Foto: Javier García Alfaro.
«Ya vamos a encontrar otra excusa», dicen sobre su futuro. | Foto: Javier García Alfaro

El grupo lanza su última producción gracias a una novedosa propuesta de financiamiento colectivo. Multidisciplinarios en sus comienzos, en ¿Qué es el laberinto? se abocaron de lleno a sus trances musicales de rock psicodélico, cumbia, y a su veta audiovisual.

Los Cuentos de la Buena Pipa se vuelven a contar, renuevan sus formas de relato, se superponen. Desde hace un tiempo el grupo rosarino resuena en los confines de los sonidos de la ciudad, y deja que se vean sus dibujos cada vez que empapelan las calles previo a sus presentaciones en vivo. ¿Qué es el laberinto?, su nueva apuesta, se presentará este sábado 9 de mayo en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC).

En medio de los preparativos Los Cuentos nos recibe en banda en una vieja casa de bulevar 27 de Febrero, frente a la Plaza del Che, lugar de reuniones y sala de ensayo. Charly, el maestro de ceremonias. Nicolás, dueño del bajo; Diego, el baterista chileno; Lisandro, a cargo de una de las  guitarras.  Lara y el Grillo, los de la percusión y  accesorios, y Clara, corista y vestuarista. El Colo, principal compositor, también se prepara para el ensayo, toca guitarra y manipula un teclado controlador, donde fabrica climas sintetizados digitalmente. Su hermano Paila, autor de las ilustraciones, se encargó del arte del nuevo disco y por estas horas prepara el montaje para la presentación. Maia, que llegará un rato después, también anda testeando las visuales y el mapping, la técnica de luz que jugará con la música del grupo en el vivo.

—Hace siete años que vienen insistiendo con Los Cuentos pero si tuvieran que presentarse ante un público nuevo, que no los conoce, ¿qué le dirían?
—(Nicolás) Somos Los Cuentos de la Buena Pipa, desde los comienzos quisimos ser más que una banda, quisimos salir de lo estrictamente musical. Al principio coqueteábamos más con el teatro y ahora más con lo audiovisual. Podemos decir que somos una banda de música rock experimental.

—En 2012 editaron Así grita el dictador, con canciones interesantes como La Locura, Las Cosas y Cumbia careta, ¿qué relación hay con el nuevo disco?
—(Colo) El primer disco fue una recopilación. Ahora estamos sacando el segundo material en siete años y no es casual. Al principio tratamos de probar formatos que apuntaban al vivo pero no encontrábamos una forma de registro completo, lo nuestro tenía que ver más con la actuación y con romper la línea del escenario. En los comienzos, temas como La locura o Japonesa eran canciones que quedaban de las obras, los cuentos, como lo  llamábamos nosotros. Japonesa era el relato de un viaje al futuro, con actores y con guión, y se recopilaban esos registros en vivo.

—¿Y qué se generó con el nuevo material?
—(Colo) Se generó una decantación en los últimos dos años y de una manera no consciente nos dedicamos completamente a la música, dejamos de la lado la multidisciplina por así decirlo. Creo que conseguimos plasmar el viaje en vivo.
—(Grillo) Grabamos en alta calidad lo que estábamos haciendo en este momento y salió todo junto.
—(Colo) Antes el trabajo nuestro era el ensayo teatral por un lado y, por el otro, los ensayos musicales. Armábamos guiones para presentaciones pero había lugares donde no podíamos recrear todo eso. Entonces el cambio se basó en que empezamos a ensayar música y componer como lo veníamos haciendo y concentrarnos en eso.

—Escuchando Tengo una vida del nuevo disco, ¿se puede decir que además de rock, hacen también cumbia  psicodélica?
—Sí, lo nuestro es psicodélico es colgado si se quiere, bah, no colgado sino que es instrumental en su mayoría pero no es para abajo, es muy rítmico. Yo toco un controlador, en realidad es síntesis digital con un sonido que cambia constantemente, me descargo cosas gratuitas y pirateadas todo el tiempo.

—Cuando volvieron de gira por Chile vivieron una situación para nada deseada (les robaron el dinero recaudado que destinarían al nuevo disco) ¿Cómo fue el proceso desde aquel mambo negro hasta que decidieron financiar su disco con aporte colectivo?
—(Nicolás) Elegimos contar ese suceso en un video que se puede ver en youtube. Preferimos ahora centrarnos en lo bueno de esa historia. Lo de Panal de Ideas lo habíamos pensado y nunca nos decidimos. Nos encontramos con el disco terminado y sin poder editarlo y decidimos probar. Es un sistema de financiamiento colectivo que funciona en una plataforma web. Cualquiera puede aportar al proyecto y es coproductor de la obra, y tiene una recompensa.

—¿Por qué encararon con su música a Chile y cómo fue la experiencia?
—(Colo) Teníamos la necesidad en enero de hacer una moneda y presentar lo nuestro. Yo estuve antes en la costa argentina y no sentÍa que era un lugar para la banda, y en Rosario son días muertos en enero porque no pasa nada.
—(Grillo) Ya habíamos viajado a Uruguay, fuimos a Rocha, Valizas, Santa Teresa, Punta del Diablo y otras ciudades de la costa uruguaya. En Chile caímos en Valparaíso, un mega ciudad balnearia
—(Lara) Mucha bohemia, mucha gente…
—(Nicolás) Muy agradable, vendimos 400 discos nuevos y como 200 del anterior.
—(Colo) Particularmente creo que Chile es un arma de doble filo, tiene profesionalizado el circuito, el trato con productores y los dueños de lugares de rock, es muy distinto pero está muy mercantilizado, al toque está el sponsor y todo se patrocina con marcas y hay poca apuesta a lo que es más independiente y a lo autogestivo.
—(Diego) La recepción fue buena, el músico argentino se lo trata muy bien, se lo respeta mucho, por eso tampoco da para ir con una bizarreada.

—¿Y la relación con el público rosarino durante estos años?
—(Colo) Sin buscar conformar, uno también aprendió de las respuestas del público, al principio cuando las cosas tenían mucho guión y mucho relato en los shows, estaba el gritaba “¡callate y tocá!”; aunque también estaba al que le gustaba. La idea fue entonces cómo podemos hacer lo mismo y también entender que lo estamos haciendo para presentarlo. Esto no es teatro ni un ritual para nosotros mismos.

El mecenazgo de la gente

La sustracción de una mochila destinada a pagar el nuevo disco cambió los planes de la banda. La comunidad de financiamiento colectivo de colaboración voluntaria Panal de Ideas fue la salida que encontraron Los Cuentos para la edición de ¿Qué es el laberinto?. Se trata de una plataforma web argentina que ya reúne numerosos proyectos que intentan financiarse con aportes colectivos como el de la banda de rock rosarina Los Vándalos, que se sumaron para solventar el video Viajo dentro de mí, de su último disco. Los Cuentos de la Buena Pipa consiguieron 20 mil pesos gracias al aporte de los “activistas”, que serán recompensados con discos, entradas y otros beneficios. “Este sistema nos abrió una puerta”, dice el Colo. “Uno necesitaba cierto presupuesto que no está disponible, más allá del Estado con sus becas y del sector privado o las discográficas, pero ninguna va a poner la plata para grabar el disco a una banda, digamos naciente. Descartado esto –afirma el músico– está este sistema donde cada persona es la que contribuye”. Pero “ojo”, advierte, “que si no juntábamos la plata en un tiempo determinado la teníamos que devolver”.

Fuente: El Eslabón

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