Foto: Manuel Costa.
Foto: Manuel Costa.

Andrea Sosa, quien tuvo como alumno al 10 de la selección nacional en quinto y sexto grado, revela cómo era ese chico “inquieto y poco estudioso al que todos buscaban para jugar al fútbol en los recreos”.

En las paredes de la escuela N° 66 General Las Heras, ubicada en Laprida al 4800, la imagen de Lionel Messi indica orgullosamente que allí cursó sus estudios primarios el astro del fútbol argentino, hasta que a los 11 años emigró a Barcelona. El mural, reinaugurado semanas atrás, fue realizado por el artista plástico Rubén Pérez Barrios quien reveló que la obra fue plasmada “colectivamente” junto a los pibes del colegio, “porque el arte revitaliza, promueve la unidad, y ayuda a crecer a los niños ya que es una herramienta social”.

Paredes adentro, la docente Andrea Sosa recibe a El Eslabón para recordar el paso del crack mundial por ese establecimiento público de la zona sur rosarina. «Yo lo tuve en quinto y sexto grado, cuando tenía 10 y 11 años, y siempre fue el más menudito de todos», arranca contando la maestra, y agrega: «Lío era un chico muy inquieto, muy respetado por sus compañeros y sobre todo siempre dispuesto y apurado por salir al patio a jugar a la pelota».

Esta mujer, cuya edad rondará los 45 años, es una de las pocas docentes que permanecen en la escuela desde la época en que asistía a clases el actual mejor jugador del mundo (pese a que el último Balón de Oro haya sido para el portugués Cristiano Ronaldo), y lo recuerda como un pibe «poco estudioso», que «cumplía con las actividades, con lo que se le pedía y que traía las tareas y los trabajos hechos». Tras aclarar que «estudiaba hasta ahí, es decir, lo mínimo y necesario como para poder promover», concluye: «Aunque aprobaba siempre y nunca tuvo que rendir ninguna materia, tampoco es que se destacaba del resto por ser el más inteligente o el más estudioso».

Yo quiero ser como Messi

Andrea, quien señala que Lionel «disciplinariamente, era tranquilo», y que «no era de los chicos revoltosos, ni de los que generaban problemas», destaca que «aunque en clases podría decirse que pasaba desapercibido, cuando sonaba el timbre del recreo era el más buscado» del colegio. «A Lío lo venían a buscar todos, hasta los pibes más grandes, para jugar en el mismo equipo en los partiditos que se armaban en el patio durante los recreos», rememora con emoción, y agrega: «Tengo esa imagen de él tirando las mismas gambeteaditas que hace ahora, con ese pique y apilando rivales, igual a lo que hacía en el recreo y con una pelotita cualquiera».

Pese a notar la enorme facilidad que tenía ese chico para superar con la pelota de trapo al pie al resto de sus compañeros, Sosa nunca imaginó que iba a llegar tan lejos. «Yo lo tuve hasta los 11 y a esa edad uno nunca sabe qué le va a deparar la vida a un chico pero siempre tuvo esa veta fubolística que lo destacaba y lo apasionaba», señala la maestra, y recuerda la primera vez que lo vio en los medios: «Lío tenía 16 años y estaba por jugar el primer partido con el Barcelona, contra el Porto, y salió en la contratapa de La Capital. Inmediatamente dije: este fue alumno nuestro; y cuando le mostré la foto a una compañera que también lo había tenido, dijimos: claro, este es el de las gambeteaditas, al que todos buscaban en los recreos para jugar en el mismo equipo que él».

Por último, Sosa, que admite haberse emocionado hasta las lágrimas cuando el jugador del Barça visitó su escuela primaria en 2005, ya que «aunque creía que no se iba a acordar de mí, me abrazó y saludó muy afectuosamente», revela que «como los chicos saben que estudió acá nos preguntan cómo era Messi y hasta varios se quieren comparar con él en cuanto a si sacaba buenas notas o no y todo eso», y finaliza: «Y ni hablar cuando juegan en el patio a la pelota… ahí todos quieren ser como él».

«Se iluminó»

Luego de confesar que a su ex alumno «lo veo bárbaro en este momento de su carrera, pero lo que no quiero es que lo carguen con tanta responsabilidad, o que se piense que de éĺ depende nuestro mundial», Sosa cuenta cómo está viviendo las alternativas de la Copa Brasil 2014. «Por los horarios de trabajo no pude ver todos los partidos que me hubiera gustado ver, pero sí veo resúmenes a la noche con mi marido que es re futbolero y por supuesto ví el de la selección. Me emocioné mucho y me encantó la jugada del gol que hizo Lionel. Es más, sentí como que se iluminó en ese momento para hacer esa jugada y meter ese gol».

Al ser consultada sobre el desempeño del equipo de Sabella en la máxima cita de fútbol mundial, esta amable mujer no duda en vaticinar ilusionada: «Creo que nos va a ir bien porque tenemos buen equipo y muy buenos jugadores. Y ojalá que salgamos campeones porque ese es el sueño de todos los argentinos». ¡Ojalá!

Nota publicada en la edición 148 del periódico El Eslabón.

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