“Pleno empleo con salarios mínimos y vitales” y “ningún despido o suspensión pro causa de la crisis”, piden desde el sindicato de Aceiteros de Rosario a través de un documento escrito por Horacio Zamboni, asesor legal de la organización sindical. Aquí, el texto completo de la declaración.

PLENO EMPLEO CON SALARIOS MINIMOS Y VITALES – NINGUN DESPIDO O SUSPENSIÓN POR CAUSA DE LA CRISIS.

FRENTE A LA CRISIS ECONOMICA: POLITICA DE PLENO EMPLEO CON SALARIO MINIMO. VITAL Y MOVIL.

Los trabajadores aceiteros de la zona de Rosario, ante la crisis económica mundial, nos vemos -como el conjunto de los sindicatos- en la necesidad de hacer pública nuestra posición. En la reunión de la Comisión Directiva del S.O.E.A.R. del 11 de noviembre de 2008, se aprobó el siguiente documento elaborado a nuestra petición, por nuestro asesor, el abogado Horacio D. Zamboni:

La actual crisis económica, precedida por la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos, que culminara en Septiembre pasado con el crash bursátil, amenaza con transformarse, probablemente en una peor que la de 1929 (mas conocida como “la crisis del 30”).

A la caída de billones de dólares en los precios de acciones y otros títulos valores en todo el mundo, siguió la de precios de las mercancías en el mercado mundial y ahora la de la producción industrial y del comercio de mercancías y servicios, en todos los mercados, nacionales e internacionales.

Frente a esta crisis, que se negó neciamente hasta hace muy poco tiempo con la peregrina tesis de la desconexión, los patrones, han respondido con un intento de despidos y suspensiones en masa, con el fin no declarado de ahorrar en salarios y disciplinar por el temor a la desocupación a los trabajadores de todas las ramas y ocupaciones.

La respuesta inmediata de casi todas las organizaciones sindicales, , ha sido la de oponerse frontalmente a las suspensiones, despidos, reducciones de jornadas y otras variantes, especialmente afectando los contratados a plazo y los tercerizados. Por su parte el gobierno nacional y los gobiernos provinciales (como el de Santa Fe principalmente) han dispuesto medidas, a traves de las autoridades del trabajo, para impedir la reducción del empleo, aplicando la legislación vigente, como procedimientos de crisis y la conciliación obligatoria.

El S.O.E.A.R. ESTA A FAVOR DE TODAS LAS MEDIDAS QUE PRESERVEN LOS PUESTOS Y FUENTES DE TRABAJO, SEAN DIRECTAS COMO LA PROHIBICION LISA Y LLANA DE LOS DESPIDOS POR RAZONES DE LA CRISIS O, LO QUE ES LO MISMO, POR “CAUSAS ECONÓMICAS” SEGÚN LA LEY DE CONTRATO DE TRABAJO; HASTA LAS INDIRECTAS COMO EL PAGO DOBLE DE LAS INDEMNIZACIONES POR DESPIDO INJUSTIFICADO. ESTAS MEDIDAS DEBEN APLICARSE EN TANTO RESULTEN NECESARIAS Y SIN VACILACIÓN.

Empero, no nos engañemos, si la crisis continúa y ello significa, además, que se agravará; las leyes de la economía se impondrán y como en todas la larga serie de crisis del sistema capitalista, el desempleo con su secuela de hambre y miseria, será la relidad espantosa de un mundo, que al mismo tiempo estará al borde la guerra permanentemente.

Recientemente se reunieron en Brasil, los ministros de economía y directores de bancos centrales, del Grupo de los 20 o G 20 (compuesto por el grupo de las 7 grandes potencias y los países emergentes, Argentina entre ellos) sin alcanzar coincidencias, de modo que poco puede esperarse de la reunión de los jefes de estado del próximo fin de semana. En este sentido, la negativa del gobierno de Bush, a introducir regulaciones en el mercado mundial o globalizado, del dinero y las finanzas en general, es el aviso del fracaso. La probabilidad de guerras comerciales estará a la orden del día, en este sentido el regreso de buques a la Argentina que no pudieron descargar – al negarse rebajas en los precios pactados– carnes, aceites y harina de soja, es un claro aviso al respecto.

De tal manera, el mercado interno resulta la única garantía para el pueblo, pero debe ser un mercado interno ampliado y fortalecido con una política de pleno empleo y salario mínimo, vital y móvil.

