La agrupación concretó su segundo registro sonoro en medio de cambios internos. Mutación teje sus hilos en el rap, toma al funk como dispositivo bailable y deja salir al rock a través de la guitarras.
Este cronista descubrió a Lima Sur en 2009, en un show al aire libre en el Parque Nacional a la Bandera. Tres sujetos rapeaban líricas sobre sus percepciones de la realidad por encima de pistas; sumados a un baterista, un bajista, un percusionista y dos coristas que aportaban color y sensualidad, algo que por aquel entonces no se encontraba en la escena local.
Por aquellos días, los Lima tenían entre sus manos una carta de presentación, su primer material, titulado Saladillo Love, un disco que –salvo las guitarras y voces–, fue compuesto y grabado con una computadora.
Diego B (voz, programación y guitarra), un histórico del grupo, que permanece junto a Choco Deforme (voz), dialogó con El Eslabón y brindó detalles de cómo se forjaron y pulieron las canciones nuevas de Mutación. Un material producido por la propia banda, mezclado por Guillermo Baliente y masterizado por Carlos Altolaguirre.
El grupo todavía espera una edición definitiva, mientras tanto, las canciones están todas en youtube y forman parte de la lista de temas de los recitales. La banda diseñó una edición artesanal para sus seguidores con el master final, la portada del disco y unos dibujos a mano. Algo que se repetirá en su próxima presentación el 25 de abril, en Berlín Café bar de Rosario.
—¿Después de casi seis años, cuáles son las sensaciones que produce un nuevo disco?
—Es algo que se esperaba mucho, es como un parto (se ríe). Pero estamos contentos con el resultado. No fue en vano esperar tanto tiempo y hay cosas que tenían que pasar. Por todo lo que pasó el disco se llama Mutación.
—Teniendo en cuenta la reversión de la canción Dame más calma, ¿hay un cierta continuación de Saladillo Love?
—En este disco grabamos con instrumentos, esa es la diferencia grosa con el primero, aparte de los cambios que se dieron en la formación. Si bien el rap es el hilo conductor, y las letras van por el mismo camino y arengue con la intención de que cualquiera se puede sentir identificado. Hay también muchas guitarras y no es un disco tan rapero como el primero. Tiene funk a full, hay algo soulero, o sea, más lento y más cool, pero en general es un funk rapeado lo que hacemos.
—Ani Books (vocalista de la banda), con quién compartís otros proyectos, aportó tanto en las melodías como en las rimas, algo que no había ocurrido. ¿Cómo viste su trabajo?
—Sí, Ani tiene una voz muy particular y a esta altura somos tres lo que cantamos en la banda. Además, ella aportó en la composición, trajo algunas letras, cosa que no había ocurrido. Con Ani y Meli –trombonista de Cool Confusion y una de las invitadas de este disco– también tenemos un proyecto que se llama Muzarella Groove.
— Teniendo en cuenta que trabajás mucho en el estudio, ¿cómo fue la última etapa de producción?
—Estuvimos con Guillermo Baliente como cuatro meses mezclando en Nuendo (software) todos los lunes y jueves encerrados en casa. Guille la tiene clara con el audio, pero el proceso de abrir todas las tomas que se grabaron y la cantidad de canales de percusión, voces y guitarras lleva un tiempo. El máster lo hicimos con Carlos Altolaguirre. Es un monstruo el Gordo, grabamos las batas en su estudio Blue Room, con Diego Longinotti. Y en la sala de grabación de casa: bajo, viola, teclados y voces. Cuando terminamos ese proceso, Altolaguirre lo pasó por sus válvulas para darle todo el volumen y el cuerpo necesario.
—¿Qué significa el proyecto de Lima Sur entonces ?
—Personalmente me permite sacar todo lo que tengo adentro. En frío es un proyecto pero más profundamente es sacrificio, es aprender a convivir, que es complicado pero es lo que hace que una banda pueda seguir tocando. Por todo lo que pasó, este segundo disco es más importante que la banda en sí. Por eso nunca paramos, nunca dejamos caer a la banda. Es un sueño cumplido, después viene otro sueño…que el disco trascienda.
Mutando, pista por pista
El segundo disco de Lima Sur se gestó hace algo más de dos años en el estudio casero de Diego B. Un germen que, según el ex Potente vs Picante, creció primero en formato de maquetas, con baterías y bajos hechos a medida de un software, más letras y fraseos. Tiempo después, el material se convirtió en formato banda, en donde cada músico aportaron su toque. Incluso músicos que emigraron como Ricardo Vilaseca, que dejó las grabaciones de teclados.
Desde el primero al último track, el viaje de Mutación es muy perceptivo y por tramos bailable como en A través de los bosques, el primer tema, que cuenta con el rapeo invitado de Chac, de Efecto Nebulosa. Se vuela por el río con una base bien hiphopera (En el Paraná); y se agita (Desde el aire). Bajan los pulsos y se regresa a la introspección (Otro domingo). También hay una bella conjunción entre rapeo y coros (Te creo), un tema del batero Franco Ferrari y Lier, ex bajista. Dos temas hermanos e instrumentales (Wengo Chino) y (Wengo Liano), surgieron de la misma base de bajo de sintetizador, ejecutado por Italo Giacometti y de las baterías de Franco Ferrari; el primero tiene la participación del Chino Aguilar, violero de Los Vándalos, y el segundo, del tecladista Emiliano Romero, de T-51. Entre estas dos piezas emerge del primer disco, Dame más calma, una reversión más rockera con los solos de Diego B junto a los fraseos de Choco Deforme y Ani Book. En otro tema, tal vez el más rockero, un tipo pisa su propia mierda y quiere escapar de sí (El Heavy). Los vientos invitados, Meli, Mati y el Chino de Cool Confusion, aportan sus soplidos (Todo comenzó). El cierre es novedoso, un tema color tango (El Ruido de la calle) producido en conjunto con Sergio González Carducci, de Maltango, un rosarino radicado en España. Hay sampleo de las voces de Liza Polichisio y Luisiana Calligari, el primer dúo de coros de Lima Sur. Un tema casi todo producido en laboratorio.
Nota publicada en la edición 190 del periódico El Eslabón.
