Foto: Análisis Digital.

La ciudad de Paraná se encuentra convulsionada por una serie de denuncias de abuso sexual que involucran a la cúpula de la Iglesia entrerriana. La noticia explotó tras la publicación de una investigación de la revista Análisis.

La información fue revelada por el quincenario Análisis en una nota publicada el jueves 13 de setiembre, en la que dio cuenta de diferentes casos de pedofilia protagonizados por un sacerdote y ejercidos contra niños seminaristas.

El 13 de septiembre la revista dirigida por el periodista Daniel Enz generó una respsuesta del Arzobispado de Paraná que reconoció los hechos de corrupción de menores denunciados por el medio entrerriano, que generó como respuesta un comunicado oficial donde se reconoce lo denunciado.

En el parte de prensa de la Arquidiócesis de Paraná, no se consigna por qué no se denunció el caso en tiempo y forma ante la Justicia entrerriana y se indicó que Ilarraz “se encuentra apartado “del ejercicio de su ministerio hasta que la Santa Sede resuelva su situación”. En la edición gráfica de Análisis y de su sitio web se pueden observar imágenes recientes del cura pedófilo, oficiando misa en la Parroquia de Monteros, Tucumán.
De acuerdo a la observación realizada por el mismo medio de comuicación, en el comunicado de la Iglesia, no existe explicación alguna sobre por qué se esperaron 20 años para emitir un parte oficial al respecto, ni por qué tuvieron que pasar tres arzobispos (Estanislao Karlic, Mario Maulión y Juan Puíggari) y dos Papas (Juan Pablo II y Benedicto XVI) para reconocer lo «doloroso» del tema.

En la justicia terrena

El abogado Jorge Muñoz, apoderado legal del sacerdote Justo José Ilarraz, acusado de abusar sexualmente de al menos 50 jóvenes que asistían al Seminario Menor en Paraná, indicó que el cura “se encuentra en la provincia de Tucumán, pero como tuvo un fuerte impacto todo esto en su persona, prefirió abstraerse y hablar a través de su representante”. El letrado presentó este lunes un recurso de hábeas corpus preventivo, con “el fin de resguardar la persona del sacerdote, evitando la situación de condición de peligrosidad procesal”. Por otra parte, remarcó estar convencido de que “las denuncias devendrán en nulas”. El letrado dijo que “la situación de prófugo que se dice de Ilarraz es injusta, porque eso lo determina el órgano judicial y él se encuentra a disposición de la justicia. Además, no existe una situación formal en la que lo hayan requerido, pero si sucede se van a hacer las defensas de rigor”.

En declaraciones al programa A quien corresponda (Radio De la Plaza), aseguró que “No existe una circunstancia en que las personas ofendidas por el supuesto delito hayan hecho la denuncia. Por eso yo creo que las acusaciones devendrán en nulas. Sin embargo, se está analizando la posibilidad de hacer una actuación espontánea”.

El abogado remarcó que “al no estar hechas las denuncias de las supuestas víctimas, esto es algo totalmente abstracto y nulo”. En este punto colisionó con la idea del procurador general de Entre Ríos, Jorge Amílcar García, quien dijo que independientemente de la actitud que adopten las víctimas, la Justicia tiene la obligación de actuar por tratarse de una denuncia gravísima de corrupción de menores, y en ese sentido dijo que se buscará abrir la causa judicial.

Cuando se le consultó al abogado del sacerdote si complica la estrategia de la defensa el hecho de que las autoridades eclesiástica admitieron que hubo al menos tres casos de abuso, el abogado Muñoz sostuvo: “Lo que haga la institución me resulta ajeno, por ahora no podemos evaluar nada. Pero estamos analizando con estudios de colegas en la provincia de Entre Ríos para hacer una defensa en conjunto”.

