El ex colaborador de Víctor Reviglio junto a De Angelli.
El ex colaborador de Víctor Reviglio junto a De Angelli.

El martes a las 14, en el Ministerio de Producción, Débora Giorgi tenderá la mesa del diálogo y recibirá a las patronales rurales que aceptaron el convite declarando un lock out que terminará minutos antes del encuentro. En medio, una feroz interna. Desconocer el desgaste que el conflicto con las entidades patronales del agro ha provocado en el gobierno central sería tan descabellado como suponer que el envalentonado tono del señor Eduardo Buzzi en Leones alcanzó para superar la interna que desató el foco de luz repentino que se posó sobre el capo de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti, al salir de una reunión secreta con el ministro Julio De Vido.

Precisamente esa noticia, divulgada por el mismo gobierno nacional, que se enteró de las intenciones de Biolcatti de abandonar las negociaciones luego de haber prometido acuerdos sobre varios tópicos, fue recibida por el segundo del comandante Buzzi al grito de “traición”. El pampeano Ulises Forte puede decir ahora que no quiso decir lo que dijo, pero lo dijo, y la reducción superficial del daño hacia el interior de la Mesa de Enlace le costó al mandamás de la SRA bajar el perfil y acatar nuevamente el estilo belicoso que imponen la FAA y Mario Llambías, de las poderosas Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Pero de cura total, nadita y nada, y bastó observar las caras con que los patrones afrontaron la conferencia de prensa en la que aceptaron el diálogo del gobierno rompiendo lanzas y llamando al lock out. Mucho ceño fruncido para quienes vuelven a proclamar la unidad.

Pero si algo faltaba para descartar teorías interesadas, ahí apareció el ex de la SRA, Luciano Miguens, del que nadie sospechará amistad con el kirchnerismo, diciendo que “las retenciones no deben ser ya el foco de la discusión”. No conforme con arrojar esa bomba en la madriguera patronal, calificó de “importantísimo” el “gesto político” del Gobierno de convocar al diálogo a la Mesa de Enlace de las entidades ruralistas. O sea, hay una interna en la Mesa de Enlace y hay otra en una de sus patas. Las termitas, se sabe, se alimentan de madera, y ya muchos comienzan a conocer de qué está hecho Biolcatti, gorila profesional pero poco avezado para jugar en las grandes ligas de la política.

El otro que no está para octavos de final es Buzzi. El hombre no puede convencer ya ni al establishment periodístico que le sirve de frontón. El hombre expone en cámara litros de bilis provocados por la falta de lubricación monetaria en su entidad al haberse declarado gratuita la distribución de la carta de porte, una especie de pasaporte que deben tener los transportistas agropecuarios al trasladar sus mercancías. Hasta que el gobierno decretó esa gratuidad, la FAA era la que cobraba suculentos morlacos por esa dura faena. Ahora la cartita la imprime por Internet cada usuario.

Buzzi desplegó en Leones un programa de gobierno. No le avisaron que para eso debe esperar a 2011. Pero además, ante los desaforados gritos de algunos productores cercanos al escenario, incluyó al interlocutor de Biolcatti, Julio De Vido, entre los personajes demonizables cercanos al gobierno o miembros del mismo. El jefe de la SRA miraba al cielo, que ya se iba despojando del alerta meteorológico que reinó desde bien temprano.

La ausencia de Desconocer el desgaste que el conflicto con las entidades patronales del agro ha provocado en el gobierno central sería tan descabellado como suponer que el envalentonado tono del señor Eduardo Buzzi en Leones alcanzó para superar la interna que desató el foco de luz repentino que se posó sobre el capo de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti, al salir de una reunión secreta con el ministro Julio De Vido., que fue el único patrón que reconoció conocer de antemano los contactos con el gobierno nacional, fue explicada por él mismo: el fallecimiento de un pariente le impedía rugir en Leones con los otros grandes felinos de mesa. Nadie de quienes conocen al “Melli” puede creer semejante excusa.

Pero la propia saga de encuentros entre Biolcatti y los funcionarios de Cristina Fernández aporta algunas pistas que explican una interna que Buzzi instó a superar a partir de “recuperar la confianza” hacia adentro de la mesa.

Biolcatti entró y salió de esas negociaciones que duraron un mes y medio portando diferentes máscaras venecianas.

