Este jueves a las 18 se emitirá el veredicto contra el ex dictador Jorge Rafael Videla y otros diez represores más en el marco de la causa que investigó la apropiación de hijos de desaparecidos durante la última dictadura militar.
En sus últimas palabras ante el Tribunal Oral Federal 6, el pasado 26 de junio, Videla admitió que “sí existieron acciones autónomas” de robo de bebés, pero descartó de cuajo que se tratara de “un plan sistemático”. “Tuvo lugar la sustracción de menores, pero eso no respondió a una orden dada por los mandos superiores”, había indicado en su momento el represor.
Pese a lo que este oscuro sujeto sostuvo ante el TOF 6, los querellantes esperan que se defina la condena por “plan sistemático”. Justamente, uno de los ejes de la sentencia será la definición de la apropiación de los niños como robo organizado desde la cúpula del poder militar, con lo cual este Tribunal podrá modificar el fallo de la Cámara Federal en el Juicio a los Comandantes de 1984 que, aduciendo no poseer pruebas, consideró imposible determinar que en nuestro país se hubiera llevado a cabo una práctica planificada para apoderarse de los hijos de las mujeres (ilegalmente) detenidas.
En aquel entonces, Videla fue absuelto por cinco de los seis casos de niños apropiados que llegaron a juicio y la Cámara. Este jueves, el genocida y su banda –los otros diez represores procesados: Reynaldo Bignone, Rubén Omar Franco, Santiago Omar Riveros, Jorge Tigre Acosta, Antonio Vañek, Jorge Magnacco, Juan Antonio Azic, Eduardo Ruffo, Víctor Gallo y Susana Colombo- deberán escuchar, de labios de los jueces Julio Luis Penala, Domingo Altieri y María del Carmen Roqueta, la sentencia que definirá (o truncará) su suerte. Son 35 los casos que se les imputan de niños, que habiendo sido destetados de sus familias, recuperaron su identidad.
En verdad, de las 35 apropiaciones –algunos nacidos en cautiverio, otros secuestrados junto con sus padres y dados en adopción-, 26 recuperaron su identidad y 20 declararon durante el juicio.
Este miércoles Abuelas de Plaza de Mayo lanzó un comunicado especificando quienes “continúan viviendo con una identidad falsa”; ellos son: Guido Carlotto, Ana Libertad Baratti De la Cuadra, Clara Anahí Mariani Teruggi; el/la hijo/a de Gabriela Carriquiriborde y Jorge Repetur; Martín Ogando Montesano; Victoria Petrakos Castellini; la hija de María Moyano y Carlos Poblete y la hija de Ana Rubén y Hugo Castro.
Los pedidos de penas para los culpables van de 50 – para los jefes – a 15 años, en el caso de Colombo.
Los alegatos
Pese al descargo de Videla donde niega la sistematicidad del robo de bebés, las querellas y fiscalía de Martín Niklison solicitaron para el dictador 50 años de prisión. Explicaron que más allá del alcance nacional de esta nefasta práctica – que Videla también desmintió y circunscribió sólo dentro de la provincia de Buenos Aires-, el robo de niños tuvo que ver con cómo se organizó la estructura militar para mantener con vida a las mujeres embarazadas hasta que dieran a luz y distribuir luego a sus hijos.
Para Niklison ello “fue una respuesta tomada y perfectamente organizada frente a la situación”.
“Se encontraron con mujeres embarazadas, a muchas las mataron y a otras no; la mayor parte de los niños ya nacidos los devolvieron, pero montaron maternidades que son claves para entender esto. La de Campo de Mayo funcionó cuatro años; algunas llegaban desde otros centros clandestinos y muestra a tres generales de acuerdo y los tres tenían un jefe en común: Videla. No se puede pensar que tres generales se confabularon. Lo mismo sucedió en el Pozo de Banfield y ni hablemos de la Escuela de Mecánica de la Armada, adonde llevaban gente de todo el país”, se explayó.
“Si no se quiere usar la palabra plan, la idea es la de organización de los altos mandos –continuó el fiscal- del Ejército, de la Marina, aunque a la ESMA llegaban además los prisioneros del Ejército”.
“Pensar que esto fue una cosa de los mandos de abajo, es ridículo”, fustigó y concluyó: “Incluso lo dijo Acosta cuando declaró: él era el dueño y señor de la ESMA, pero estaba subordinado a los altos mandos y tiró la pelota para arriba.”
Fuente: Página 12.
