“Supo obtener resultados manteniendo valores en torno al juego, no potenció las rivalidades del fútbol, predicó esto de no hacer tiempo, de no hacer faltas, no lleva el resultado a un drama”. Así define y caracteriza José Osvaldo Dalonso al protagonista de su libro. El Tata, la biografía del director técnico de la Selección, es la historia de Gerardo Daniel Martino contada en base a testimonios de sus amigos más cercanos, ex entrenadores, jugadores, periodistas.
Y por supuesto, con la impronta de su autor, José Dalonso, licenciado en Comunicación Social, docente en la UNR e hincha de Newell’s. Un pequeño tatuaje en su mano izquierda evidencia el amor por los colores del club del que Martino es considerado uno de los máximos ídolos, tanto por su etapa con los cortos, como cuando se calzó el buzo.
“Es un personaje que ameritaba una historia, porque tiene valores en torno al fútbol de los que quería que quedara algún registro”, justifica José mientras es interrumpido por la moza de un bar céntrico, que despeja su curiosidad interrogando al autor sobre su reciente publicación. “Es la biografía del Tata”, le explica y continúa argumentando: “En un mundo donde los técnicos son profetas mediáticos, hay un tipo que todavía procura apostar a algunos valores, tiene capacidad de llegada a los jugadores y encima genera una propuesta futbolística atractiva”.
DT dentro de la cancha
La historia reciente del ahora entrenador de la Selección, con sus logros y alguna frustración, sólo lo muestra como un entrenador exitoso del fútbol paraguayo y argentino. Pero los 505 partidos que disputó con la rojinegra, que lo convierten en el jugador con más presencias en el club, no fue obra de la casualidad. “Verlo jugar fue una de las cosas más maravillosas que me ocurrió como hincha de fútbol”, recuerda el escritor, que debido a su cercana edad con el Tata, pudo seguir paso a paso su trayectoria.
“Lo que quería lograr en el libro era que el gran entrenador que va constituyéndose no anulara al jugador”, por lo que “la bibliografía tiene un equilibrio muy fuerte entre lo que es el futbolista y el entrenador”, comenta.
En el repaso de sus distintas etapas dentro de un campo de juego, el entrevistado detalla: “Cuando debutó en Primera con 17 años le tiró un caño a Merlo, que era uno de los más temidos del Fútbol Argentino. Luego, cuando se va Montes y asume Solari se transforma en un estratega, una suerte de DT dentro de la cancha. Con Yudica aparece nuevamente el jugador liberado de la marca y dispuesto a crear. Y después aparece el desafío de Bielsa, que logra que el Tata, un tipo más bien sedentario en el campo de juego, se sume para hacer pressing”.
DT fuera de la cancha
“Tuvo la capacidad de asimilar la enseñanza de cada uno de los entrenadores que lo dirigieron”, asegura Dalonso, y ejemplifica: “En él ves rastros de Bielsa, de José Yudica, de Juan Carlos Montes”. Es que para el docente universitario, Martino “no tiene un manual”, y eso “lo hace flexible para aprovechar lo mejor de cada jugador, que es lo que después se transforma en el estilo”.
En el año 1998, el Tata da inicio a su carrera como entrenador en el desconocido Almirante Brown de Arrecifes, pero el estilo que han desplegado sus dirigidos en el último tiempo “se definió en Instituto de Córdoba, que fue un equipo atípico para la categoría (B Nacional)”, según afirma José.
“Como entrenador fue muy cuidadoso en las decisiones que tomó sobre los equipos adonde ir”, destaca, y cuenta que “en Paraguay supo adaptarse a un medio totalmente ajeno y se convirtió en ídolo”.
Pero su trayectoria también atravesó momentos poco felices, y las expectativas que generó de este lado del continente su designación como entrenador del Barça de Messi, Neymar y compañía, no fueron colmadas. “El Barcelona ya no era el de Pep. Muchos de sus jugadores empezaban a agotar su ciclo”, explica el escritor y repasa las posibles causas de su triste final: “Llegó en una situación poco favorable por todos los inconvenientes que tenía el club como la enfermedad de Tito Vilanova, la renuncia del presidente Sandro Rosell, y por sobre todas las cosas, era un extranjero en una comunidad muy fuerte como la catalana”.
“Sin embargo, los jugadores lo recuerdan como un técnico que los marcó”, aclara. “Un periodista español me contó que le reconocen la ética de no haber sido el verdugo de los jugadores históricos, que le hubiera resultado sencillo”, revela José y agrega: “Otro me dijo que los 90 minutos que jugaba el equipo de Guardiola significaban el momento más feliz de los catalanes en toda la semana. Y eso -continúa según el testimonio del periodista español- es irrepetible, ni Pep mismo podría con estos jugadores en este estado, repetir lo que hizo”.
De Selección
Cuando comenzaron a escribirse las primeras líneas de este libro, ni su autor ni el mundo futbolístico sabían que Gerardo Martino conduciría los hilos de la albiceleste, por lo que debió ser reelaborado en varias oportunidades. “Tuve que hacer los últimos ajustes cuando lo nombran en la Selección”, confirma Dalonso, quien desea que en su paso por el banco más importante de nuestro fútbol “deje una impronta del modo que él entiende este deporte”, como lo “de desdramatizar los resultados, poner al futbolista en el centro de la escena, que es un rasgo fundamental del Tata”, que considera que “el jugador es el protagonista y no el técnico”.
La pluma
El Tata, la biografía del director técnico de la Selección, no es la primera obra de José Osvaldo Dalonso sobre Martino. En 2013 ya había hecho una publicación tras su arribo a Barcelona. Pero también es autor de títulos como De Newell’s. Historias de fútbol, pasión y locura (1983), Muchas gracias, campeón. Memorias de los hinchas sobre el inolvidable Newell’s 87/88, entre otros. Además de docente e investigador en la UNR, Dalonso ha trabajado en medios locales y en colaboraciones con publicaciones de América Latina. En la actualidad se desempeña como jefe de redacción de la revista Una Mano.
Nota publicada en la edición 164 del periódico el eslabón