

El procurador general de la Nación, Esteban Righi, presentó su dimisión al cargo a través de una carta enviada a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que se publicó en el sitio del ministerio Público Fiscal. En el texto, el ex funcionario sostuvo que renuncia a sus fueros porque no tiene nada que ocultar.
En la misiva Righi consideró «un deber no polemizar con relación a hechos de dominio público, toda vez que su única consecuencia sería afectar las instituciones republicanas y causar daño a las políticas públicas desarrolladas desde el año 2003 en adelante».
A la vez sostuvo que «aunque la posición que ostento me confiere estabilidad y fueros sólo removibles por juicio político, no dudo en renunciar a ambos pues nada tengo que ocultar».
«Animado por estas razones, y considerando que es la conducta que mejor favorece el éxito de su gestión -lo que francamente deseo- es que le hago llegar por medio de la presente mi renuncia al cargo de Procurador General de la Nación», expresó Righi en la carta enviada a la presidenta.
La renuncia fue consecuencia de la denuncia que hiciera el vicepresidente Amado Boudou ante la Justicia, en la que sostiene que el estudio jurídico de la esposa de Righi, le había ofrecido hacer lobby en Tribunales.
En su descargo formal ante la Justica del día lunes, Boudou había indicado que el estudio García, Labat, Musso y Righi -que integra la esposa del procurador- le había ofrecido en repetidas ocasiones durante 2008, 2009 y 2010, aceitar sus vínculos con la Justicia Federal de Comodoro Py, anticipándole que iba a tener problemas. De este modo, el vicepresidente logró vincular, mirando retrospectivamente, tales hechos con la actual causa judicial que pretende involucrarlo en el affaire Ciccone.
Por otro lado, Boudou también denunció que el titular de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, se le había presentado en 2011 y propuesto favorecer a la empresa Boldt a cambio de un incentivo económico en el afán de que la empresa –megaimprenta y referente de buena parte del juego en la provincia de Buenos Aires- retuviera el control de la quebrada Ciccone Calcográfica. Más precisamente, Gabbi le había advertido que Antonio Tabanelli, el dueño de Boldt quería “destruirlo” y que, por lo tanto, para evitar esa ofensiva le ofrecía un arreglo económico. Tabanelli quería quedarse con Ciccone.
La causa iniciada por la denuncia de Boudou, en manos del juez federal Ariel Lijo y el fiscal Jorge Di Lello, apuntaría a un tráfico de influencias en el caso del estudio de abogados y a una tentativa de cohecho en el caso del titular de la Bolsa.