Foto: Roberto Stuckert Filho/PR.
Foto: Roberto Stuckert Filho/PR.

La embestida contra Rousseff es brutal, con los medios hegemónicos y las redes sociales a la cabeza. Pero la presidenta dejó en claro que no tiene miedo y que no se irá. “¿Por qué yo no voy a terminar el mandato? Para derribar a un presidente se necesita explicar el por qué”, señaló la mandataria.

En el marco de una brutal embestida golpista, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, expresó una vez más que “no tiene miedo”, y que la campaña desestabilizadora no hizo mella sobre su ánimo ni su decisión de seguir adelante. “No me voy”, afirmó.

El factor miedo, el arma preferida de los poderes fácticos, fue rechazado de plano por la mandataria, una militante curtidLos cargos de Ariel Canteroa en los peores momentos de la dictadura brasileña. Así como aguantó la tortura y el encarcelamiento en décadas pasadas, la mandataria se mostró dispuesta a dar pelea y plantarse ante las nuevas formas utilizadas para atentar contra la democracia, propia de estos tiempos sin partido militar: las campañas mediáticas, los golpes de mercado, la judicialización de la política, entre otras.

Rousseff denunció a “los sectores golpistas” enquistados en la oposición, y les dejó claro que no podrán con ella.

La presidenta de Brasil insistió, en el marco de en una entrevista realizada por el diario Folha de São Paulo, que no existen motivos para que la destituyan, por lo que no tiene miedo de caer. «No voy a caer. Yo no me voy, no yo. Eso es fácil, es lucha política. Las personas caen cuando están dispuestas a caer y yo no lo estoy. No hay base para ello», advirtió la jefa de Estado, quien asumió su segundo mandato el 1 de enero de este año y viene soportando constantes embates, por derecha, centro e izquierda, y de parte de opositores y también presuntos aliados. “¿Por qué yo no voy a terminar el mandato? Para derribar a un presidente se necesita explicar el porqué”, señaló la mandataria.

En este sentido, la prédica de los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos es un ruido de fondo permanente, un repiqueteo ensordecedor basado en acusaciones de corrupción, algunas reales, otras falsas, entre otros cuestionamientos, con el declarado objetivo de derrocar al gobierno.

«Si hay una cosa a la que no le tengo miedo es a eso (a la destitución). No cuentes con que me vaya a poner nerviosa, con miedo. No me atemorizan», subrayó la gobernante, cuyos índices de popularidad se encuentran, según señalan algunas encuestas opositoras, que forman parte, claro, de la campaña en su contra, por debajo del 10 por ciento.

En este marco desestabilizador, algunos sectores minoritarios de la oposición han barajado la posibilidad de exigir un juicio político para lograr la destitución de Rousseff, con la excusa de los casos de corrupción en la petrolera estatal Petrobrás, por el que son investigados medio centenar de políticos.
Rousseff acusó a sectores de la oposición de ser «un tanto golpistas» y recordó que, para «tirar» a un presidente, «hay que explicar por qué lo van a tirar». «Confundieron los deseos con la realidad», argumentó la mandataria.

La campaña sucia de los medios carece de límites. Y las redes sociales, en este sentido, muchas veces se colocan a la vanguardia en la descarga de bosta sobre las atribuladas mentes de determinados sectores de la población que se dejan aturdir por esas ciber-ventosidades.

“El otro día publicaron que yo había intentado suicidarme, que estaba traumatizadísima. No apuesten por eso. Fue cien mil veces peor ser presa y torturada. Vivimos en una democracia, no hay motivo para pensar que esto sea una tortura. No lo es. Es una lucha para construir un país”, señaló.

“Si no quise suicidarme cuando querían matarme, ¿Por qué habría de hacerlo ahora? Decir eso es absolutamente desproporcionado, eso no va conmigo. No quieran comparar a la actual disputa política con la tortura. Esto es parte de una lucha para construir (un modelo) de país”, insistió.

Más allá de estos embates, esta semana, dirigentes del PT realizaron en Brasilia un encuentro con el PC Chino en el que se destacó la necesidad de construir un mundo multipolar. Además Dilma llegó este miércoles a Rusia donde comienzan las deliberaciones de la VII Cumbre de Presidentes del Grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). En Rusia, junto al mandatario de ese país, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping, Dilma terminó de cerrar los acuerdos para poner en funcionamiento el Nuevo Banco de Desarrollo lanzado durante la VI Cumbre realizada hace un año en Fortaleza, Brasil.

“Hace rato que Lula da Silva pide, implora, que Dilma reaccione. Que salga de su castillo suspendido en el aire y se dé cuenta, de una buena vez, que está cada vez más aislada. Que haga política”, señaló Eric Nepomuceno en su nota titulada “El aviso de Dilma a los golpistas”, publicada este miércoles en Página 12. “Ojalá siga en esa línea. Ojalá no haya sido demasiado tarde”, concluyó el analista brasileño.

Publicado en El Eslabón

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Un comentario

  1. adhemar principiano

    11/07/2015 en 14:03

    Vilma, ya se fue, se reunio con el jerarca, visito al hombre inquisidor de latinoamerica, en los 70 y ya concedio desvaluar, se pregunta» ya se fue»?

    Responder

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