El presidente de la Cooperativa de Árbitros de Rosario, entidad que nuclea a un centenar y medio de hombres de negro, le contó a el eslabón sobre la movida que llevan adelante desde 2009 en la ciudad.
“Nosotros pertenecíamos al Colegio (de Árbitros de Rosario) pero se trabajaba en condiciones bastante precarias. No teníamos representación en la (Liga) Rosarina y vivíamos lidiando con problemas, entonces empezó a surgir –sobre todo entre los que ya dirigían en Primera División de la Liga y que tenían más años de recorrido– la idea de armar una nueva agrupación”, arranca contando Sebastián Ranciglio, y añade: “Esa idea empezó a prender en los que en ese momento recién arrancábamos a dirigir y como de los 100 que estabámos en el Colegio, 70 estábamos convencidos de que formando una cooperativa de trabajo podíamos dignificar nuestro laburo, a fines de 2008 la fundamos, con un montón de contratiempos y cuestiones que llevaron a esa ruptura política dentro de la Asociación Rosarina; y en 2009 ya empezamos a trabajar”.
Mundo cooperativo
Para explicar el porqué de haber elegido agruparse bajo la figura de cooperativa, este hombre que desde setiembre del año pasado la preside, señala que “en todo el país hay muchos tipos de colegios de árbitros, bajo distintas nominaciones, pero lo que más representaba nuestra idea de justicia y de igualdad era conformarnos como cooperativa de trabajo”, y argumenta: “Es como una «empresa» en la que todos somos dueños, todos tiramos para el mismo lado y a todos nos conviene que la cosa ande bien. Y es la mejor manera de unirse, ya que todos tenemos derechos, voto y obligaciones”.
Hoy, “la coope” está integrada por alrededor de 140 árbitros y es “la agrupación más grande de Rosario, la que más afiliados tiene”, según se encarga de remarcar Ranciglio.
La principal actividad de la entidad, cuya sede se encuentra en Callao al 500, es el dictado de talleres para futuros impartidores de justicia en encuentros de fútbol. “Hay cursos de aspirantes, cuyas clases las brinda (el ex árbitro internacional) Claudio Martín y –lo más importante– son totalmente gratuitas”, destaca el entrevistado, y acota: “Se enseñan reglas de juego, situaciones que se pueden dar en un campo de juego, y el que puede también va a entrenar con nosotros y así se va formando el árbitro. Cuando lo terminan (duran 3 meses), empiezan a dirigir partidos de juveniles o de los más chiquitos. Como asistentes del juez principal, para ir aprendiendo y sumando experiencia. Porque en el arbitraje –a diferencia de otras actividades–, difícilmente uno pueda decir que «nació» para ser árbitro. Por lo que el mejor, generalmente termina siendo el que más experiencia suma”.
“Lo mejor de todo –prosigue– es el grupo que se conformó. Esta sensación de cooperación que hay, que aparece cuando a alguien le pasa algo o tiene algún problema… Nosotros pregonamos eso, porque eso fue lo que nos unió. Y eso –remarca orgulloso– hace que muchos chicos que no saben por ahí lo que es una cooperativa, cómo funciona, los beneficios que trae; se interesen y quieran saber más al respecto. Ven como nos complementamos entre todos, como uno le puede dar una mano a otro y cooperar; y entienden que en el futuro del mundo, si hay más cooperativas, todo será mucho mejor. Eso, además, los va formando como personas. Muchos se acercaron por el solo hecho de tener una fuente de trabajo o de dirigir en Primera y se fueron comprometiendo con el proyecto y acercan ideas, hablan con los dirigentes, quieren participar dentro de la cooperativa… y eso para nosotros está muy bueno”.
¿Qué cobrás?
Al ser consultado respecto de cómo se financian y generan recursos, Sebastián explica que “cada árbitro percibe honorarios por partido dirigido y un porcentaje fijo de ese dinero va destinado a las arcas de la cooperativa”, y que “con eso se abonan los sueldos de los profes del instructor de arbitraje, que es Claudio (Martín); del Preparador físico, el profe Diego Bernini; del empleado que hace las tareas administrativas; y además se paga el alquiler, el teléfono y todo lo que respecta a la operativa del Colegio”.
