Este martes declararon cinco ex presos políticos del Servicio de Informaciones, que fueron secuestrados y llevados ahí, por la patota de Agustín Feced al igual que otros 2000 detenidos-desparecidos de la dictadura. Carlos Arroyo, Stella Hernández, Marían Inés Luchetti de Bettanin, Élida Deheza y Víctor Salami repasaron los tremendos hechos que vivieron ellos y sus compañeros de cautiverio en aquel centro de tortura y muerte. “He visto violación de compañeras, compañeros con partes del cuerpo quemadas, destruidos. El mayor deseo era una muerte rápida”, declaró Salami. “Todos estos años me he dedicado a buscar a los que no están. Los imputados tienen la misma memoria que nosotros. Digan a dónde están los compañeros, donde están Alicia (Tierra) y Alberto (Tion)”, reclamó Deheza.

El primero en dar testimonio este martes fue Salami, el “Negro”. Uno de los pasajes más conmovedores de lo que relató Salami, tuvo lugar cuando pidió permiso a los jueces para recordar un episodio terrible:

“Quiero recordar a dos compañeros que fueron fusilados. Un compañero que quise mucho, asesinado por esta misma gente en Rosario en el ’77. Estos compañeros eran ciegos, es la muestra más clara de porque torturaban. Que resistencia puede tener Emilio Vega, que dejaron agonizando 15 días, o María Esther, para que la fusilen y la tiren en una fosa”, expresó Salami.

Más adelante en su testimonio, también hizo un alto para referirse a “los colaboradores”. Salami aclaró que no vio “torturar a Chomicky”, pero señaló que “si el quisiera podría aportar muchísima información a estas causas, nada más que por la justicia y por la verdad”.

Otro de los testimonios estremecedores que se escucho esa jornada fue el Élida “la Negra” Deheza. La testigo, que en la actualidad reside en Tierra del Fuego donde es diputada provincial, fue muy puntillosa en los datos sobre su secuestro.

La sobreviviente dejó en claro el rol del ejército en el funcionamiento del SI. “Todas las autorizaciones, los traslados, los trámites, las visitas debían pasar por la autorización del Comando del Segundo Cuerpo de ejército”, afirmó.

Deheza se detuvo especialmente para remarcar la brutalidad de los torturadores, entre los que identificó a Lofiego y Marcotte. “La crueldad no tenía límites”, recordó la testigo.

“Todos estos años me he dedicado a buscar a los que no están. Los imputados tienen la misma memoria que nosotros. Digan a dónde están los compañeros, donde están Alicia (Tierra) y Alberto (Tion)”, reclamó la sobreviviente y agregó: “El silencio también tiene que tener una condena”.

Por último declaró Carlos “Pucho” Arroyo. El testigo, que narró como todos los testigos el increíble calvario al que fue sometido en el SI, ratificó los dichos de la que en ese momento era su novia, Stella Hernández (ver nota aparte).


 

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