Los Sex Pistols lo advirtieron.
Los Sex Pistols lo advirtieron.

“No hay futuro”, vociferaba un torvo Johnny Rotten durante la explosión punk en Inglaterra. Hoy, señores elegantes, calmos y conservadores hacen realidad ese diagnóstico. El ajuste sumará medio millón de desocupados, llevando la cifra a tres millones. El IVA sube del 17,5 al 20%. Se congelan sueldos. Se reduce la ayuda a gente sin vivienda y discapacitados. “Que te orinen y destruyan”, dice la letra de Anarquía en el Reino Unido. Y cada vez más ciudadanos británicos se sienten orinados, destruidos y sin futuro en medio del embate del capitalismo financiero.

“Dios salve a la reina, al régimen fascista, que hizo de vos un idiota, un potencial hombre bomba”, gritaban los punks lamiendo hojitas de afeitar, con alfileres de gancho orlándoles el escroto. “No hay ningún futuro en el sueño de Inglaterra”, vomitaban, nadando en la negra pez de su rancio rechazo al sistema.

Tres décadas después, luego del férreo huracán Margaret, en tiempos de capitalismo globalizado y financiero, Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial, se dedica hoy a fabricar desocupados.

Desocupación. Recortes. Recesión. Al igual que en los países de la Eurozona. ¿Pero acaso el Reino Unido no permanece, con desdeñoso orgullo, fuera de esta apestada región euro, formada a partir de una moneda fuerte, hoy traumada? ¿No se mantiene el Reino Unido parapetado tras la estólida efigie de esa reina God save the Queen que se reproduce en la libra esterlina?

Pero aún así, los recortes al gasto público en Inglaterra son feroces y afectan a los más pobres. A la hora de elegir a quiénes orinar y destruir, los gobiernos conservadores no dudan hacia dónde apuntar.

En América latina hay mucha experiencia histórica al respecto, y en varios países de la región se han abandonado ya esas calamidades. En Europa, en cambio, continúan con las viejas recetas. “Una mala idea”, sentenció el Premio Nobel de Economía estadounidense Joseph Stiglitz en consonancia con la posición de Barack Qué Culo Patear Obama, partidario también del uso de ingentes cantidades de vaselina a la hora de ajustar pobres en favor de los ricos.

La consigna en Inglaterra es reducir el déficit fiscal del 11 %. Los más afectados serán los trabajadores, los jubilados, y en general los más débiles de la sociedad, es decir, los que más necesitan de ese estado benefactor que alguna vez existió en aquel país. Por estos días, después del largo y complejo proceso de destrucción de esa noción de estado, el gobierno conservador de David Cameron (“gatopardismo tory” lo calificó Renaud Lambert en Le Monde Diplomatique) es el encargado de utilizar las tijeras sin piedad.

“Tax and axe”, tituló un periódico británico utilizando la sonora rima que producen estas dos palabras en la lengua de Shakespeare. “Impuesto y hacha”, significa.

En su primer discurso como Primer Ministro, Cameron explicó su concepto de “big society”: la responsabilidad individual como remedio a los problemas sociales. Sin eufemismos: un estado inexistente que transfiere su responsabilidad a los privados. Una suerte de sálvese quién pueda, ley de la selva, o anarquía en el Reino Unido.

(Fuentes: Le Monde Diplomatique, The Guardian)

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