Este viernes al mediodía dirigentes de Smata y representantes de General Motors discutían en Buenos Aires una salida al conflicto en la planta de la automotriz en Alvear, donde los trabajadores esperan en estado de asamblea permanente. El lunes próximo la fábrica entra en un receso para ajustes técnicos, pero los obreros barajan distintas alternativas de lucha en caso de que no se encuentre una salida que, justamente, los encuentre a todos adentro, con su puesto de trabajo garantizado.

El nuevo intento de diálgo se da tras la decisión del Ministerio de Trabajo de la Nación de prorrogar la conciliación obligatoria hasta el 26 de diciembre y con la tensión reavivada por la insistencia de la patronal en no incluir a todo el personal –unos 1200 trabajadores– en un sistema de rotación de disminuciones horarias que evite despidos.

Cortes de rutas y marchas en Rosario y Buenos Aires se cuentan entre las medidas que se discuten en la planta de Alvear por estas horas. Los integrantes de la comisión interna estuvieron hasta la madrugada de este viernes en Buenos Aires y se volvieron rápidamente para relatar a sus compañeros de la fábrica los pormenores de la situación. En Buenos Aires quedaron dirigentes de Smata Rosario para participar de la reunión con la empresa, que aparece como un último intento por destrabar el conflicto.

“La empresa sigue pretendiendo dejar afuera a compañeros y a eso no lo vamos a aceptar”, remarcó el delegado Fernando Villalba, que respondió al llamado de este diario digital en plena reunión de comisión interna.

“Hay unos 300 compañeros contratados que la empresa quiere elegir si se quedan o no. Entre ellos está el compañero al que quisieron echar antes de los despidos masivos, que es como un emblema para nosotros”, señaló Villalba el quid de la cuestión a esta altura de una negociación con muchos capítulos.

El trabajador al que hizo referencia el delegado había sido cesanteado repentina y sorpresivamente, incumpliendo un acuerdo entre patronal y gremio respecto del modo de incorporación de los contratados. Ante el hecho, los trabajadores paralizaron la fábrica. Cuatro días después llegaron los más de 400 despidos que potenciaron el conflicto que perdura hasta estos días, ahora bajo la órbita del Ministerio de Trabajo de la Nación, tras la negociación infructuosa en el ámbito laboral provincial.

Villaba dio cuenta de cierto malestar en las filas sindicales frente a la actuación de la cartera laboral nacional: “salen a decir que está todo solucionado y no es así, y permiten estas cosas de la empresa que ya suenan a capricho y a disputa de poder”, se evalúa en la fábrica.

En cuanto al centenar y medio de operarios efectivos que permanecen confinados en el Chevy Club –un espacio de esparcimiento dentro de la planta–, Villaba afirmó que “la continuidad de ellos no está en duda para nosotros. En esto lo que se viene acordando es que en marzo nos reunimos con la empresa para ponernos de acuerdo en cómo se pone en marcha el sistema de garantía horaria, con los compañeros del Chevy Club adentro”.

Así las cosas, en el Chevy Club y en el resto de la planta de General Motors la expectativa y el alerta crecen en paralelo. En el probable caso de que no se llegue a un acuerdo en la reunión de este viernes, el fin de año no va a venir sobre ruedas. Más bien sobre cubiertas ardiendo. Y no sólo en Alvear.

Villalba pidió expresamente que se difunda la solidaridad de los delegados y trabajadores de General Motors con sus pares de Paraná Metal, la autopartista de Villa Constitución al borde de la quiebra cuyos trabajadores se movilizaron este viernes. “Con esta situación no pudimos a marchar con ellos en Villa, pero las internas de las dos fábricas estamos en conctacto permanente y tienen nuestra total solidaridad”, remarcó.

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