El candidato del Frente Progresista, Hermes Binner. Foto: Agencia Paco Urondo.
El candidato del Frente Progresista, Hermes Binner. 

Desde hace cincuenta años, el Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (Idea) es una usina intelectual del establishment económico. Ellos son los hombres de negocios más poderosos. Es una organización conformada por más de 400 grandes empresas. Allí están representados los sectores concentrados, los que abusan de su posición dominante, los formadores de precios. Son los que rechazan la intervención del Estado en la economía y endiosan al mercado, los que piden a gritos achicar el gasto público, romper el modelo industrial y de fortalecimiento del mercado interno para volver al país de la liberalización financiera, salir a tomar deuda externa y estrechar vínculos con organismos de crédito, como el FMI. No sorprende su rechazo a gobiernos populares, siempre fue igual. El Coloquio de Idea en Mar del Plata, con nostalgia noventosa y vaticinios catastróficos, fue una muestra más de la Argentina del pasado.

Estos señores se presentan en lujosos hoteles, en ambientes que huelen a perfumes importados, se autodefinen como “lo nuevo” pero atrasan medio siglo. Si bien el coloquio anual de Idea se ofrece como una reunión donde altas figuras del empresariado y la política discuten temas de actualidad, el último encuentro en la ciudad balnearia fue una tribuna antikirchnerista, con fuertes y desbordadas diatribas contra el gobierno. Lo insólito es que se quejan pero ganan fortunas. Por eso, vale pensar que los planteos son más de corte político que económico. Se puede decir que la de Mardel fue una reunión militante, de empresarios y políticos que militan por una idea de país vetusta que condiciona el crecimiento y la autonomía. En definitiva, van por la restauración conservadora.

Estos empresarios son parte de una burguesía argentina que en realidad detesta al país, que le hace daño al conjunto de la población y marcha en contra del desarrollo. Proclaman recortes de políticas sociales, son fugadores seriales de dólares al exterior y ajustadores despiadados. Tienen la idea fija en el país neoliberal que quedó atrás, al que añoran con sed de revancha. Una encuesta que realizó el diario Clarín entre los presentes en el Coloquio de Idea en Mar del Plata arrojó que más de la mitad piensa que el gobierno nacional debería realizar un ajuste económico, ven al diputado Sergio Massa como próximo presidente en 2015, piden arreglar con los fondos buitre y salir a tomar deuda al mercado internacional.
El espíritu confrontativo mostrado por muchos de los asistentes y disertantes del coloquio incomodó a algunos empresarios, que esperaban otra cosa del encuentro. Una de las que exhibió su malestar por los dardos venenosos lanzados contra el gobierno fue la CEO de la automotriz General Motors, Isela Costantini, que planteó una articulación público-privada desde lo propositivo. Enseguida los medios hegemónicos salieron a crucificarla y sospecharon de su postura al recordar el préstamo que la Ansés le dio a la empresa radicada en Alvear –que devolvió antes de tiempo– para reactivar la fábrica y cuidar las casi tres mil fuentes de empleo en la crisis de 2009.

El gobernador bonaerense y precandidato por el FpV, Daniel Scioli, estuvo en la inauguración del coloquio y rechazó pronósticos apocalípticos. En el cierre del encuentro estuvieron varios postulantes a la Presidencia: Ernesto Sanz, Julio Cobos, Hermes Binner y Sergio Massa. En sus ponencias, llenas de frases hechas, dijeron todo lo que los empresarios querían escuchar. El objetivo fue mostrarse, quedar bien, recolectar apoyos rumbo a las urnas. Binner dijo que al kirchnerismo nunca le habían gustado este tipo de foros. En cambio, al socialismo le encantan, tanto como las reuniones convocadas por la Bolsa de Comercio o la Fundación Libertad en Rosario.

En una suerte de contracoloquio, la presidenta Cristina Fernández participó el jueves pasado del congreso de la rama juvenil de Adimra, la cámara metalúrgica, y rechazó las profecías lanzadas por los empresarios de Idea. “No estaremos en Disney pero tampoco que nos quieran plantear un escenario apocalíptico que no existe”, dijo la mandataria, al tiempo que pidió por “nuevas generaciones de empresarios, porque necesitamos nuevas ideas”.

“Este fenómeno mediático de profecías apocalípticas que quieren instalar malas expectativas en la economía, en vísperas de un año electoral y quienes tiran esas visiones que apoyan a determinados candidatos lo puedo entender”, señaló la presidenta, y se quejó de que “están diciendo que hay una gran crisis para que los que vengan quieren fundamentar políticas de ajuste y en realidad quieren eliminar este proyecto que ha generado crecimiento y desarrollo”.

Aunque ahora confían en un “fin de ciclo” democrático, los sectores empresariales de Idea son los mismos que en otros momentos del país golpeaban las puertas de los cuarteles. A decir verdad, se sentían muy a gusto con la dictadura de Videla y compañía. Y pese a las resistencias patronales y de medios de comunicación, como el diario La Nación, que habló de “caza de brujas” y “persecución”, en el Congreso avanza una comisión investigadora sobre la complicidad de grupos económicos con la dictadura cívico militar que ejerció el poder de facto entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983. Según consta en denuncias y archivos de la época, muchas de las empresas que conforman el Coloquio de Idea son responsables de las consecuencias de las políticas económica, monetaria, industrial, comercial y financiera que adoptó la última dictadura.

Artículo publicado en la edición 167 del semanario El Eslabón.

 

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