Todo el día bajo el sol de enero, parapetado en una curva esperando el momento. Entonces avanza un indescifrable bólido, un amasijo de brillantes hojalata sin fronteras y humeando con perfume a combustible, un revoltijo de corredores y estruendo de motores.Y ya pasaron, un cacho de tierra quedó aflojada y en el aire buscando su lugar, mientras hectáreas ya son terrones aplastada por toneladas de hierros que las sellaron con el aceite derramado. Esa es la sponsoreada magia del impactante Rally que impacta contra la naturaleza en una muestra del poderío de la industria automotriz, el negocio de la tele y anunciantes varios.

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“En campos de la zona, donde hubo sequía de tres años, una pisada de 60 centímetros de ancho y 5 de profundidad, tardará entre 15 ó 20 años, en reponerse”, decía Susana Lara, de la Consejo Asesor Indígena (CAI), tras recorrer la zona de la línea sur rionegrina por donde transitó el rally 2010. Pero, las protestas y críticas en territorios patagónicos y Mendoza influyeron que el recorrido cambiara y se extendiera al norte.

Lo demás es cotillón, pasadas las fiestas de fin de año, y hasta que venga carnaval, parece que el rally vino a llenar un vacío informativo. Cifras de autos, motos, camiones, pilotos y espejitos de colores retrovisores tapan la otra información sobre el negocio de un show en el que el gentío sólo puede ser espectadores o consumidor.

Voces santafesinas

“Exigimos públicamente una evaluación del impacto ambiental que provoca el rally porque nunca se publicó un informe previo o posterior a estas carreras. Puede ser que nunca los hayan realizado”, dijo Luis Carreras, vicepresidente del Centro de Protección a la Naturaleza – (CeProNat), de la capital santafesina.
“El llamamiento lo hicimos en todo el país porque pasará sobre zonas frágiles, donde tras los anteriores rally nunca hubo una remediación de los daños ocasionados, a pesar que los organizadores se dicen líderes del ambientalismo. Quizás Santa Fe sea una de las menos afectadas al ser recorrida en la región del mar de la soja, en el sur provincial”, explica el ambientalista que desde hace 30 años trabaja en la entidad que “lucha por una mejor conservación del ambiente”.
“Además, no dicen por donde correrán y hay regiones que nunca fueron transitadas y que albergan reservas naturales o yacimientos arqueológicos”, indicó Carreras a Redacción Rosario.
También explicó que el pedido surgió luego que “el Defensor del Pueblo de la Nación advirtiera que los estudios de impacto ambiental de las ediciones anteriores de la competencia, no fueron realizados con el rigor que requiere la normativa vigente y que muchos, además de afectar regiones, no fueron correctamente remediados”.
En ese sentido, el organismo nacional había señalado: “La falta de rigor conlleva una ausencia de evaluación adecuada, pone en riesgo las nacientes cordilleranas de diversas cuencas hídricas del país (superficiales o subterráneas), los ecosistemas de zonas áridas de alta fragilidad, los glaciares, la sanidad animal y vegetal del país, así como los compromisos internacionales asumidos en la lucha por la preservación de la biodiversidad y contra la desertificación del suelo, por citar y enumerar alguno de ellos”.
También se resaltó que los Estados de “Argentina y Chile-, así como los representantes de los gobiernos provinciales, son responsables de brindar seguridad al público, preservar el ambiente cumpliendo mandatos constitucionales y acuerdos internacionales, y señalar y verificar las medidas de remediación concretas luego del paso de los vehículos de características especiales que forman parte del rally”.
Carreras resaltó que en otras ediciones del Rally, los problemas se relacionaron con “el manejo de residuos peligrosos y la falta de reparación de caminos, llegando incluso a multarse a la empresa organizadora por tal proceder”.
Agregó que el informe de la Defensoría se basó en documentación de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación, de organismos provinciales, la Secretaría de Turismo y del Consejo Federal del Medio Ambiente.
Por otro lado, dijo que la responsabilidad no es sólo de los gobiernos sino “también de los patrocinadores, proveedores, auspiciantes, difusores, medios colaboradores, federaciones deportivas y asociaciones. La mayoría de estas empresas tienen programas de Responsabilidad Social Empresarial donde se comprometen ante sus accionistas y el público a cumplir, entre otros parámetros, con normativas que no supongan impactos ambientales de sus productos o de sus acciones”.
“Es el medio ambiente, estúpidos”, advirtió el chaqueño escritor Mempo Giardinelli en una nota publicada en Página 12. Mientras algunos aquí están chochos con ser “elegidos” para vivir la carrera, recuerda que “fue prácticamente expulsada de Europa y de Africa, y que Francia exigió incluso que se le quitara el nombre de su capital. Salvo aquí, el mundo entero sabe del desprestigio de un “espectáculo, que no es más que la aventura de unos pocos privilegiados, que ha producido ya más de 50 muertes y que por doquier deja desastrosas consecuencias ambientales”.
Tras no poder recorrer Europa y EE.UU, por las críticas de ecologistas, como sucede a menudo, miraron al sur, donde el Giardinelli resalta: “aquí hay rentabilidad, cero rigor ambiental y funcionarios con reputación de coimeros. Y encima, el cholulismo del poder y de los medios les facilita conseguir subsidios estatales, de manera que buena parte del enorme costo lo terminan pagando los contribuyentes depredados”.

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