Foto: Ramiro Ortega.
Foto: Ramiro Ortega.

Luego de dos jornadas de debates en el marco del Juicio Oral y Público por el Triple Crimen, testigos clave de la causa señalaron a Sergio “Quemado” Rodriguez como principal responsable de la masacre del 1 de enero de 2012.

Durante la audiencia del jueves, la primera en la cual empezaron a escucharse las voces de testigos de la causa por el asesinato de Jeremías Trasante, Claudio «Mono» Suárez y Adrián «Patom» Rodríguez, los testimonios más esperados y de mayor peso en términos probatorios comenzaron a echar luz sobre la saga que desencadenó el Triple Crimen.

El primer testigo en declarar fue Marcelo Suarez, primo de Mono, y único sobreviviente de la masacre. “Moki”, como le llaman sus conocidos, pudo escapar aquella madrugada de la balas de metralla que se cobraron la vida de los militantes sociales. Suarez, de 24 años, apuntó al Quemado cuando la fiscalía interrogó acerca de quién empuñaba el arma de guerra.

El testimonio de Moki fue por la tarde. Antes, durante la mañana, el Tribunal conformado por los jueces Salvador, Mascali y Manfrín, escucharon las declaraciones del pastor Eduardo Trasante, padre de Jeremías, y del referente del Movimiento 26 de Junio (Frente Popular Darío Santillán) Pedro Salinas, compañero de militancia de los pibes asesinados.

Ya durante la mañana, los abogados de la defensa buscaron ensuciar el proceso y presionar a los testigos para dificultar sus declaraciones, lo que provocó cruces reiterados con la fiscalía, a cargo de la Dra. Nora Marull. La estrategia de la defensa tocó fondo cuando Carlos Varela, quien representa al Quemado, pidió a Suarez que tome la mini-metra exhibida como prueba en la sala y que fuera reconocida por Moki como el arma homicida, a los fines de ilustrar detalles de la escena. “Esa arma mató a mi primo y mis dos amigos”, dijo Moki tras negarse al pedido.

Contó cómo aquella noche se encontraba con Jere, Mono y Patóm en un banco del Club Oroño, en Pte. Quintana y Dorrego, cuando sorpresivamente logró divisar cuatro personas que se aproximaban armadas al lugar donde se encontraban. Uno de ellos se acercó preguntando por Andrés, mientras los otros quedaron más atrás, escondidos detrás de algunos árboles. De inmediato comenzaron los estruendos, mientras Moki corría por la canchita del club buscando salvarse.

Entre los cuatro ejecutores estaban Daniel Alejandro «Teletubi» Delgado, Brian Ismael «Pescadito» Sprio y Sergio Gustavo «Quemado» Rodríguez, mientras que Mauricio Palavecino conducía el utilitario en el que luego escaparon.

Luego llegó el turno de Lita Gómez, madre de Mono, quien aquella madrugada encontró el cuerpo de su hijo en una cuneta al costado de la canchita, perforado por las balas. Según Lita, Mono pudo correr unos metros antes de caer, mientras levantaba las manos diciendo que ellos no tenían nada que ver. “Llámenla a mi mamá”, gritaba Mono. Entre lágrimas contó en el estado en que vio a su hijo, el «Mono». «Ensangrentado, respirando muy mal, casi se murió en mis brazos. Era un chico feliz y ese día sólo quería ir a festejar el fin de año. Todos en mi familia somos militantes del frente Darío Santillán y el Mono tenía muchos proyectos», dijo.

También declaró Ezequiel “el Negro” Villalba, uno de los personajes centrales de la causa, en tanto la banda del Quemado buscaba venganza contra él, quien horas antes habían baleado a Maximiliano “Quemadito” Rodriguez, hijo del imputado. Villalba acusó a los cuatro acusados, mencionando que “venían haciendo cualquiera en el barrio”, y que meses antes habían asesinado a otros chicos. Según la fiscal, este enfrentmiento se produjo en el marco de una disputa por el territorio entre grupos asociados al negocio narco.

