Don Ángel se despidió de este mundo a los 86 años, justo en el momento en que Central peleaba por su vida en la final de la Copa Argentina. El Negro Palma y el periodista Guillermo Ferretti destacan en una entrevista concedida a el eslabón, la huella que dejó, no sólo en Arroyito, sino en el fútbol de la ciudad.
Son pocas las cosas que unen a los dos clubes más grandes de la ciudad, de estrecha rivalidad y que en muchas ocasiones superan lo futbolístico. El respeto hacia un prócer del fútbol local como lo fue Ángel Tulio Zof es uno de los casos, ya que tras conocerse la noticia de su fallecimiento, voces de toda la ciudad expresaron sus condolencias. “Newell’s Old Boys lamenta el fallecimiento de Ángel Zof, personalidad destacada del fútbol rosarino, y envía las condolencias a su familia”, se expresaba la institución del Parque a través de su cuenta oficial de Twitter. “Profundo dolor por la muerte de Don Angel T. Zof. Una persona querida que engrandecía a nuestra profesión”, escribía por la misma red social Mario Zanabria, ídolo leproso.
Por el otro lado, no hace falta mencionar las innumerables voces centralistas que recordaron el legado que les dejó este viejo entrenador con el que gritaron campeón en el Nacional de 1980, en el campeonato 1986/87 y en la memorable Copa Conmebol de 1995. “Siento mucho dolor. Convivimos muchos años juntos. Fue mi segundo padre, porque uno además de jugador de fútbol se tiene que formar como persona y lógicamente él fue muy importante para mí. Estuvimos mucho tiempo juntos, ganamos campeonatos”, lo recuerda Omar Palma, que junto a Don Ángel levantó el último título Canaya.
La noticia también entristeció al periodista Guillermo Ferretti, que lo consideraba como una persona “muy respetuosa”. “Fue un día muy triste, más que nada el jueves cuando recordaba los encuentros y sus historias, porque el miércoles estuve trabajando en el partido de Central y concentrado en eso. Ya conocía sus problemas de salud porque venía charlando con Norma, su mujer y sabía que no estaba bien y que esto podía pasar”, señala.
El autor de la biografía Ángel Canalla, quien hace 20 años trabaja cubriendo al auriazul, cuenta que la relación con la prensa “era como la de todos los técnicos pero lo destacaba que era una persona muy paternalista, mostraba mucha confianza cuando hablaba con uno, un trato muy particular”.
Pero Zof no sólo fue hombre de títulos, ya que prestó sus servicios en los momentos críticos y también pudo sortear exitosamente esos inconvenientes. Fue el hombre de las mil etapas en el club, que cada vez que lo necesitó, dio el presente.
Su éxito en el banco auriazul y su simpleza lo convirtieron en uno de los máximos ídolos de la institución del barrio Lisandro de la Torre. “Tenía magia”, asegura entre risas el Tordo, y justifica: “Como DT era sencillo. A un equipo de mitad de tabla para abajo, le cambiaba dos o tres piezas y armaba un equipo que después peleaba el campeonato. Tenía ese ojo clínico para elegir a los jugadores”.
El cronista del diario El Ciudadano, por su parte, coincide en que su principal virtud era “el poner siempre las cosas en su lugar”, porque “tenía la capacidad de ver en qué lugar podía rendir mejor cada jugador”, y luego “los potenciaba a partir de darles confianza, era un motivador original y con su trato con los futbolistas les llegaba de una forma especial”.
Cuatro décadas vieron a Zof como entrenador. Arrancó en Newell’s, desde 1965 hasta el 67, y luego regresó en el 69. También había tenido dos períodos en Los Andes, hasta que el año 1970 lo depositó en el club que hoy lo idolatra.
En el medio, antes de colgar el buzo y el silbato, este cliente habitual del mítico Bar Mayo, el café de toda su vida, recorrió varios puntos del país. Estuvo en Atlanta, Ledesma de Jujuy, Platense y San Martín de Tucumán. “Se iba al norte a dirigir y volvía a Central porque lo buscaban. Porque su corazón estaba en Central”, aporta el ex futbolista.
En el Canaya tuvo 9 etapas, la última en 2006 cuando tomó las riendas del equipo en las últimas 4 fechas del Apertura 2006 y llegó hasta la 7ª del torneo del año siguiente en la que se despidió tras el 1 a 1 ante Argentinos en Arroyito.
Por último, los entrevistados dejaron de lado sus cualidades detrás de la línea de cal y resaltaron su persona fuera del ámbito futbolístico, justificando el amplio reconocimiento que recibió tras su partido. “Alguien como Zof era imposible que caiga mal, era un buen tipo”, reflexiona Ferretti. “Todos lo recuerdan bien, todos lo querían y lo respetaban, por eso se habla mucho de él hoy”, concluye Palma.
Duro golpe en San Juan
Central sufrió entre semana la derrota más impensada, ya que el mal desempeño en el campeonato local realzaba aún más la importancia de la Copa Argentina, que además de un título, le permitiría volver al torneo de clubes más importantes del continente.
“Fue un partido aburrido, no se generó mucho fútbol. Fue muy trabado, muy cortado y eso obviamente no le conviene a Central porque tiene jugadores para jugar bien al fútbol. Y Huracán hizo su trabajo, se paró bien y lo complicó de contra”, analizó Omar Palma.
Broglia en posición adelantada
«Cuando lleguemos a Rosario todo el mundo ya habrá festejado. Vamos a hacer un festejo antes del partido del domingo ante Racing. Vamos a invitar a la anterior Comisión Directiva del club y a jugadores que hayan salido campeones con Central para que vengan. Vamos a tratar de que todos los Canallas sean parte de este festejo y que sea normal y agradable», se anticipaba el presidente Raúl Broglia en declaraciones radiales en la previa a la final.
Si bien el ex volante creativo confesó su pensamiento de que el encuentro “parecía accesible”, recomendó “no subestimar a los rivales”.
Zof en palabras
A un año del lanzamiento de Ángel Canalla, el periodista de LT8 y autor de la biografía que repasa la trayectoria y recuerda anécdotas del viejo Zof, comenta con gracia que cuando le propuso realizar el libro, Don Ángel pensó “que le iba a manguear una camiseta”.
“Las entrevistas de muchas mañanas en su casa, las charlas de fútbol”, es lo que Guillermo Ferretti valora más de su trabajo llevado al papel. “Siempre era muy simpático para contar las historias, muy pícaro. Todas las anécdotas lo tenían a él como protagonista”, dice.
Entre las vivencias y situaciones que aparece en su libro, el Gordo rescata “una que me contó Federico Vairo, que una vez jugaron contra River en cancha embarrada y Sívori hizo una jugada por la banda llevando la pelota en el muslo sin dejarla caer, lo pasó de sombrero al arquero y cabeceó la pelota al gol. Y en el último intento, Vairo se tiró al piso para intentar salvarla pero no llegó y quedó embarrado y con una bronca bárbara. Y cuando se estaba limpiando, y vio que Zof le estaba dando la mano a Sívori por el gol que había hecho, lo quería matar”.
Nota publicada en la edición 171 del periódico el eslabón