El cuarteto: Ike Parodi. Nahuel Antuña. Mario Laurino y Wailly Echarte.
El cuarteto: Ike Parodi, Nahuel Antuña, Mario Laurino y Willy Echarte.

Vudú materializó su último anhelo: se dio el gusto de editar un disco de blues, una forma de volver a sus raíces luego de quince años.  El grupo lo presenta hoy a las 22, en el nuevo teatro Vorterix, Salta y Cafferata.Nahuel, Mario, Willy e Ike despacharon su quinto material. Idearon una banda ficticia, Tocamos igual Blues Band, y con ella encararon el surco que ellos mismos hicieron camino a los estudios Del Abasto, donde grabaron La Corte de la Mediocridad (2011), bajo la supervisión del ingeniero Álvaro Villagra.

En esta oportunidad plasmaron trece temas entre composiciones propias y de extraños conocidos, versionando entre otros a Blues de Cris, de Pescado Rabioso; Rutas Argentinas, de Almendra; temas de Little Walter (My baby), y de Cream (Strange brew). En el disco, también hay un homenaje a Muddy Water (Got my mojo working), un bluesman imposible de soslayar.

“Estamos contentos”, dice Nahuel Antuña a el eslabón antes de la presentación del disco, este sábado a las 22, en el teatro Vorterix Rosario. El bajista hace un recorrido por el presente, pasado y futuro de Vudú, que bifurca sus orígenes entre las ciudades de Rosario y Roldán. Se hace cargo de la letra que le da nombre a la empresa, Tocamos Igual, ese rocanrol “a lo Chuck Berry”, según define, que por estos días suena en las radios locales y que evidencia con cierta humorada las peripecias vividas por la banda en el circuito del rock: el empresariado, las giras, los amigos y esas incansables ganas de tocar.

—¿Desde cuándo vienen pergeñando un disco de blues?
—Lo veníamos componiendo desde que estábamos trabajando en el DVD que grabamos en vivo (Nutopia 2014); dijimos bueno, vamos hacer un disco de blues, una influencia que todos teníamos salvo Ike, que siempre estuvo más cercano al hard rock pero que también curtió el género.

—Justamente, ¿este disco es como una vuelta a las fuentes del grupo, teniendo en cuenta aquellas juntadas que hacían en reductos que ya no existen en la ciudad como Chicago Blues (Pueyrredón y Brown, en los 90)?
—Y sí. Nosotros somos músicos de esas zapadas, y esas zapadas generalmente eran de blues, tiene que ver un poco con eso. Y también tiene que ver con toda la influencia que se dió después del auge del género en los años noventa en el país y en Rosario. En esa época vinieron todos.

—¿Se sacaron las ganas de grabar versiones de referentes de acá y de allá?
—Sí, por ejemplo queríamos hacer una versión de un tema de Pappo, y como todos nos parecían bastante trillados, hicimos Buscando la luz, de Aeroblues (la otrora banda de Napolitano junto a Alejandro Medina), para marcar la diferencia. También hicimos un blues maceta, un slow blues, Copado por el diablo, de David Lebón. Hay de todo en el disco, pero el blues que rescatamos es el blues eléctrico que es el que inventó Muddy Water, el blues urbano. No hacemos blues rural, no representamos un bluesman en el medio del campo tocando con con un slide y una guitarra acústica, hacemos más bien el blues que viene de Chicago. Tocamos igual es un disco de blues urbano y canciones ablusadas, con temas como Tiempo, que tiene la influencia de Alejandro Medina.

—¿Qué músicos invitados participaron?
—Grabó el Tano Marciello en el tema que hicimos de Aeroblues; Franco Capriati también participó, Claudio Cardone y el tecladista Walter Galeazzi, que es sesionista del Bahiano y que toca en Nasta Super.

—¿Cómo fueron creciendo las composiciones propias?
—Se fue haciendo en la sala el disco, entre todos, en cuanto a las letras yo hice la mayor cantidad.