Durante años, el caso denunciado por Análisis se mantuvo oculto. Según publicó la revista entrerriana, Ilarraz llegó a Tucumán en 1995 y ejerció el sacerdocio durante los últimos siete años, en la Iglesia del barrio Ñuñorco, en Monteros. Pero la confianza de los fieles de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús se hizo añicos la semana pasada, cuando se conoció que el cura fue denunciado ante las autoridades eclesiásticas de abusar de 50 niños de entre 12 y 14 años, que estudiaban en el Seminario de Paraná entre 1984 y 1992.

Ilarraz había sido denunciado a principios de los años noventa y el entonces arzobispo de Paraná (actualmente cardenal) Estanislao Karlic; y el actual arzobispo, Alberto Puíggari, recibieron las denuncias, pero no las trasladaron a la Justicia civil, sino que –luego de un Juicio Diocesano– Ilarraz viajó al Vaticano.

Los abusos denunciados hablan de al menos 50 víctimas, aunque se sospecha que podrían ser cerca de 80. En el Seminario de Paraná ingresaban niños que provenían, en su mayoría, de familias campesinas. Ilarraz era el encargado de recibirlos. Según Análisis, esta posición habría sido aprovechada por el sacerdote para abusar de los menores con la excusa de “contenerlos”. La investigación periodística, indicó que a cambio de su silencio, les ofrecía privilegios, como golosinas y viajes al exterior, de acuerdo con lo que relataron las víctimas.

Siempre según lo denunciado por la publicación, en 1993 se inició un Juicio Diocesano, donde declararon decenas de jóvenes que denunciaron abusos. Karlic y Puíggari, que en ese entonces era prefecto del Seminario Mayor, siguieron el caso. Ilarraz fue enviado al Vaticano por un año, donde escribió un trabajo sobre el futuro de los niños (“Los niños: nuevos misioneros para nuevos tiempos”), y terminó su Licenciatura en Misionología. Volvió al país en 1994, estuvo un año en Córdoba y luego fue destinado a Tucumán.

Justo Ilarraz tenía 32 años cuando se hizo cargo del Seminario Menor. La primera denuncia la realizó en 1992 un joven que se resistió al abuso. Los prelados Silvio Fariña y Alfonso Frank recibieron los numerosos testimonios de los abusos y cada uno de los jóvenes denunciantes firmó una declaración.

El comunicado del arzobispo de Paraná, firmado por monseñor Juan Alberto Puiggari:

«Frente a publicaciones emitidas el Arzobispado de Paraná efectúa el presente comunicado:

1.- Las últimas noticias periodísticas reavivan nuestra profunda vergüenza e inmenso dolor por faltas gravísimas cometidas por uno de quienes deben servir a la vida moral del pueblo, con su ejemplo y enseñanza. Esto nos interpela para que nuestro compromiso con la Verdad y el Bien sea cada vez mas autentico y eficaz.

2.- Que la publicación en un semanario el día 13 del corriente contiene, junto a afirmaciones ciertas, inexactitudes y falsedades

3.- Que cuando por primera vez se conocieron los hechos se realizaron todas las medidas tendientes al esclarecimiento de la verdad, siempre preservando el derecho a la intimidad y el debido proceso, y conforme a nuestro conocimiento sobre la legislación entonces vigente.

4.- Que asimismo y siguiendo las directivas emanadas desde la Santa Sede, en especial de su santidad Benedicto XVI, se solicito desde hace tiempo el levantamiento de la prescripción a fin de la aplicación de las sanciones correspondientes.

5.- Que el sacerdote acusado actualmente y debido a las gestiones realizadas por el Arzobispo de Paraná y por el Obispo de la diócesis de Concepción de Tucumán se encuentra apartado del ejercicio de su ministerio hasta que la Santa Sede resuelva su situación.

6.- La Iglesia que quiere siempre proceder según el evangelio y la justicia, pide al Señor plena fidelidad a su voluntad.

Paraná, 13 de septiembre de 2012

Fuente: Análisis Digital

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