Foto: Manuel Costa
Foto: Manuel Costa

Estiman que eran los 12.12 del 27 de mayo cuando el Volkswagen Bora blanco se puso a la par de la Peugeot Partner gris que iba por bulevar Seguí, tras haber doblado unos segundos antes en U por Maipú. El conductor del utilitario contrajo su cuerpo y levantó las piernas como acto reflejo de defensa cuando estuvieron “ventanilla con ventanilla”. Fue inútil: no le sirvió para escapar de los seis disparos que le dieron en los brazos, en las piernas flexionadas y en el pecho, y que lo derribaron sobre el cuerpo de su mujer, ubicada en la butaca del acompañante.

La sexta bala de 9mm se la sacaron del cuello los médicos del Heca, donde murió. El auto de los atacantes trocó de blanco a negro en un taller de chapa y pintura a los pocos días. Y antes del mes estaba vendido en Córdoba. Las cámaras del hospital lo habían captado el día anterior, trasladando a su conductor a visitar a otro baleado, que también murió.

El arma semiautomática empleada para ese “trabajo” volvió a fatigarse dos días después. Fue la misma que roció de diez balazos los cuerpos de Eduardo Marcelo Alomar y Nahuel César en avenida Francia y Acevedo, cuando también resultó herida la madre del segundo, quien murió seis meses después en el hospital Centenario tras quedar cuadripléjica.

Esas son algunas conclusiones a las que arribó la jueza de instrucción rosarina Alejandra Rodenas al investigar el primero de los crímenes enumerados, que tuvo como víctima a Diego Demarre, el Tarta.

Por ese homicidio procesó esta semana como autor a Ariel Máximo Cantero, alias Guille o Roberto, y otros dos integrantes de la banda de Los Monos en calidad de cómplices secundarios: Leandro Gordo Vilches y Jorge Ema Chamorro.

Los tres están procesados por el juez Juan Carlos Vienna en la causa que se investiga una presunta asociación ilícita conducida por la familia Cantero, histórico clan del barrio La Granada de Rosario.

Rodenas también procesó en la causa por el crimen de Demarre a Bernardo Calos Domínguez, por encubrir el homicidio vendiendo el Bora que se utilizó para acribilla al Tarta, que conducía –según la investigación- el todavía prófugo Andrés Gitano Fernández.

Chope y zapán

Demarre fue asesinado el lunes 27 de mayo de 2013 cuando llegaba a su casa en su Peugeot Partner junto a su esposa, Betiana Quintana. Unos minutos antes había salido de Tribunales, adonde había acudido por voluntad propia a intentar declarar ante el juez que investigaba otro crimen: el de Claudio Pájaro Cantero, asesinado de varios balazos unas horas antes a media cuadra del boliche Infinity Night de Villa Gobernador Gálvez, que había sido propiedad del Tarta.

El juez no lo recibió. Demarre regresó más tranquilo a su hogar: Oscar Aguirre, el Piqui, a quien había subalquilado el boliche siete meses antes, estaba en el tribunal para aclarar los tantos. Se reducían los riesgos, quedaba claro que Aguirre era quien regenteaba el boliche donde había sido asesinado uno de los jefes de Los Monos.

El Tarta no advirtió que tanto en los pasillos de Tribunales como en las inmediaciones lo estaban vigilando. Adentro estaba Jesús Daniel Gorosito, amigo del Pájaro, que compartió la noche de la balacera mortal.

Afuera, cerca del supermercado La Gallega de Moreno y Pellegrini lo esperaba el Ema Chamorro. Según le contó ese día al Gordo Vilches, unas horas más tarde del crimen, en un momento lo perdió de vista y pensó que estaba todo arruinado.

“Tuve que cortar así rápido y llamarlo a Rodrigo, que se apure que estaba Demarre, casi lo perdemos”, contó el Ema.

En la conversación grabada por la policía a las 12.43 el Gordo le pregunta: “Che, ¿que pasó con… con Tarta?”. Ema responde: “No me hagás acordar de ese gil, corte que lo perdí, lo seguí corriendo y le iba diciendo y el Chino lo perdió, lo esperó en la casa, lo enganchó en la casa, y dice que le dio”.

A las 13.09 vuelven a hablar. Chamorro le confirma a Vilches que el objetivo estaba cumplido. Y brinda detalles: “Siete detonaciones (…) siete en el blanco. Dos en chope, dos en zapán, dos en el brazo, uno en la pierna”. Más precisa, la autopsia encontró seis orificios de bala en el cuerpo de Demarre.

Otra conversación telefónica entre los lugartenientes de Los Monos ubica a Ariel Cantero en el lugar del crimen, y lo señala como quien disparó contra Demarre, según la jueza Rodenas en venganza por el crimen del Pájaro. Chamorro: “Quedamos re-bien, y encima piloteaba el… al que le chocaron el auto ustedes ¿viste?, piloteaba él (presuntamente el Gitano Fernández) y estaba de acompañante Roberto, y lo pone frente a frente, ventanilla o sea… ¿viste?, que manejaba el otro y el Roberto iba de acompañante, lo puso ventanilla con ventanilla”.