—¿Tocamos igual es tuya?, es muy divertida… «tocamos en covachas y en viejas ratoneras tocamos en los antros, no hay nada que nos pueda frenar».
—Sí, es una historia media bizarra pero muy realista porque nos ha pasado montón de veces, y nos va a seguir pasando.

—Este sábado 16, presentan el disco en el nuevo espacio del teatro Vorterix Rosario, ¿qué reflexión te merece el lugar y cómo se preparan para el show?
—Esta bueno que haya un lugar nuevo ya que Willie Dixon murió. Y en ese lugar ahora hay un boliche de música electrónica. Faltan lugares para tocar rock, así que el hecho de que abran uno nuevo nos parece importante. En el  recital del sábado vamos a contar con dos coristas invitadas sorpresa. Y vamos a disponer de toda la estructura Vorterix, todo el sonido y las luces. El show empieza puntual, a las 22, vamos a tocar dos horas y es muy factible que toquemos los temas como están trackeados en el disco.

—¿A qué otros lugares piensan llevar el disco en vivo?
—Por ahora pensamos presentarlo en Buenos Aires, no lo tenemos cerrado todavía pero me parece que lo vamos a presentar en Uniclub que queda en el barrio del Abasto. Un boliche que era del Pollo, que fue manager del Negro García López y tiene un onda bárbara con nosotros. Él quiere que lo presentemos ahí en el mes de julio.

—¿La edición y la distribución siguen estando a cargo de la banda? ¿En ésta época las bandas autogestivas venden más en sus shows que por otros medios?
—Ya no se venden muchos discos la verdad, es bastante complicado el tema. Y el músico donde más gana y donde puede ofrecer mejor su trabajo a nivel discográfico es en los shows. Te armás el kiosco y vendés lo que quieras de tu banda.

—¿Si te ganás al público tocando en vivo… te compran más discos?
—Pero si no tenés los medios de comunicación se te complica el asunto; éstos pueden hacer que se conozca la banda y eso es lo más difícil de todo. Es justamente lo que estamos peleando como banda independiente. Estamos peleando por tener la mayor difusión posible más allá de internet.

—A pesar de todo esto, hay un reconocimiento a la banda, disco tras disco, de parte de un sector del público rockero y de los colegas, ¿no es así?
—Tampoco somos multitudinarios porque no podemos llenar grandes lugares pero sí hay bastantes fans y en Buenos Aires no bajamos de 150 personas por show, pero digamos que cada lugar tiene su gente. Buenos Aires es muy grande y no es lo mismo tocar en Palermo que en Temperley o Escobar, es diferente todo allá. Cada lugar tiene su público y se marcan ciertas cuestiones y clases sociales. Unos son lugares más caros que otros, en otros, consumen más porrón, digamos los diferentes barrios se van imponiendo en nuestros shows.

—¿O sea que la banda atraviesa varios territorios y públicos?
—Sí, estamos tocando en todos lados.

—Retomando los elogios del público y los colegas, ¿cómo se sienten incluso con la admiración que tiene hacia el grupo, Álvaro Villagra, uno de los productores más grossos del medio musical, que los considera la mejor banda del mundo?
—No, pero eso es porque rompe los huevos y jode con eso… (risas) Con nosotros se copó mucho y es importante porque hizo todos, casi todos los discos del rock nacional, y que un tipo así te dé ese envión, te tire esa onda, está buenísimo.

Laboratorio Antuña

El bajista de Vudú está a punto de editar su segundo disco solista, el sucesor del experimental La ley de entropía (2007) que grabó con la Cofradía del rock local (una larga lista de músicos invitados). Sobre el nuevo material se conoce el nombre, Sintético, y el productor de la grabación: el músico Martín Arce, un referente histórico del colectivo Planeta X , que reside en Barcelona y es amigo de la infancia de Nahuel. La dupla Arce-Antuña promete su fusión musical próximamente a través de la edición del sello de Planeta X.

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