Franklin Delano Roosevelt, recién asumido como Presidente de los Estados Unidos en enero de 1933, y en circunstancias similares a las actuales, decía al respecto: “En mi discurso inaugural prometí simplemente que nadie habría de morir de hambre en este país. Hoy agrego con idéntica sencillez, que ningún comercio, cuya existencia dependa del pago de salarios menores que los suficientes para la vida a sus obreros, tiene derecho a continuar en este país. Con la palabra “comercio” quiero designar, en este caso, todas las empresas comerciales, como también las industriales; al hablar de “obreros”, me refiero a todas las personas que trabajan, ya usen cuello blanco u overalls; y por “salarios suficientes para la vida” entiendo retribuciones que no solamente permitan la subsistencia, si no que hagan posible una vida decente”.

No basta en consecuencia, como ha dicho el Ministro de Economía Fernández, con políticas expansivas y defensa del emplero en su nivel actual, necesitamos políticas que tengan como fin, el pleno empleo con salarios de acuerdo a la definición de la Ley de Contrato de Trabajo: “Art. 116. Concepto – Salario mínimo vital es la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia., en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento”.

Obviamente no sólo no se puede aceptar la estabilidad en los empleos a cambio de salarios congelados, sino que debe continuar el proceso de recuperación iniciado en el año 2004, con la negociación colectiva. Sí debe generarse un gran movimiento unitario para alcanzar el salario mínimo y vital, según la definición de la ley, ya que ello es tarea del conjunto del movimiento de los trabjadores asalariados; solo una gran decisión unitaria y la movilización de las fuerzas del trabajo podrán conseguir nuestro objetivo del pleno empleo con el salario mínimo y vital y 82% móvil para los jubilados.

El Gobierno Argentino propondrá en la reunión del G 20 que los organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial, reformados en su constitución y en su política, financien a los países en desarrollo “para poder aplicar políticas fiscales y monetarias expansivas” que permitan salvar la crisis económica.

Debe la Argentina estar preparada para el rechazo de esa pretensión a la que se opone Bush, al igual que se opone a toda reforma en la esencia del sistema finaciero y monetario mundial.

A fines de diciembre de 1945, el Poder Ejecutivo Nacional dictó el Decreto 33.302, reclamado largamente por la Confederación General del Trabajo. Piedra angular del Derecho del Trabajo, ese decreto instituía el salario, mínimo vital y móvil con una definición que inspira en su contenido la actual, además de otras conquistas como vacaciones pagas, aguinaldo, protección contra el despido, etc. Entre marzo y abril de 1946, para que fuera posible financiar una economía que diera empleo a todos con salario mínimo vital, se sancionó el Dec. 8.503 que nacionalizó el Banco Central y luego el Dec. 11.664 que nacionalizó los depósitos bancarios.

El dinero invertido en capital de trabajo, que es lo mismo que salario, es el único que tiene un destino seguro, pues indefectiblemente va al supermercado, el almacén o la tienda, de modo que rota permanentemente volviendo al punto de partida, en la medida que el proceso de interccambio funciona normalmente; así se permite una producción en continuo aumento, mientras que los dineros destinados a los salvatajes de bancos y otros financistas no necesariamente se mantienen en el mercado interno, generalmente huyen o se atesoran, agravando la crisis.

El Ministro de Trabajo, ha tenido una frase feliz al referirse a “la lógica financiera de los despidos”, pues esa lógica es la del ejército de desempleados para imponer salarios bajos, incluso por debajo de la línea de subsistencia como ha ocurrido y todos recordamos. El dominio del capital financiero debe terminar y la presión de los asalariados por los objetivos señalados, debiera hacer reflexionar a los capitalistas productivos, de modo que asuman la responsabilidad de enfrentarlos, poniendo fin a su larga hegemonía inaugurada con los gobiernos de Thatcher y Reagan.

En lo que respecta a la industria aceitera productora de aceites y harinas , las supergancias se mantienen y permiten continuar con la recuperación salarial y el nivel de empleo. En tal sentido las declaraciones del CEO de Bunge en el diario el Cronista el 3 de noviembre el año en curso, nos eximen de todo comentario.

PLENO EMPLEO CON SALARIOS MINIMOS Y VITALES – NINGUN DESPIDO O SUSPENSIÓN POR CAUSA DE LA CRISIS.

Comisión Directiva S.O.E.A.R.

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