La tos del Diego

Otra escucha que la jueza Rodenas consideró significativa como elemento de prueba para el procesamiento, que sólo requiere un grado de probabilidad para ser dictado en esta etapa del proceso, es la que involucra a Ángel Manuel Antonio Villa, el Narigón, también integrante de Los Monos, quien le pregunta al Gordo Vilches:“¿Qué?, ¿pasó algo?”.

El Gordo responde: “Sí… lo hicieron toser a uno, lo hicieron toser a…”, y cuando el Narigón le pregunta “¿a quién?” Vilches le dice: “Al Diego, hace un ratito, lo hicieron toser al Diego”.
La investigación también contiene mensajes de texto del teléfono de Lorena Luna Schneider, mujer de Mariano Hernán Ruiz, procesado como presunto “lavador” del dinero ilícito de los Cantero. El 14 de agosto del año pasado escribió a una amiga en relación a Guille o Roberto Cantero: “Jamás me gustó la mirada d asesino que tiene”, “la cara lo vende. Ese t mata solo si le caes mal. Nomas no l importa nada ni nadie”.

También se queja por la persecución judicial que sufre junto a su pareja, que supuestamente achaca al crimen de Demarre, que habría podido esperar. “Si ya bastante estamos pasando esto x él. x q sj el esperaba para matar al diego y a los otros todo esto no hubiera pasado yo estaría en mi casa”, mensajeó Schneider.

Para Rodenas, ese mismo día “la usuaria de la línea intervenida confirma que Guille mató a Diego Demarre al escribir que «dicen q el estan auto de apoyo cuando mato al diego y nosotros dotamos velorio. Todo por él”.

El Chavo

Por las escuchas realizadas por el juez Vienna, la jueza Rodenas pudo acceder a las llamadas que el mismo día del asesinato del Tarta hizo Ramón Machuca, alias Monchi Cantero, hermano de crianza de Pájaro y Guille y prófugo de la Justicia.

Monchi habló a las 12.55 con un policía, Juan Marcelo Maciel, el Chavo. Quería conocer el parte médico del Tarta. “Fijate si te enterás de algo de cómo está Demarré, está en el hospital ya”, ordena el Mono.

Unos minutos después el Chavo le pregunta a Machuca “¿en qué calle pasó eso?”, y Monchi le dice: “Maipú y Seguí”. Es decir, conocía el lugar donde lo habían acribillado a Demarre.

De la misma llamada la Justicia infiere el móvil. “Chavo le dice a Machuca que Demarre está «más para allá que otra cosa, siete le dieron…está listo prácticamente», acto seguido el mismo Maciel le pregunta a Machuca si Demarre «lo hizo ir para allá», si lo entregó (en alusión a Ariel Claudio Cantero), y Machuca le dice que sí”, sostiene la resolución de Rodenas.

Maciel realizó una gestión más ese día. Le avisó a Monchi sobre la marcha de la investigación. “Un Bora blanco, lo único que hay… tené en cuenta ese auto… no esté más, ¿entendés?”. El vehículo fue repintado a negro en los días siguientes. Después apareció vendido en la provincia de Córdoba, tras un complejo pasamos por el que quedó procesado como encubridor Bernardo Domínguez.

Las cámaras del Heca captaron durante la madrugada del 26 de mayo, cuando el Pájaro fue llevado baleado al hospital, a un vehículo de las mismas características.

“Era chorro”

La declaración judicial de Betiana Quintana, la mujer de Demarre, sirvió a la jueza para saber que el Tarta andaba nervioso el lunes 27 de mayo cuando vio en el diario que la foto que ilustraba la noticia sobre la muerte del Pájaro Cantero era la del frente de su boliche. Que, en realidad, estaba regenteado por el Piqui Aguirre.

La jueza descubrió que la noche del crimen del Pájaro Demarre concurrió a Infinity Night, a pesar de que había dejado de hacerlo desde que lo subalquiló. Llegó como a las 4 y se quedó hasta el cierre. Su inhabitual presencia puede haber alimentado las suspicacias de los Cantero.

Quintana dijo en sede judicial que Demarre “nunca fue soldado de los Cantero”. Para evitar confusiones aclaró que “era chorro” y que “iba a cosas fáciles, sin violencia y no tiene nada que ver con la droga”. También dijo que “nunca mató a nadie” y que “a Cantero nunca lo vimos en el boliche y mi marido nunca estuvo con ellos”.

Por último, la mujer introdujo en su declaración a otro actor de esta trama de delito y muerte. Recordó que “en el diario dice que los Bassi son los que lo mataron a Cantero y mi marido era la contra de Bassi (en alusión a que hay otro boliche en Villa Gobernador Gálvez que sería de Luis Orlando Pollo Bassi y competencia del boliche de Demarre) así que cómo puede ser que lo fuera a entregar mi marido”.

El Pollo Bassi está acusado de instigar el crimen del Pájaro Cantero, cargos que él niega. Dos de sus hermanos fueron asesinados con diferencia de 40 días en la remisería familiar de Villa Gobernador Gálvez entre diciembre del año pasado y febrero de 2014, como corolario de una larga saga rojo punzó.

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