"Puedo compartir el pronunciamiento de la Iglesia de que la pobreza es un escándalo. Y ciertamente, es un escándalo, porque América Latina es el continente más desigual, más que África, y a la vez, es el continente más católico. Entonces, la interpelación es al conjunto de la sociedad, porque esta pobreza no se generó por un gobierno, esto se generó a lo largo de una etapa de confusión y de aplicación de políticas erróneas en donde lo que no ha estado en la centralidad de la política es la persona”, dijo Juan Schmid, encargado de Formación y Capacitación de la CGT.

La Mesa Regional del Diálogo, un espacio reeditado el viernes pasado en Rosario del que participaron la Fisfe, la UIA, la CGT y la Iglesia, se puso en marcha con un tema de fondo: la pobreza. En este terreno, el encargado de Formación y Capacitación de la CGT, Juan Carlos Schmid, dio un pantallaza sobre los procesos neoliberales que condujeron en todo el mundo a multiplicar el hambre y que ahora se ven agravados por la actual crisis internacional, de la que la Argentina no está exenta. Sin embargo, el dirigente consideró que también esta crisis puede representar una excelente oportunidad para un reposicionamiento que permita al país dar un salto definitivo. Para ello, dijo reafirmando y valorando el diálogo social, “lo más importante es llegar a acuerdos mínimos”.

El referente de la CGT preparó su disertación con detalle: en una pantalla proyectó datos sobre el desmadre social a partir de las aplicaciones de las políticas neoliberales ortodoxas, no sólo en Argentina, sino en el resto de Latinoamérica y el mundo.
Y luego, centró su atención en lo que muchos todavía no quieren ver: el tremendo impacto de la crisis económica internacional, “la más importante después de la segunda posguerra”, y que tiene su efecto más devastador en los sectores más desprotegidos, con una multiplicación de millones de desempleados y pobres en el mundo.

Schmid, dirigente cercano a Hugo Moyano desde el histórico MTA (Movimiento de Trabajadores Argentinos) y, además, secretario general del sindicato de Dragado y Balizamiento, se quejó por el escaso debate político en cuanto a esta problemática, lo que se vio reflejado en las últimas elecciones.

“Argentina ha actuado en el último año como si la crisis estuviera detrás de una gran pared que hemos levantado en nuestras fronteras y que no nos va a llegar. Así partimos de la primera gran equivocación”, dijo el dirigente, quien marcó que el proceso de la crisis empezó hace 30 años y que el telón de fondo es el reparto desigual de la riqueza a escala planetaria.

“Las políticas de desregulación aparecieron a finales de los 80, y en los 90 tuvieron su máxima expresión”, recordó el sindicalista y destacó como puntales de ese proceso “la perdida de la centralidad del trabajo” y “la predominancia de lo financiero sobre lo productivo”.

Schmid tiró cifras: “Estados Unidos pierde 600 mil puestos de trabajo por mes, en la Unión Europea llega al 19 por ciento la desocupación en España, en Estados Unidos, principal potencia mundial, el 65 por ciento de la población no tiene cobertura de salud y tiene un déficit fiscal de 58 mil dólares por segundo. El crecimiento se prevé que para 2010 será cero en la Unión Europea, igual en Japón y del 1 por ciento en Estados Unidos. Está de más decir que en Europa del Este el panorama es mucho más complicado”. Así, Schmid se preguntó ¿quién pagara este desaguisado?, y advirtió que con este escenario “los argentinos tenemos que saber a dónde vamos”.

“Yo considero que hay un paraguas más grande que nos cobija a todos para discutir el acuerdo social en Argentina: la OIT, en la última conferencia en Ginebra, elaboró un documento en donde por primera vez en su historia estuvieron presentes tres presidentes, Cristina Fernández, (Nicolas) Sarkozy y (Luiz Inácio da Silva) Lula proponiendo un pacto global porque los indicadores son dramáticos, están hablando de 50 millones de desempleados. Y entre las medidas que aparecen está el apoyo a las Pymes, que son las que dan mayor cantidad de generación de empleo, y una intervención fuerte del Estado”, comentó.

