Representantes de diarios cooperativos insistieron en Rosario con su reclamo al Estado nacional de mayor intervención en Papel Prensa para poner fin a las prácticas monopólicas de esa empresa, controlada por el grupo Clarín, que junto con La Nación poseen la mayoría del paquete accionario.

A la vez, los referentes de los diarios cooperativos que participaron del cierre del año del ciclo Política en el Berlín ratificaron su rumbo de promoción de la asociación entre los propietarios de periódicos regionales del interior del país para abordar en conjunto el problema del acceso al papel y otros aspectos que hacen al desarrollo de sus actividades.

En este sentido, quedó claro que gozan de buena salud dos herramientas principales: la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (Adiccra) y Diarios y Periódicos Regionales de Argentina (Dypra), la cooperativa de servicios que agrupa a las publicaciones autogestionadas por los trabajadores con las pertenecientes a pequeñas y medianas empresas.

Números y datos esclarecedores fueron puestos sobre las mesas del Berlín, escenario del ciclo de charlas organizado por la cooperativa La Masa, que produce este diario digital.

Papel Prensa produce al año unas 170 mil toneladas de papel para diarios, de las cuales 100 mil consume Clarín y 40 mil La Nación. Sólo el resto llega a otros diarios que acceden al papel a través de un sistema de cupos o de intermediarios.

“Hay un déficit para abastecer a la demanda nacional de entre 70 y 80 mil toneladas de papel, que es el que se importa“, señaló Julio Delgado, presidente de Copegraf, la cooperativa que produce el diario El Independiente de la Rioja, gestionado por sus trabajadores desde el año 1971 salvo entre los años 1976 y 1980, cuando estuvo intervenido por la dictadura militar.

El papel importado, añadió Delgado, se paga entre 750 y 1000 dólares la tonelada, contra los 620 que cuesta el de Papel Prensa para aquellos que acceden a cupos, como por ejemplo el Independiente y Comercio y Justicia, otro de los diarios cooperativos que participó de la charla del último miércoles en Rosario a través de Feliciano Toledo, integrante del consejo directivo de la cooperativa que lo recuperó en el año 2001.

También se contó entre los expositores Raúl Olcelli, del Diario del Centro del País de Villa María, quien relató que allí acceden al producto de Papel Prensa a través de intermediarios, lo que provoca que paguen 790 dólares la tonelada.

Como la cantidad de lo producido por Papel Prensa que llega a los diarios cooperativos significa no más de la cuarta parte de lo que utilizan para la impresión de sus publicaciones, el resto es cubierto con el papel importado, que además de más caro –llega hasta los 1000 dólares– suele ser de inferior calidad.

Clarín y La Nación, en cambio, estarían pagando sólo 500 dólares la tonelada del papel que produce la empresa que controlan, aunque hay quienes sostienen que sólo abonan 390 dólares. La falta de precisiones al respecto obedece a la falta de información que debería brindar Papel Prensa, que prefiere ocultar varios aspectos de su actividad generando lógicas sospechas y, ahora, reclamos del gobierno que en Clarín y La Nación se difunden como si fueran ataques a la libertad de expresión.

Pero justamente que el gobierno accione para generar nuevas reglas del juego en el mercado del papel para diarios es lo que se reclama desde Adiccra y Dypra

La incidencia del papel en el costo total de producción de los diarios no es para nada menor. En el caso de El Independiente supera el 30 por ciento del total, superando el monto de los retiros de los asociados a la cooperativa.

Y el encarecimiento del insumo básico se multiplica en las publicaciones más pequeñas, como por ejemplo el diario cooperativo La Posta de Lincoln, que llegó a pagar 1300 dólares la tonelada comprando papel resma.

La Posta, Bases de Río Cuarto que produce el semanario el Megáfono, La Prensa con el Diario de la Región de Resistencia y La Masa y este diario digital conforman Adiccra junto con las cooperativas de La Rioja, Córdoba y Villa María.

Y desde Adiccra junto con otra organización cooperativa, la Red Gráfica, se participó activamente en la creación de Dypra, sumando primero a pymes propietarias de diarios bonaerenses a los que rápidamente se fueron –y se siguen– sumando publicaciones de varias provincias.

El amor por la actividad que realizan es lo que las une, pero también el espanto ante el monopolio de la empresa cuyo paquete accionario está mayoritariamente en manos de Clarín (el 37 por ciento de modo directo y el 12,5 a través de Cimeco) y La Nación (22 por ciento), mientras que un 27, 5 por ciento pertenece al Estado nacional y hay un 1 por ciento girando en el mercado.

Clarín, La Nación y en aquel momento La Razón fueron los diarios que accedieron a acciones de Papel Prensa en oscuras maniobras durante los más oscuros años de la dictadura. Y el manejo monopólico –se señaló en la charla en el Berlín– se mantuvo y consolidó con el devenir de los posteriores gobiernos democráticos incluidos los del kirchnerismo, que tras el conflicto con las patronales rurales comenzó a romper lanzas con el grupo con nombre de instrumento de viento chillón.

Las maniobras de “autoayuda” con Papel Prensa, se dijo también en la charla en Rosario, llegaron al punto de que esa empresa le compre a su controlante Clarín el papel de rezago al mismo precio que el ejemplar del gran diario argentino se paga en los quioscos. Así es que según las mediciones de circulación Clarín aparece como el único diario que siempre vende absolutamente todos los ejemplares que pone en la calle. Y eso que Papel Prensa produce con un alto porcentaje de pasta virgen y muy poco de pasta de rezago recuperado químicamente.

Los reclamos de Adiccra y Dypra de mayor intervención del Estado en el manejo de Papel Prensa se han planteado ante los más altos niveles de gobierno, y en este mes de diciembre Beatriz Paglieri, una de las directoras de la empresa en representación del Estado, aseguró a dirigentes de Dypra que la presidenta ordenó democratizar el acceso al insumo básico para los diarios.

El panorama, entonces, aparece muy distinto a aquellos tiempos de reinado impune del grupo mediático más voluminoso del país, incluidos los no tan lejanos de un mimoso con Clarín como Alberto Fernández al frente de la Jefatura de Gabinete. Bienvenida sea la disputa y que no se abandone, dicen en los diarios cooperativos.

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