Montenegro

“La vigencia del artiguismo y las potencialidades de la Unión de los Pueblos Libres, para los sudamericanos, quedó evidente en el encuentro realizado en Colonia del Sacramento, Uruguay”, dice José Hugo Goicoechea.

El Tercer Encuentro Académico Nacional, Primer Congreso Regional y el Encuentro de Estudiantes de la Liga de los Pueblos Libres convocó a unos 500 jóvenes e historiadores e investigadores lanzados a escrachar a las mentiras mitristas que intentaron tapar las huellas de la memoria de nuestro territorio.

Las jornadas fueron “una instancia de encuentro que hicieron de la historia y su enseñanza, la clave regional para su expansión”, señala Goicochea desde Villa Constitución, donde es docente de Historia en la Escuela 234 Justo José de Urquiza y del Instituto Superior de Profesorado Nº 3 Eduardo Lafferrière.

La semana anterior habíamos registrado testimonios de otros participantes en el congreso que se realizó del  22 al 24 de septiembre. Ahora, desde otro aporte, lo hace el profesor que impulsa el proyecto “Desde Aquí mismo”, en el que articula investigación histórica con producción artística para recrear didácticamente una particular revisión del pasado y los relatos que se enseñan en escuelas.

“Cuando hablamos de Artiguismo e historia –explica Goicochea– estamos poniendo el acento en la cuestión de nuestra identidad. En este congreso se propuso contribuir a su reflexión y puesta en común tanto de la problemática de estos conceptos, como de sus variadas facetas y proyecciones en el rumbo de las transformaciones actuales del Uruguay y la región”.

En ese sentido, señala que “las miradas plurales, abiertas y críticas de docentes, estudiantes, egresados e invitados permitieron examinar trayectorias sociales, económicas, culturales, institucionales y políticas que han ido formando el patrimonio de la región toda”.

“Desde las raíces guaraníticas, misioneras, y criollas, pusimos en tensión la idea de identidades en cuanto proyecto alternativo de Nación, no sólo desde lo económico, sino desde lo cultural. Integradas, respetadas y revalorizadas, no como la historiografía eurocéntrica hegemonizó, a favor de modelos convenientes a sus intereses, reeditan alternativas políticas y sociales para nuestras naciones de sudAmérica”, sostiene el profesor.

También remarca que los trabajos expuestos “aportaron al tratamiento del tema de la/s identidad/es en sus múltiples dimensiones sociales, educativas y culturales, entre otras. Y asimismo y muy especialmente, se revisó a través de ellos, las diversas facetas en torno a la vigencia del Artiguismo y del proyecto de Unión de los Pueblos Libres”.

“Todas las ponencias pusieron en valor lazos y matrices de luchas y legados de las comunidades actuales en un ámbito académico asimismo nos integramos entre docentes, alumnos e investigadores a la hora de fortalecer prácticas educativas e investigativas en este sentido, favorece la consolidación de proyectos comunes, encuentros regionales y ayudaron a pensar en colectivo el rol de la Historia y su enseñanza en el conjunto de los procesos en marcha”, destaca el docente.

Historia en historietas

En relación al trabajo que su grupo realiza en Villa Constitución, explica que el sur santafesino se vio representado por la producción educativa y cultural de la edición de Loco Rabia ediciones. “Grageas de historia argentina en historietas de Aquí mismo, con ediciones coleccionables y su batería de recursos estratégicos para la enseñanza comprensiva de la historia en escuelas primarias y secundarias. Su vasta oferta didáctica fue recibida con gusto por una audición colmada de alumnos de la formación docente en historia y de docentes que compartieron experiencias en este campo”, cuenta.

Goicochea resalta que “la utilización del arte como campo específico para la motivación y producción de contenidos históricos refuerza este sentido de producción, de protagonismo y de proyección personal. Cobra identidad el proceso de aprendizaje desde el acto mismo de producción. No como algo repetido y rutinario, sino como una instancia que interpela competencias y desafíos personales y colectivos”.

