gonzo rosario

Desde agosto está circulando en algunos bares y librerías el primer número de la Rosario Gonzo, la revista que contiene “crónicas border de la ciudad bizarra”. Detrás hay un grupo de jóvenes  que prefieren correrse del quehacer estrictamente periodístico y advierten que cualquier semejanza con la realidad es pura literatura. Este miércoles 24 de octubre la presentan al público “por última vez” en la Subsede (San Lorenzo y Entre Ríos), a las 20.30.

La “gonzo crew” está integrada por Cristian Oliva, que “extraña horrores a Cablín y el odolito sabor frutilla”; Damián Pettinari, quien “no cree en dios pero si en el café instantáneo”, Eloy Gauna, “el pibe del Apocalipsis”, y Alvaro Marrocco, un “Neo Hipster de gafas Cook con una remera de Menen 1999”, o al menos así se presentan los jóvenes periodistas en el sitio web de la revista.

La marca de la revista es cuanto menos pretenciosa, genera entusiasmo pero también cierta desconfianza. ¿Quiénes son estos pibes que se arrogan ser los sucesores de Hunter S. Thompson? A todo esto, ¿quién es Hunter Thompson? El periodista y escritor norteamericano que a los 70 pico de años  se acertó el tiro del final, luego de haber popularizado en los ’70 desde la Rolling Stone el gonzo journalism, subgénero del “nuevo periodismo”, y que fue su propio personaje a pura mescalina en Miedo y asco en Las Vegas, una crónica deportiva que terminó convertida en una película de Terry Gilliam con un Johnny Depp lleno de tics.

¿Hacía falta irse tan lejos, habiendo tenido a un Roberto Arlt arremangándose la camisa en la redacción de El Mundo, o a Osvaldo Soriano en La llamada internacional, su contratapa de Página/12, o existiendo entre nosotros una aguafuertista como María Moreno o un incorruptible y corrosivo Enrique Symms?

Sin embargo, a pesar de Thompson, Rosario siempre estuvo cerca. El primer número que salió hace un par de meses está dedicado a «lugares» de la ciudad, “lugares emblemáticos y bizarros, lugares border que permanecen mucho tiempo sin que se sepa cómo o que desaparecen de un día para el otro”, explicó Marroco a Redacción Rosario.

“Hay una cuestión medio nostálgica, de cómo el tiempo se va devorando algunos lugares, por ejemplo en la crónica de fichines, volvemos a las salas de video juegos y contamos en qué se convirtió Bowling 10. Somos pibes de 30 años de la generación de Arcade”, añadió.

“La Rosario de los 90 trajo consigo, más allá del auge de video clubes y parripollos el boom de Salas recreativas, un boom tan increíble como aquél que instauraba que a los rosarinos les interesaba el Paddle”, se lee en un pasaje de la crónica de Oliva.

El miedo no es gonzo

Ahora, el pueblo quiere saber ¿qué es el gonzo? Menos conocido por el término que lo designa que por su práctica, es la entrada triunfal del periodista en la escena de los hechos, ya no como narrador-observador omnisciente sino como un actor más, incluso hasta protagónico.

Si lo que prevalece en el quehacer periodístico y justifica el vínculo con los lectores es la marca personal y la mirada propia, el periodismo gonzo opera como hipérbole de esta lógica esencial que muchos, aunque lo desconocen y hasta critican, abonan eligiendo día a día a tal o cual medio, de acuerdo a la visión del mundo que comparten y construyen.

Según Marroco, la gonzo crew llegó a Thompson a través del argentino Emilio Fernández Cicco, autor de “Yo fui un porno star”, y de muchas crónicas que se publicaban en la revista Noticias. Entre las que Marrocco resaltó como más relevantes están la crónica de la campaña electoral de Duhalde y Palito Ortega en el 99 y aquella en la que reveló lo que había en el botiquín del baño de Alejandro Dolina.

“Y aunque el mismo Cicco -dice Marrocco- sostiene que el Gonzo murió con el mismo Hunter Thompson, las crónicas que escribía para la revista Noticias tienen la marca de Thompson, nada más que él denominó su estilo como border, y nosotros tomamos a los dos”.

Si bien, aclara Marroco “hace 40 años que no hay nuevo periodismo, nuestra propuesta es más acotada que el gonzo que requiere un trabajo sostenido, de campo, como viajar durante un año con los Hell’s Angels. nosotros no tenemos el tiempo suficiente, por eso decimos que es más border, porque nuestro trabajo de cartografía no es más que un día, una situación, un lugar”.

Tal vez no hacen periodismo gonzo, pero si lo toman como influencia y lo adaptan a sus necesidades y sobre todo a sus posibilidades. Identificarse como gonzo les permite situarse en un lugar diferenciado de la crónica tradicional y les habilita el devaneo de intentar hacer literatura desde el periodismo.

“La idea es meter cuchillos, no queremos ser conciliadores, porque creemos que el periodista no tiene por qué ser amigable u obsecuente con el entrevistado o con aquello de lo que se esté hablando. El periodista tiene que molestar y develar el lado oscuro de un personaje o de un lugar, ¿por qué ocultar la miserabilidad del otro? el border tiene eso, y si no está eso que vamos a buscar lo inventamos”, confiesa Marroco y se justifica: “La gente no puede leer esto y creérselo, acá el humor es fundamental, no tomarse las cosas tal como son”.

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Un comentario

  1. flor

    26/10/2012 en 9:45

    cicco es genial! yo me compre el librito en oferta por 10 pesos me lleve a casa un montón de crónicas bizarras.
    habrá que leer a estos pibes!

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