expresado semanas atrás distintos voceros gremiales en el sentido de que las patronales sin escrúpulos, con el descalabro financiero en los países centrales, podían encontrar una buena excusa para achicar personal y congelar los salarios.

Y más allá del hecho concreto de Celulosa o el de GM, hay voceros de algunas patronales, nacionales y multinacionales que se regodean desde hace unas semanas a esta parte desparramando rumores de achique e intentando aterrorizar a las clases trabajadoras.

Por otra parte están los periodistas y medios de comunicación que siguen esta línea de amenazas. Por ejemplo, el viernes pasado La Capital tituló en tapa que se paralizaba el boom de la construcción y lo relacionaba a la crisis mundial.

“Más temprano que tarde, la crisis financiera internacional impactó en una de las actividades que más había crecido en los últimos años: la construcción”, dijeron en La Capital y citaron al nuevo presidente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV), Marcelo Passardi. Ninguno se acordó de lo que ya se había anunciado desde mediados del año pasado, que era lógico que cesara el boom constructor. Y todavía no había ningún crac en las bolsas.

Por otra parte, en cuanto al conflicto con GM, desde Smata, el secretario gremial Gabriel Bienuchi, advirtió: “no nos alcanzan que en vez de despedir 433 quiera echar a 300”.

“Nosotros no queremos que haya despidos pero aceptamos las suspensiones porque no somos necios”, agregó el sindicalista quien suplicó por “métodos alternativos que no impliquen dejar gente en la calle”.

Bienuchi señaló que todos los gremios “estamos en alerta porque un despido genera una cascada. Hoy es el sector automotriz pero esto repercute en los alimentos, la construcción, los frigoríficos”, estimó y finalmente, solicitó la intervención del Estado: “Tendrá que haber una medida global pero no de palabra sino de hecho porque si ahora nos echan ¿qué va a pasar más adelante? ¿Nos vamos a quedar todos en la calle?”, se preguntó para cerrar. Cabe recordar que este martes continuará la mesa de conciliación.

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