Municipalidad de Rosario
Foto: Javier García Alfaro.

La noticia sorprendió a propio y extraños: la intendencia socialista de la Municipalidad de Rosario contrata desde hace ocho años a un coach (entrenador) ontológico como asesor. Se trata de Alejandro Marchesán, quien además lidera la organización cristiana Ministerio de la Reconciliación y quien incluso llegó ocupar un cargo en el gabinete durante la gestión de Miguel Lifschitz. Pero, ¿qué es el Coaching Ontológico?: Es una disciplina para orientar y mejorar la gestión de las empresas y que al parecer también puede aplicarse a la administración política. Y no sólo es para el manejo de los recursos humanos, se mete con la Filosofía del Ser y la Física cuántica: el coach ontológico es una especie de nuevo gurú, uno más que se agrega al lote de publicistas, especialistas en marketing, web master y asesores de imagen, entre tantos nuevos rubros y artefactos de la política del siglo XXI.

Los más desinformados opositores se rieron a carcajadas, otros se avergonzaron, también algunos se indignaron. Hasta hubo ediles que pidieron informes para saber cuánto gastó el municipio en la contratación del especialista Alejandro Marchesán, de la consultoría de coaching profesional AM Internacional & Asoc. Estudio Organizacional.

Además, se supo que durante la intendencia de Lifschitz ocupó el cargo de Coordinador de Gestión de Proyectos de la Municipalidad.

La intendenta Mónica Fein salió a defender que “no hay que asustarse de escuchar experiencias exitosas de empresas, de ciudades, de otros países y tomarlas para mejor lo que hacemos aquí”.

Antes, el secretario general de la Municipalidad, Jorge Elder, se había sorprendido por la repercusión que tuvo la noticia sobre la existencia de algo que consideró es de “mucha naturalidad”.

“El Coaching Ontológico es un camino para lograr la transformación personal. Transitarlo es una decisión que debe producirse dentro de cada uno de nosotros y que se reflejará en todo nuestro entorno. Es el momento de rediseñar nuestro futuro, de decidir quién queremos SER, de decidir qué tipo de vida queremos tener y de hacer que esto suceda”, dice una presentación de los tantos cursos que se dan sobre esta disciplina, incluso on line.

Y por qué no, entre tantas frases, uno de lo conceptos que pudo haber calado hondo hace ocho años atrás en Miguel Lifschitz (de quien Marchesán fue “coach personal”) sea el siguiente: “El crecimiento ocurre en el dominio del Ser, a través de un aprendizaje transformacional que cuestiona con respeto los modos tradicionales de percibir e interpretar, donde las personas y los equipos interrumpen sus patrones de conducta y comportamiento habituales, para comenzar a operar con mayor creatividad, protagonismo y proactividad; generando competencias emocionales, del hacer, del pensar y de la comunicación”.

Para una buena parte de los ciudadanos de a pie todo el palabrerío ontológico sonó a sanata pura. Incluso en el reportaje publicado por el diario La Capital, el coach se esforzó para dar ejemplos concretos de su actividad ante la requisitoria del periodista Adrián Gerber.

“El coaching lo que hace es preguntar: ¿te sirve lo que vos estás haciendo para lograr lo que querés obtener?”, intentó sintetizar el especialista que vive en la localidad bonaerense de Pilar y que viaja a Rosario dos veces a la semana.

En una de la tantas reseñas que existen en internet se explica que “el coach ontológico no le dice a las personas lo que tienen que hacer, no presiona, ni aconseja, ni recomienda, sino que explora, hace preguntas, ofrece interpretaciones generativas, desafía respetuosamente sus modelos mentales para desarrollar una nueva mirada que permita el descubrimiento de nuevas acciones y posibilidades; y acompaña en el diseño de acciones que faciliten el acceso a los resultados buscados”.

Las repercusiones más apasionadas, como era de esperar, estuvieron en las redes sociales en donde hirvieron comentarios, como por ejemplo el del profesor Roberto Retamoso: “Que Fein y Lifschitz se pongan en manos de semejante sujeto para mejorar sus capacidades de gestión es penoso y patético: habla de lo que son, de sus carencias, de sus limitaciones, y sobre todo de sus fronteras ideológicas, definitivamente trazadas. Entre «la mano invisible del mercado», las opiniones de Durán Barba y la práctica de este «coach» hay una consonancia absoluta porque forman parte del mismo marco ideológico, el del neoliberalismo más ramplón y precario. Ahí terminaron estos mal llamados socialistas, como no podía ser de otra manera”.

Y sigue: “En vez de apelar a la tradición del pensamiento socialista, a los principios de su cosmovisión, a las grandes líneas estratégicas según las cuales esa tradición política pretendía «transformar al mundo», se someten a las prescripciones de un gurú absolutamente representativo del pensamiento neoliberal, burgués, individualista, competitivo, capitalista y conservador del estatus quo”.

Artículo publicado en la edición 176 del semanario El Eslabón.

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Un comentario

  1. MARIA ALEJANDRA LOZANO

    04/01/2015 en 18:07

    PATETICO Y PENOSO ES RATIFICAR QUE EL DINERO SE GASTA EN CUALQUIER COSA Y QUE LA CIUDAD DE ROSARIO Y TODA LA PROVINCIA DE SANTA FE ESTAN CADA VEZ PEOR GESTIONADAS, CON UNA CANTIDAD DE HOMICIDIOS DIARIOS QUE DAN PAVOR- NO SE RESUELVEN LOS PROBLEMAS DEL TRANSITO, NI DEL TRANSPORTE PUBLICO, NI DE LA BASURA QUE ES UN FLAGELO MAS QUE NOS ATORMENTA. BASTA DE ESTOS SOCIALISTAS CORRUPTOS E INEPTOS!!!

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