Por el borde, el último registro del Coelacanto. Foto: Maxi Conforti.
Por el borde, el último registro del Coelacanto. Foto: Maxi Conforti.

Los locales lanzaron su quinto disco bajo la producción de Dani Pérez; el sábado 22 de  noviembre lo tocan en el Galpón 11.  La banda, que dejó el juego de pelucas de los comienzos,  no perdió el humor ni el ingenio.

El Regreso del Coelacanto volvió a los estudios y parió Por el Borde. Antes de su presentación en Galpón 11,  dialogamos con tres pilares de la banda: Andrés “ Polaco” Abramoswski, en guitarra y voz; Federico “Huevo” Alabern, en guitarra y voz; y Luciano Degaetano, en armónica y voces.

Con el disco entre manos y para entrar en calor, la charla con los músicos giró en torno a los soportes musicales. “Nadie tiene una real idea de lo que está pasando con el CD”, dijo Degaetano. “Si no vuelve el formato DAT, al que nadie le dió bola voy a recuperar mi pasacasete”, confíó el Polaco quien contó haber encontrado a su hijo in fraganti, escuchando un CD:  “Eso que creció con el mp3”, destacó. Por su parte, el Huevo reflexionó que “en algún momento se filmó Jesús de Nazaret para que no todo el mundo tuviera que leer el Evangelio”.

Por el borde, el nuevo álbum de El Regreso del Coelacanto, comenzó a idearse hace dos años y para las grabaciones el grupo convocó a la cabeza de Sucesores de la Bestia, el músico y productor Dani Pérez. “Es un amigo, pero a la hora de ser productor hicimos un pacto”, contó el Polaco Abramoswski.

“Quedamos en que iba a trabajar para que el disco sea lo mejor posible y que nos iba a decir todo lo que no le gustara, sin problemas; algo que hizo a la perfección”.

El Polaco y compañía confiaron en que el oído de Pérez aportaría criterio por fuera de los relieves de la banda, como una mirada necesariamente alejada del mambo interno. En principio le llevaron al productor una cosecha de 30 temas que acopiaron a través de ensayos y shows en vivo. El cruce Coelacanto-Dani Pérez direccionó al material de “guitarras más al frente, una impronta más rockera”.

“El Dani nos ayudó a reencontrarnos con parte de nuestra esencia. Nos mostró que teníamos una raíz rockera que era importante plasmar por lo menos en este disco”,  contó el armonicista Luciano Degaetano, y siguió: “Siempre las guitarras “punks” nos salieron naturalmente, pero en general íbamos para otro lado, no nos importaba tanto, no era tan consciente”.

Con las guitarras a la vanguardia, los músicos volvieron a palpitar sus orígenes en la década del noventa, años en que la ciudad experimentaba una escena con bandas de blues y rock. De esta manera, el imperio de las violas repercutió en la relación de los instrumentos acústicos del Coelacanto; el acordeón de Nahuel Marquet y el violín de Maximiliano Natalutti no ocuparon un lugar estructural pero sí aparecen en los arreglos para aportar color en momentos oportunos, los condimentos. Con todo, El Regreso del Coelacanto se prepara para presentar Por el borde, el próximo sábado 22 de noviembre en el Galpón 11.

Volaron las pelucas

Como se puede percibir en el arte de tapa de Por el Borde, la saturación de colores se guardó en el cajón, algo parecido a lo que ocurrió con las pelucas y las vestimentas alocadas, que la banda acompañó con saltos y extravagancias en los primeros discos.

“Eran maniobras distractivas o para generar confusión, con el tiempo capaz que éramos nosotros los que estábamos confundidos, pero uno lo va leyendo con el tiempo de diversas maneras”, señaló el Polaco. Por su parte, el Huevo Alabern contextualizó: “En esa etapa la estética estaba más ligada a los textos, las letras hablaban en tercera persona, de personajes como Gargamel que representaba a (Domingo) Cavallo,  que para nosotros tenía que ver con toda la iconografía de los noventa”.

“Después –continuó el guitarrista-empezamos a hablar en primera persona, entonces nos sacamos el disfraz. Con Bailen Giles, me pareció que ya no éramos nosotros, si estabas solo o hecho mierda o bien, ya no daba para sacar el payaso”.

Hubo un día que resultó el final de una etapa. “Creo que fue en Sastre, la vestimenta que llevábamos en el bolso ya nos pesaba, era una carga”, afirmó Luciano Degaetano. Por su parte, el Polaco recordó: “Yo me rayé ese día, sentía que quería  transmitir una cosa y no está bien recibida, lo sentí muy personal, pero también era entendible: tenía una peluca, una capa y un cinto arriba del pantalón. Me tendrían que haber tirado de todo”, se rió.

Por el borde de la canción

El nuevo disco del Coelacanto tiene trece canciones. Fue editado a través de convenios que realizaron el Qubil y la Umi, músicos independientes de Rosario y Argentina. Junto a Abramoswski, Alabern y Degaetano participaron en el disco Lisandro Sagué en bajo, Nahuel Marquet en acordeón; Maximiliano Natalutti en violín y mandolina; Bruno Rosito en batería; y Dani Pérez, quién aportó guitarras, piano eléctrico y órganos, sintetizadores y programación, vocoder y percusión. Pérez también realizó la ingeniería en sonido; cortó y mezcló. También se hizo cargo de la producción general.

Las composiciones a cargo del Polaco y el Huevo, “son intervenidas por todos en la sala”, afirmaron. Así, Por el borde empieza a girar, Cuando estés en los huracanes, de Alabern, entra en clima y levanta polvo al inicio del disco, con guitarras al frente y un violín que sigue detrás. Abramoswski hace crónica de El artista portátil, y baila cantando el funky Decantación y Me vuelvo loco, donde insiste en volarse los pelos de a poco. En Playa, del Polaco y Sagué, la cabeza no descansa bajo el ritmo de la balada pop. La canción se hace profunda y melancólica en Ettore Scola, de Alabern. En Basta de avisarme que me caigo, el Polaco avanza: “Por el borde bardeo sin mirar atrás”, y se acomoda el flequillo. No todo es lo que parece, alerta en Despacio,  y en la bella Piñata, chicos y grandes van en busca de su dulce. Armonizando tiene aires de blues y la armónica es vedette. Justo después, en Paralelas, llega el mal humor, si trabajas de noche, claro, si te perdés la mañana “ya la voy a encontrar”, cantan. No es para tanto, pide tregua. Y sobre el final, A robar, para los músicos amigos, de lo ajeno.

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