En el encuentro, indica que acordaron que “la historia no es simplemente la voz del pasado, sino un registro vivo de la interacción completa entre el pasado y el presente con cada individuo y la sociedad”.

“La historia nos brinda, entonces, una herramienta poderosa para descubrir, explorar y evaluar el proceso de construcción de la memoria histórica: cómo las personas comprenden su pasado, cómo conectan experiencias individuales y sus contextos sociales, cómo el pasado se transforma en parte del presente, cómo las personas lo utilizan para interpretar sus vidas y el mundo que les rodea», sentencia.

Múltiples abordajes

Como los “mesmos” gauchos artiguistas que sorprendían y atacaban a porteños y portugueses desde diversos lugares, el congreso fue un espacio compartido y nutrido con la presencia de abordajes diversos que se desarrollan en enseñanza, extensión o investigación, tales como informes académicos de grado, productos derivados de los seminarios, planificaciones de clases, investigaciones históricas o con énfasis en la historia y los procesos culturales (tesinas y tesis), análisis de manuales educativos y/o académicos, reseñas bibliográficas, productos audiovisuales, páginas virtuales (blogs), artículos de revistas y actividades de extensión en curso.

“Reencauzamos proyectos curriculares desde la investigación histórica en las escuelas. Orientamos a la búsqueda, recolección y análisis de testimonios, fuentes, investigaciones, aportan a reconstruir el pasado de las cosas y los sujetos presentes de nuestra cotidianidad, por un lado, y llegar a la síntesis empática de sentirnos los que hacemos la historia, reconstructores de realidades, que si no fuera porque develamos sus secretos, le devolvemos la imagen a través de la Historieta, estas historias, mueren en el olvido”, sostiene Goicochea.

También se “pone el acento en articular las demandas escolares de todos los niveles, en cuanto encarar didácticamente, la historia y las ciencias sociales desde la investigación histórica. Además, marca que la capacitación y formación se debe articular “con otros espacios de producción educativa y cultural para mejorar las prácticas educativas: museos históricos, direcciones de cultura comunicación social y turismo de las distintas localidades, institutos de formación docente, instituciones, empresas y particulares en general, que estén interesados en participar como agentes productores de nuevo y más conocimientos, en la concreción de espacios de producción, recuperación y recate del patrimonio histórico de sus pueblos a partir de nuevos formatos y recursos didácticos”.

“Transformar la  naturaleza de la escuela como mera reproductora de conocimientos, resulta de incorporar centros de investigación y productor históricos; espacios que demanden una particular práctica de la enseñanza-aprendizaje de la historia en adolescentes, básicamente orientada en el aprender investigando”, advierte.

Aulas y academia

Goicochea planta a “la escuela como un posible espacio alternativo de investigación histórica, desafiando la tradicional concepción y práctica dominante de que hacer historia local y regional es de  competencia exclusiva de los cientistas universitarios o de viejos vecinos ilustrados, y que la escuela solo transmite”.

“La posibilidad de que un puñado de docentes e investigadores junto a guionistas y dibujantes emprendiéramos un proyecto de esta naturaleza, motivó a los asistentes a repensar las potencialidades latentes en sus comunidades de origen. Hacer de sus contenidos escolares un  producto que transcienda y perdure en el tiempo como un bien cultural, haciendo vivo el pasado en el presente, en la posibilidad de reconstruir nuestra compleja identidad y reencontrarnos como latinoamericanos”.

Además, sostiene que “el conocimiento del patrimonio histórico refuerza la memoria colectiva de la sociedad, la mantiene vigente y activa. El pasado construido y preservado ayuda a reconocer las raíces y a construir y conservar la identidad cultural. La escuela es entendida aquí, como el “laboratorio de la cultura”, haciendo extensiva su producción a todas las comunidades”.

También admite que “la edición de una colección de libros de Historia en Historietas, presentada desde Santa Fe a los hermanos uruguayos, fue un puntapié para poder pensar proyectos integradores, la conformación de de equipos de investigación escolares, junto a historiadores locales, regionales y provinciales e instituciones de investigación, entre uruguayos y argentinos”.

Nota publicada en la edición 167 del periódico el eslabón

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