.jpg "La tala de bosque nativo sigue activa.")
Graciela Cristina Gómez es abogada egresada de la UBA y escribana merced a su paso por la UNR. Acaba de denunciar que los desmontes ilegales en Santa Fe son pan de cada día.
Graciela Cristina Gómez vive en Romang, provincia de Santa Fe y entre sus múltiples ocupaciones se da un tiempo para militar contra los desmontes ilegales en el norte santafesino. Que los hay y nuevos, y muy descontrolados: desde el 8 de enero, por ejemplo, en la estancia “La Isabel”, cerca de El Rabón, en el departamento General Obligado, comenzó una tala selectiva de montes. Los ambientalistas alegan que las autoridades sólo cobran multas y expresan sus buenos deseos. Pero la tala no se detiene.
Hace unos días, Graciela escribió un artículo en el portal de noticias La Voz de San Carlos, en el que denunció, apelando a testimonios incontrastables de dos científicos que trabajan en el departamento General Obligado, que los desmontes clandestinos son pan cotidiano en el norte de Santa Fe. Aunque no se trata de un informe, contiene precisiones sobre la localización de algunas de las últimas grandes talas indiscriminadas y sus consecuencias.
Podría decirse que la precisión con que los científicos localizaron uno de esos desmontes haría palidecer de vergüenza a más de un periodista de entre aquellos que no tienen fama de exactos a la hora de informar. “Los ornitólogos de Rosario Martin Manassero y Horacio Luna, internados en el medio de la Estancia La Isabel (28º 10’ S; 59º 24’O), ubicada sobre la Ruta 30, a 5 kilómetros al oeste de la ruta nacional Nº 11 y a 6 kilómetros al noroeste de la localidad de El Rabón, en el departamento General Obligado, manifiestan que el 8 de enero comenzó una tala selectiva de los montes. Llegaron topadoras e inclusive un camión…” relata Graciela en su artículo con base en el testimonio de los científicos.
Uno de los ornitólogos llamó a un familiar pidiéndole que le avise a Graciela: “No poseemos vehículo, te mando las coordenadas del lugar, avisale a la doctora Gomez que haga la denuncia”. La preocupación del hombre de ciencias tiene espesor: “En esa estancia están los bosques con los últimos tucanes de la provincia de Santa Fe, y posee la mayor diversidad de aves de la provincia”, relata Graciela.
Manassero y Luna cuentan: “Al tucán grande, cuya distribución en Santa Fe se halla restringida a los últimos bosques con presencia de la Palma Pindó, afortunadamente es frecuente observarlo en la estancia La Isabel y en propiedades vecinas, ya que hacia el oeste es casi un recuerdo”.
También explican: “Como ornitólogos de campo, recorremos distintos sitios de la provincia de Santa Fe, estudiando las aves silvestres, pero destinando el mayor esfuerzo a la cuña boscosa, donde están las mayores extensiones de bosques remanentes de la provincia”. Y advierten: “Observamos ocho especies amenazadas a nivel mundial, razón por la cual se declaró a la cuña boscosa santafesina Área Importante para la Conservación de las Aves”.
Graciela Gómez ya ha presentado esto a sucesivas autoridades de medioambiente en los últimos años y hasta lo ha publicado en trabajos como “Los árboles ya no mueren de pie” y “Santa Fe, tierra de nadie en medioambiente”.
Petitorio epilogado por Chateaubriand
El 29 de septiembre de 2008, luego de una movida contra los desmontes ilegales, Graciela Gómez presentó un petitorio al Ministerio de Agua, Servicios Públicos y Medio Ambiente, que además fue entregado a la Cámara de Diputados de Santa Fe. Graciela recuerda la frase con que concluye el petitorio: “Los bosques preceden a los pueblos. Los desiertos los persiguen”, del escritor francés François René de Chateaubriand. “De nada sirvió”, concluye la abogada.
Para Graciela, “se repite hasta el cansancio que en el norte de Santa Fe se triplicó el desmonte en los últimos cinco años, pero ni la sequía, ni las pérdidas económicas, consecuencias irreparables de la crisis que golpea la zona, logran frenar el avance de la frontera agropecuaria, y las talas ilegales”. Y cuenta que en 2007 los ornitólogos que hoy denuncian el desmonte en la estancia “La Isabel” se reunieron con miembros de la entonces Secretaría de Medio Ambiente provincial, pero nada prosperó.
La abogada Gómez señala que “el cuestionado ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente, Antonio Ciancio, dijo que «a través de un proceso participativo estamos llevando adelante el ordenamiento que nos permitirá avanzar en la conservación de nuestros bosques», pero son palabras, sólo palabras”.
Y denuncia como “solución tardía”, que “más de una decena de establecimientos del norte santafesino serán sancionados por el gobierno provincial al incumplir diversas disposiciones de la Ley Nacional 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, conocida como Ley de Bosques”. Las multas, es cierto, no son pequeñas, y estarán por encima de los 500 mil pesos, pero en ningún caso repondrán los bosques talados, que principalmente pertenecían a los departamentos 9 de Julio, Las Colonias, San Javier, Vera y General Obligado.
Graciela recuerda que en un artículo titulado “Fuertes multas por la deforestación en el norte de Santa Fe”, publicado por el portal agroar.info, el actual secretario de Medio Ambiente de Santa Fe, César Mackler, sostuvo: “Fuera de Salta, somos la provincia que tiene más adelantada la tarea”. Y que el subsecretario de Recursos Naturales, Ricardo Biasatti, manifestó que en su dependencia “no necesitan vehículos y que tiene al personal necesario para acudir a los lugares donde haya denuncias de desmontes”. Declaraciones que la abogada de Romang relativizó: “Lo que no aclaró (Biassatti) es que para ello hay que esperar varios días, por lo que a su llegada ya no hay bosque, y la denuncia pasa a ser un chiste”.
Manassero y Luna, por su parte, llegaron a algunas conclusiones que precisan de un rol más activo por parte del Estado: “Creemos que la mejor estrategia de conservación es incentivar a los propietarios de los campos para que no deforesten, impidan la caza y realicen un uso sustentable de los recursos naturales. Tradicionalmente, la ganadería ha demostrado no afectar de manera crítica a la fauna silvestre en la zona. Por eso lo importante es proteger el ambiente, integrando a los habitantes del lugar. En este marco, el ecoturismo sería una actividad de bajo impacto que reportaría beneficios económicos adicionales”. Graciela revela que los científicos rosarinos “son socios de Aves Argentinas”, y asegura, con orgullo, que “recorren con entusiasmo una de las zonas de mayor biodiversidad de Santa Fe”.
La doctora Gómez, por último, previene sobre algunos colegas suyos, “algunos profesionales del derecho que nunca dan nombres, consideran que el gobierno santafesino «antes de aplicar multas debería presentar su Ordenamiento de Bosques Nativos y sacar la nueva legislación»(1)”. Aceptar eso, refuta la abogada, “es desconocer que existe una ley marco, y que les guste o no a esos abogados, con sus defectos y virtudes, es ley suprema de la Nación, y las autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella, no obstante cualquiera disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones provinciales”.
Finalmente, Graciela opinó: “Todo parece indicar que hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego, campo para soja y pájaros inútiles. Pero la naturaleza es sabia, y el hombre, por mucho que lo intente, no podrá nunca superarla. ¿Cuánto más debemos esperar ahora ante ésta nueva denuncia?”. La palabra la tienen las autoridades provinciales.
