Molinari

El nombre del gimnasta rosarino, que llegó a la final de los Juegos de Londres 2012, integrará la serie de placas que se colocarán en las veredas de avenida Pellegrini para homenajear a atletas destacados de la ciudad.

Federico Molinari saltó a la fama luego de alcanzar la etapa decisiva en la especialidad de anillas (o anillos) –dentro de la disciplina gimnasia artística– en la última edición de los Juegos Olímpicos. “Haber alcanzado esa final fue un cambio muy grande para mí, y para la gimnasia argentina también”, rememora este joven oriundo de Rosario que se crió y formó deportivamente en la localidad santafesina de San Jorge, y argumenta: “Esa final marcó un antes y un después, porque permitió que este deporte entrara en la vista de mucha gente que no lo tenía ni en cuenta y tuviera mayor difusión, lo que propició a la vez el crecimiento de los gimnastas argentinos”.

Molinari, que con apenas 13 años se dió el gusto de conquistar tres medallas de bronce y una de plata en el Campeonato Sudamericano de Chile, explica que “la gimnasia deportiva tiene seis disciplinas” y que “hasta el día de hoy las sigo practicando todas”, aunque aclara: “Lo que ocurre es que uno, por condiciones físicas, tiene más facilidades para algunas. Y, aunque sigo compitiendo en todos los aparatos, mi especialidad son las anillas y es en lo que más me destaco”.

Lo que vino y lo que viene

Desde Buenos Aires, donde se radicó en 2002 para entrenar en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) bajo las órdenes del ruso Vladimir Makarian, Federico admite que en los últimos dos meses se dedicó de lleno a disfrutar de su reciente paternidad. “Es un cambio grande en mi vida, por eso prioricé la parte familiar en esta etapa del año y decidí quedarme al lado de mi mujer”, confiesa en diálogo telefónico con este cronista, pero aclara: “Igualmente nunca dejé de entrenar y sigo preparándome para las competencias que vienen. En mayo tenemos tres copas del mundo: Brasil, Bulgaria y Portugal, después se vienen los panamericanos de Toronto en julio; y a fin de septiembre y principios de octubre es el Mundial, que es la frutilla del postre de este año y es donde nos vamos a jugar la clasificación a Río de Janeiro 2016. Y en lo personal también es un año muy importante, porque siento que son los últimos de mi carrera y espero tener un buen cierre que sería poder estar en los próximos Juegos”.

Canaya desde mi más tierna edad

Aunque siendo muy chico emigró de Rosario junto a su familia, luego de que designaran a sus padres (Fernando y Alicia) como entrenadores de gimnasia deportiva en el Club Atlético San Jorge, de la homónima localidad santafesina; Federico mantuvo intacta su pasión por los azules y amarillos. “Soy de Central de toda la vida y me da mucha alegría volver a tener un equipo competitivo, que tenga la posibilidad de pelear arriba y de hacerle partido a cualquiera”, remarca orgulloso el atleta que en algún momento tuvo el honor de ser reconocido con la entrega de una plaqueta en el mismísimo Gigante de Arroyito, y agrega: “Todo eso te invita a soñar, te motiva, te dan más ganas de esperar el fin de semana para ver los partidos. Además tenemos muy buenos jugadores que decidieron volver al club, así que ojalá todo siga así y termine de la mejor manera”.

Tras admitir que hay varios factores que atentan contra las ganas de ver a su equipo –“estoy a 300 kilómetros, ahora con un hijo, más el entrenamiento hacen que me cueste mucho ir a la cancha; pero cada tanto voy”–, Molinari despeja cualquier duda: “Valentino, aunque sólo tiene un mes de vida, ya es canaya como el padre”.

La avenida del deporte

Al mejor estilo Hollywood, Rosario tendrá su “Paseo de los Olímpicos”. Se trata de una serie de placas de granito con los nombres de más de 170 deportistas de la ciudad que participaron en Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que serán colocadas a lo largo de ocho cuadras –de Moreno a Mitre– y a ambas manos de la avenida Pellegrini.

“Me llamó gente de la municipalidad diciéndome que iban a hacer este homenaje y la verdad que me gustó mucho la propuesta”, señala el entrevistado, y tras indicar que se trata de “un buen reconocimiento para los deportistas de la ciudad”, remarca: “Está bueno además que sea para todos, porque el deporte paralímpico –como el olímpico– son la máxima expresión de cada una de las disciplinas. Los atletas con capacidades diferentes tienen su propio reglamento pero es real que son los mejores del mundo en lo que hacen y tienen que tener su reconocimiento. Me parece perfecto que no haya ningún tipo de diferencias”.

Sobre tablas

Tiempo después de acceder a la instancia final de los Juegos que en 2012 se desarrollaron en la capital inglesa, a Federico le llovieron ofertas de lo más variadas y terminó aceptando la que le hizo llegar el mediático productor Flavio Mendoza, para integrar las filas de su espectáculo Stravaganza, estados del tiempo. “Fue muy tentadora por varios motivos”, aclara el gimnasta rosarino, y argumenta: “Por un lado es una obra de teatro que tiene muchísimo que ver con lo deportivo y permite que los gimnastas podamos lucirnos; además es el espectáculo más importante del teatro argentino y –lo más importante de todo– me dió la posibilidad de difundir la gimnasia desde otro ámbito. Igualmente, en su momento puse muchas condiciones para hacer ambas cosas porque no quería dejar de entrenar. Cada vez que tenía una competencia o un torneo importante, me iba y dejaba un reemplazo para que cubra mi lugar. Fue una experiencia muy linda, pero ya estoy abocado otra vez ciento por ciento al entrenamiento”.

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