El Señor I fue testigo. La madrugada del jueves en una estación de servicio de la zona sur, y este viernes en el peaje del puente Rosario-Victoria, militantes del Sindicato de Prensa Rosario abortaron el principal circuito de distribución del diario La Capital en Rosario y la región. En ambos casos, los activistas sindicales se plantaron frente a las camionetas de la empresa Tori, cuyos propietarios entendieron rápidamente el mensaje: el multimedios La Capital está de paro y mientras hay paro no hay tregua con los carneros directos e indirectos.
Hablando de carneros, en el sindicato hay bronca con periodistas que ocupan cargos jerárquicos en el diario Uno de Santa Fe, quienes redactaron y diagramaron las ediciones de emergencia, con pocas páginas y de pésima calidad, con las que el grupo empresario de Daniel Vila y José Luis Manzano quiere ocultar lo inocultable: el multimedios está de paro y el paro va a seguir hasta la reincorporación de los 26 despedidos en las radios LT3 y LT8.
Tanto el jueves como el viernes santos, los dueños de La Capital tuvieron que recurrir a vías alternativas y muy precarias de distribución del matutino, que desde la década del 70 no se veía tan afectado por un conflicto gremial. Con autos particulares y taxis, gerentes y alcahuetes del grupo Uno recorrieron la ciudad para regalar ejemplares del diario a quiosqueros y hasta a los pibes que limpian vidrios en Oroño y Pellegrini.
Pero el intento de que las ediciones carneras lleguen a los lectores tuvo magros resultados: los trabajadores plegados al paro evitaron la distribución habitual a los 55 quioscos más importantes de la ciudad y también recorrieron las paradas irregularmente abastecidas para invitar a los canillitas, que mayoritariamente aceptaron, a entregar los ejemplares que habían llegado a sus manos.
El despliegue gremial para boicotear la distribución es memorable. El Señor I fue testigo directo de cómo los trabajadores interceptaron las camionetas de Tori y, sin más violencia que la verbal, convencieron a los chóferes y sus patrones de la inconveniencia de cumplir su tarea habitual en un contexto como el actual: hay 26 trabajadores despedidos y más de 400 de paro para exigir sus reincorporaciones.
La inserción de la organización sindical de los trabajadores de prensa rosarinos se puso de manifiesto una vez más. Los militantes y delegados gremiales supieron, tanto el jueves como el viernes, las rutas elegidas por la empresa para entrar el diario a la ciudad y los puntos de encuentro pactados con Tori, la firma encargada de la distribución a partir de un convenio comercial con el multimedios, para bajar los ejemplares de un camión y acercarlos hasta los quioscos en rodados menores, que durante toda la noche tuvieron una “escolta” inesperada: la de autos particulares tripulados por los activistas del sindicato que no les perdieron pisada.
La madrugada de este viernes en el peaje del puente a Victoria tuvo un ingrediente ausente la noche anterior: la presencia de efectivos de la Policía santafesina y la Gendarmería Nacional, que siguieron de cerca, pero sin encontrar motivos para intervenir, las deliberaciones entre los trabajadores en paro y los choferes y patrones de la distribuidora.
La huelga de los trabajadores del multimedios La Capital también se escribe de noche. Y son noches que alumbran capítulos de una lucha histórica. El Señor I no iba a perdérselas.