“Esto –defendió– en Argentina ya está en marcha. Pueden decir que es insuficiente, pero el concepto de que el Estado intervenga para evitar la fogata social acá se está haciendo”.

“Cuando alguien pregunta «¿y qué esta haciendo el gobierno?»: está interviniendo para evitar la fogata social, y los industriales lo saben perfectamente, porque eso es el Repro. Lo que hay que formularse es cómo salimos rápido de esto, porque lo que quiere cualquier trabajador es producir y ganar, y tener la seguridad de que su fábrica, su industria, su lugar de trabajo, tiene sustentabilidad”, consideró Schmid.

“La inversión pública también está vinculada directamente al empleo. El gobierno ha hecho un anuncio en donde va poner algo así como 6 por ciento del producto bruto interno en un plan de obra pública para los dos o tres años que vienen. Y esto es un fuerte vinculación para el empleo directo”, enfatizó.

“Porque acá no se trata de que vamos a salir de la crisis verdugueando a la gente, promoviendo las peores formas de precarización, construyendo, en lugar de ciudadanos con conciencia de sus derechos, hombres que son nada más que apéndices de la unidad producción. No. Hay que aprovechar para que a la salida a esta crisis el hombre tenga los derechos sociales garantizados”, expresó el dirigente de la CGT.

El acuerdo se hace hoy “obligatorio”

“Aquí hay que decir algo: si no hubiera llamado al diálogo el gobierno, o el gobierno no hubiera perdido las elecciones, o si no hubiera pasado nada, nosotros estamos obligados igual a ir a un acuerdo”, sostuvo Schimd durante su ponencia. “Porque cada vez que este país crece y empieza a entrar en etapas de desarrollo se arma quilombo. Los invito a revisar la historia, porque estábamos creciendo y estábamos por entrar a la etapa del desarrollo y entonces, de vuelta, entramos en discusiones que si el campo, que si la industria, si el peronismo, si el radicalismo, si los rojos o si los blancos”, tiró con crudeza. “Necesitamos trazar una estrategia que nos permita tener un acuerdo mínimo en cuatro o cinco temas elementales para salir adelante”, sostuvo Schmid, y recordó: “Hubo dos veces en la historia que este tipo de acuerdos funcionó: el pacto de la productividad de los años 40 y el pacto económico y social en 1974. En las dos ocasiones el Producto Bruto Interno, la riqueza generada por los argentinos, estaba repartida un 50 y 50. En las dos oportunidades, el país tenía un desarrollo económico diversificado y, además, era puntal en la región. Si eso fue posible en aquellas dos ocasiones, ¿por qué nosotros no podemos creer que se pueda repetir?”, se esperanzó.

La exclusión como un problema moral

“¿Quién no va a compartir el diagnóstico de que en Argentina no puede haber gente con hambre? Quién lo va a discutir, estamos todos de acuerdo”, dijo Juan Schmid, pero añadió: “Ahora, no es nada más que un problema económico ni político; es social y también cultural”. En el medio del debate que tuvo un documento difundido por la Iglesia, el referente cegestista reflexionó: “Puedo compartir el pronunciamiento de la Iglesia de que la pobreza es un escándalo. Y ciertamente, es un escándalo, porque América Latina es el continente más desigual, más que África, y a la vez, es el continente más católico. Entonces, la interpelación es al conjunto de la sociedad, porque esta pobreza no se generó por un gobierno, esto se generó a lo largo de una etapa de confusión y de aplicación de políticas erróneas en donde lo que no ha estado en la centralidad de la política es la persona”. En otro tramo, el disertante destacó que “la pobreza está avanzando en el mundo entero, y que “si hay algo que está claro, es que la injusticia hoy reina a escala planetaria”. “Tampoco es nueva pero tiene características de barbarie social justamente en un momento en donde la ciencia y la tecnología han permitido alcanzar un desarrollo como nunca antes tuvo la humanidad”, analizó.

(Este nota salió publicada en la edición de este domimgo del diario El Ciudadano)

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