Y en cuanto a lo que perciben los árbitros, el presidente de la Cooperativa de hombres de negro de la ciudad aclara que “hay muchos escalones”, que “el que llega a dirigir en Primera División de las ligas de la zona, como las de Casilda, Venado Tuerto, Alcorta y Chañás, gana un buen sueldo”, pero que “la mayoría trabaja a la vez de otra cosa”. “Hay que tener en cuenta que esto dura entre nueve y diez meses y que en verano baja mucho por la falta de partidos. Entonces, generalmente, es algo complementario y que te permite tener otra actividad, ya que entrenamos dos veces por semana y una tenemos charla con Claudio, y que dirigís sólo sábados y domingos; salvo algún joven que por ahí está estudiando y con esto le alcanza porque puede dedicarse a estudiar en la semana y dirigir los fines de semana; el resto tiene otro laburo”.
Para finalizar, este hombre que dirige en las ligas de la zona y que además está contratado por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) por lo que viene “jugando” –como les gusta decir a los árbitros– en el Torneo Argentino A y en la Copa Argentina, admite que el arbitraje “es una alternativa laboral rápida, sobre todo para los jóvenes que recién arrancan y pueden ganar unos mangos los fines de semana mientras siguen una carrera al mismo tiempo”, pero aclara que “también están aquellos que arrancan y que como ven que tienen condiciones y se dan cuenta que pueden hacer carrera, incluso a nivel nacional, van avanzando”, y que “en general es un trabajo alternativo muy bueno y saludable”, y concluye: “La mayoría, se podría decir que somos futbolistas… no sé si decir «frustrados», pero sí que llegando a los 20; 21 años nos dimos cuenta que no íbamos a llegar o a poder vivir de eso, y nos dedicamos a esto que es una buena manera de seguir ligados al deporte que nos apasiona”.
¿De qué cuadro sos?
Los árbitros, al igual que los periodistas deportivos, intentan fervientemente ocultar su identidad futbolera. “En las ligas de la zona no hay problemas, pero a nivel AFA se complica y directamente no nos designan para partidos en los que participen equipos rosarinos, y lo mismo ocurrió con los colegas que llegaron a Primera”, señala Sebastián, y narra una anécdota que tiene como protagonista a su compañero de ruta Claudio Martín: “A Claudio en algún momento, creo que fue en 1998 o por ahí, lo designaron para dirigir el clásico rosarino y al otro día había mil periodistas en la puerta de la casa y lo paraban los hinchas en la calle para decirle como tenia que dirigir o para decirle: «Ojo con lo que cobrás el domingo». Entonces AFA, para cuidarlo y protegerlo decidió sacarlo del partido. Convengamos que no es lo mismo para un árbitro porteño porque allá hay mil equipos y cualquiera dirige a cualquiera. Pero acá, en una ciudad tan futbolera y pasional como es Rosario, es mucho más difícil. Después de lo de Claudio creo que nunca más se designó siquiera a un rosarino para un clásico o para un partido en el que participe un equipo de la ciudad”.
Vestite de negro
Para los interesados en asistir a los cursos de instrucción para futuros árbitros, la próxima “temporada” arranca el lunes 9 de febrero. “Estamos en Callao 581”, ubica Ranciglio, “y si se quieren acercar para llenar la ficha con anticipación, para sacarse dudas que tengan o para preguntar lo que quieran, vamos a estar el lunes 2, de 19 a 21, en la sede para recibir consultas. Y si no, que vayan directamente el lunes 9, cerca de las 19 que es la hora en que se pondrá en marcha el nuevo curso 20165, llenan los datos y ya arrancan las clases con Claudio”.
Vale la pena destacar que se realizan dos cursos por año, el próximo arrancará a mediados de año, por lo que salen dos camadas de futuros referís por temporada; y que la inscripción, como la asistencia a clases y a entrenamientos físicos, no tiene costo alguno.
Nota publicada en la edición 180 del periódico el eslabón