El último en declarar en la jornada del jueves Néstor Arismendi, exjefe policial del departamento Rosario, quien brindó detalles de su actuación durante la madruga del 1 de enero de 2012, y de sus intercambios con el cabo Lisandro Martín, quien estaba cargo del registro de ingreso en el HECA, y quien presuntamente encubrió el paso del Quemadito por el nosocomio. Martín está procesado en una causa penal paralela por este hecho.

Audiencia de viernes

“Estábamos con mis amigos en la vereda cuando escuchamos ruido de cohetes seguidos, y luego vimos salir por un pasillo de la cancha a dos personas que empezaron a tirarnos a nosotros”, así comenzó su declaración Tania, una vecina del Club Oroño que dio inicio a la jornada de debates de hoy. “Uno era de fisonomía de grande, y el otro era flaquito”, respondió la testigo cuando la fiscal Marull preguntó si había reconocido a los atacantes.

Tania, junto a su hermano y María Belén Y. –quien luego testificó- fueron alcanzados por las balas de las mismas armas que mataron a Jere, Mono y Patom. Es que los asesinos huyeron de la cancha abriéndose paso a los disparos, sin importar quien estaba del otro lado. “No entendíamos nada, no sabíamos qué teníamos que ver nosotros con lo que había pasado”, contó Tania.

La otra testigo, María Belén Y. mostró más tarde las heridas que le provocaron los tres disparos recibidos, uno en la cabeza y uno en cada mano. Refirió que no pudo identificar quién disparaba porque rápidamente ingresaron a la vivienda de Tania, y porque la sangre que caía de su cabeza bloqueó su visión. Tras el paso de los atacantes, María Belén fue trasladada por su novio a un hospital.

Después llegó el turno de Andrés Maldonado, jefe de la sección fotografía de División Policial, quien fue interrogado acerca del peritaje fotográfico del hecho.

Tras su paso, el Comisario Fernando Ochoa, Jefe de la Brigada de Investigaciones de Unidades Especiales, contó cómo se produjeron los allanamientos a la casa de Maxi Rodriguez, la diligencia mediante la cual encontraron el BMW gris del Quemadito, abandonado y repleto de agujeros de bala y sangre en el interior. Al abrirlo, dieron con un Curriculum Vitae de Sofía Lafatigue, su novia.

Ochoa también contó detalles de las escuchas a Palavecino. “Mantenía comunicaciones con Delgado, quien según la antena, estaba en Villa Gesel”. En las grabaciones, según el testigo, se puede oír frases como “estamos en la playa, de joda” y “cómo está todo por allá”.

Luego, el comisario narró cómo fue el allanamiento a la casa de Mauricio Palavecino, quien al irrumpir la policía “salió corriendo y arrojó su celular a la vivienda lindera”. También explicó que estaban investigando a Matías Miranda, no por participar en el triple crimen, sino porque “estaban investigando a un grupo que incluía, además de Palavecino, a Teletubi y Pescadito”.

Abel Santa, Titular de la Seccional 15 de policía, declaró que al momento de allanar la casa del Quemado un vecino mencionó que lo habían visto irse horas antes con su mujer y unos cuantos bolsos, “como que abandonaron la vivienda y se fueron de viaje”.

Después llegó el turno de Alicia Cadierno, del Instituto Médico Forense, quien permaneció apenas unos minutos en el sillón de testigos, luego que la defensa y la fiscalía arreglaran una convención probatoria. Lo mismo sucedió con el testigo Hugo Daniel Echarte.

Los testimonios de la mañana del viernes cerraron con Martín Alvear, sumariante de la Comisaría 18° quien intervino en la balacera al Quemadito Rodriguez el 31 de diciembre y Hugo Cortés, Subjefe de la comisaría 33. Alvear contó que unas vecinas del lugar del hecho le entregaron dos vainas y le dijeron que quien había recibido los disparos “era un tal Maxi”, y que no quisieron dar más detalles porque tenían temor, ya que se trataba de “gente pesada”.

Fuente: www.triplecrimen.org

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