La primera reunión se desarrolló el 5 de enero. Biolcatti y De Vido acordaron que el ingeniero Ernesto Ambrosetti, de la SRA, junto al secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, ingeniero Carlos Cheppi, elaboraran un resumen lo más completo posible respecto de los requerimientos del sector agropecuario, tal cual consta en el comunicado difundido por el gobierno.

Vale la pena volver sobre ese comunicado oficial, porque echa luz sobre la conducta del patrón rural: “Dicho informe fue entregado al ministro De Vido por el ingeniero Ambrosetti y el ingeniero Cheppi el pasado 15 de enero, finalizando la evaluación del mismo, el día 3 de febrero último. En esa fecha se produjo una nueva reunión entre el ministro De Vido y el doctor Biolcatti, a quien el ministro informó verbalmente la posición del Gobierno sobre el trabajo realizado por el ingeniero Ambrosetti. Allí se dialogó sobre los puntos del informe sobre los que se podía avanzar y sobre los cuales había diferencias. En la mayoría de las solicitudes se alcanzaron acuerdos”.

El sábado 7 de febrero, cuatro días después, Biolcati advirtió que era “imparable” el conflicto del campo con el Gobierno, tal cual lo consignó el diario Clarín en su versión digital a las 15:32 de ese día. “El presidente de la SRA advirtió que los productores quieren «salir a pelear» y encontrar cómo manifestarse. El jueves o viernes se reunirá la Mesa de Enlace, a la que la Federación Agraria llevará una propuesta de paro”, informó el matutino de Ernestina Herrera. ¿Qué pasó en sólo cuatro días para que lo acordado pasara a ser un conflicto “imparable”? Que Buzzi se enteró y le comunicó a su socio ruralista que si seguía negociando se partía la mesa. El ex funcionario de Víctor Reviglio contaba con la aquiescencia de Llambías, pero no con la de Coninagro, que veía en los encuentros una posible salida.

En efecto, el jueves 12 de febrero se reunieron los patrones pero, “tras una larga discusión, los ruralistas decidieron postergar el paro”, tal como tituló Clarín a las 20:45, cuando ya había pasado el discurso de Cristina y los señores de la mesa habían tomado debida nota de que el contraste entre el barro de Tartagal y las mieses de la pampa húmeda no los favorecía.

A esa reunión Buzzi llegó con la propuesta de llevar adelante un paro en la comercialización de granos de entre cinco y 10 días, bastante más ambicioso que las módicas 96 horas que logró meter como respuesta al llamado gubernamental al diálogo una semana después. La colega de Clarín Silvia Naishtat, luego de conocerse la postergación del lock out patronal tituló “La dura interna de la Mesa de Enlace” su intervención oral desde la redacción del matutino. El debate interno duró seis horas y del mismo Buzzi sacó algo de provecho: convocó a la concentración de productores en Leones, en el marco de la Fiesta Nacional del Trigo.

Para cualquiera que desconociera las negociaciones con De Vido podría haber resultado curioso que Biolcatti, luego de proclamar el “imparable” conflicto, haya opinado que “los ruralistas van a tener que «dosificar la calentura» para no terminar generando movimientos que los terminen perjudicando a ellos mismos”, según consta en medios porteños del domingo 8 de febrero. “Está en nosotros que (la protesta) sea de una manera civilizada, que perjudique lo menos posible a la población y no nos perjudique a nosotros mismos”, publicó Clarín aludiendo al jefe de la SRA. Otra careta veneciana.

En todo momento el gobierno nacional dejó en claro a Biolcatti que “la eliminación de las retenciones a la soja o su reducción no eran posibles porque ello afectaría la solidez fiscal del Estado e implicaría inequidades de tipo fiscal y social”. Miguens lo sabía, y por ello ahora sale a decir que “el campo” tiene que “dejar de discutir por las retenciones”,y que “en aquel período (por elconflicto de 2008) sólo pensábamos en oponernos al impuesto, no suponíamos que iban a bajar tanto los precios”, según difundió la agencia Télam citando al portal PoliticayMedios.com.

Ahora que la Mesa de Enlace entró de lleno a la campaña electoral –en Leones no hubo casi referencias a los problemas del sector agropecuario– la comedia de enredos de Biocatti toma otra dimensión, si se tiene en cuenta que el próximo martes habrá al menos dos de las patas de esa mesa que no tienen el menos interés en sostener un acuerdo, con el gobierno o con sus propios pares, que alcance a conciliar políticas públicas que beneficien “al campo” y, sobre todo, al resto de la sociedad.

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