Foto: Franco Trovato.
Foto: Franco Trovato.

La extensión del debate de estos días en el Concejo Municipal de Rosario, por el incremento de la tarifa de colectivos, expone las crecientes dificultades del Ejecutivo para que le aprueben subas y sostener un sistema que reclama cambios de fondo.

Como afirma la célebre alusión bíblica, todo tiene un tiempo bajo el sol y la fórmula aplicada para reajustar los dinerillos del sistema de Transporte Urbano de Pasajeros (TUP), parece que también. La semana que termina quedará como los días en que el debate sobre el tema tocó fondo y apuró un viraje. La famosa ecuación polinómica (una suma de distintos ítems) que se utiliza para definir el costo del boleto, anduvo a los cimbronazos.

En el Concejo Municipal decidieron que ya no puede tratarse de actualizar sus cifras para absorber la inflación, los ediles de la oposición sienten que llegó el tiempo de modificar el esqueleto, el armazón, el núcleo duro a través del cual se determina el valor del pasaje.

En Rosario, el sistema está integrado por 63 líneas del Transporte Urbano de Pasajeros. El servicio abarca a los seis distritos y llega a todos los barrios de la ciudad, realizándose alrededor de 50 mil viajes por día. El servicio está gestionado por tres empresas: la compañía privada Rosario Bus; la de capitales compartidos, Empresa Mixta de Transporte Rosario (E.M.T.R.) y la de gestión estatal, Semtur.

En ese marco ¿cómo se determinaba hasta ahora el valor del boleto? ¿cuáles son los ítems que se conjugaban para definirlo? Según el estudio de costo elaborado por la Municipalidad, para el mes de abril de 2014, la combinación de personal, material rodante con mantenimiento y otros gastos, arroja un costo total de 28,451 pesos por kilómetro. Si a esto se le imputa un índice de pasajeros equivalentes para esos mil metros, el costo tarifario total por pasajero es de 10,909.

A esto hay que restarle lo que ingresa al TUP en concepto de subsidios y compensaciones. Nación aporta 3,492; la Municipalidad 1,08 –a través del Fondo Compensador– mientras que la Provincia aporta 0,312. “Tres chirolas”, como definió el concejal Héctor Cavallero (Partido Progreso Social).
La suma y resta de los ítems apuntados da un costo de 6,65 pesos, esa fue la propuesta que llevó el oficialismo al recinto de sesiones. Seis pesos en agosto y 6,65 en noviembre. Pero no pudo ser. Los 14 concejales de la oposición decidieron que el monto es un exceso para el bolsillo de los rosarinos. Que la Provincia debería poner algo más que “tres chirolas” y que era el momento histórico para que el Ejecutivo local muestre “más decisión política” en el tema.
Durante 2014, la Nación subsidió el transporte rosarino aportando 405 millones de pesos y el municipio de la ciudad hizo lo propio con 80 millones (aunque de manera directa, sólo a las empresas estatales Semtur y Mixta). El gobierno de Santa Fe, en tanto, no realizó ningún aporte en ese período de tiempo. A partir de 2015, la Provincia debería concretar un aporte de alrededor de 30 millones, correspondiente al Fondo Compensador Provincial (5 por ciento del Impuesto de Sellos).

La saga por el aumento

«Es posible financiar el transporte sin recurrir siempre al bolsillo del usuario», tronaron los concejales de la oposición en las reuniones que mantuvieron durante la semana y en la que no faltaron operaciones mediáticas que pretendían actuar como catalizador, acelerando los tiempos para definir el aumento. Pero no tuvieron efecto positivo, la convergencia de la oposición tensó la cuestión y dejó en claro que en esta ocasión no estaban dispuestos para aprobar de manera automática la conocida fórmula: inflación, ajuste, bolsillo.

“Nadie desconoce el proceso inflacionario en el que vivimos, que en el caso puntual de los costos del servicio de TUP ha sido de un 29 por ciento en el último año, según el propio estudio de costo oficial de la Municipalidad de Rosario. No así un 55 por ciento como pretende la intendencia reflejar en la nueva tarifa estimada en 6,65 pesos”, dijo el radical Jorge Boasso, y propuso un boleto de 5,50 que no fue puesto a consideración. Por su parte, Cavallero también propuso que la Municipalidad y la Provincia asistan en la coyuntura aportando 53 millones por mes, hasta diciembre, a fin de amortiguar el déficit mientras se discute el nuevo sistema de transporte para la ciudad, ya que la actual concesión vence el 31 de agosto.

En medio de las discusiones que se estancaron más de una vez en los últimos días, los concejales sacaron a relucir que en las pasadas discusiones por el aumento del boleto hubo monedas de cambio. Así, se aprobaron derechos y beneficios como el medio boleto universitario, el boleto laboral y el mercantil. “Siempre acercamos propuestas alternativas para evitar un impacto en el bolsillo del usuario, no pueden hacer caer sobre el Concejo la responsabilidad de cada reajuste”, dijeron los ediles.

Claro que en las discusiones anteriores no estaba el actual escenario electoral. A dos días de votar en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), nadie está dispuesto a correr con el costo político de ser la odiosa mano que ejecute el incremento del boleto.

“¿Dónde está Mónica Fein?”, tronó la concejala Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular) en la sesión del jueves, y recordó que el pasado mes de abril la jefa del Municipio había desistido de aumentar la tarifa del pasaje de colectivo. A esa hora del jueves la suerte estaba echada y la ciudad estaba sumida en un paro impulsado por el gremio de los choferes. La empresa privada Rosario Bus no había pagado el total de los sueldos, sólo una suma fija. A la medida también se plegaron las líneas Semtur y Mixta, que sí habían recibido sus salarios. La pregunta se escuchó en el Palacio Vasallo: ¿por qué un paro total si ya cobraron?

A la medianoche, y en lo que puede interpretarse como el tendido de un puente de plata para destrabar la situación, los choferes de las empresas que controla la Municipalidad levantaron la medida de fuerza.

La sesión del jueves fue un verdadero calvario para el oficialismo, que no logró los votos necesarios para aprobar el boleto a 6 pesos. ¿Cómo salieron del cuello de botella? Ante la inevitable votación negativa sacaron un conejo de la galera y propusieron volver el tema a la comisión de Servicios Públicos, para el día viernes. Si en esa instancia se lograba algún consenso, se llamaría a una reunión autoconvocada para definir un aumento que nadie niega, pero que se pretende llegue de la manera más amortiguada posible al bolsillo de los rosarinos.

Para Roberto Sukerman (Frente para la Victoria), “hay un problema de sistema, de mala administración, no culpamos a Mónica Fein, también a los antecesores, Miguel Lifschitz y Hermes Binner”. Además, dijo que “el problema es que la intendenta parece vocera de Agustín Bermúdez”.

Según Sukerman, Fein “no ha internalizado que ganó democráticamente pero con un exiguo 30 por ciento. El 70 por ciento no lo comparte, no puede seguir gobernando igual”. Por su parte, Lorena Giménez Belegni enfatizó que los ediles trabajan “a conciencia” y a diario. Diego Giuliano (Rosario Federal), fue más directo y calificó la situación como “ni más ni menos que la crisis de la administración Fein, esto es un aumento puro y duro”, y leyó una tabla que muestra el efecto más temido: cada vez hay menos pasajeros en el sistema de transporte. “En 2006 eran 160 millones de pasajeros; 155 en 2007; 155 en 2008; 150 en 2009”, aseguró, y dijo que de los 3,60 del boleto en 2013, ahora se plantea “casi el doble”.

Por su parte, Rodrigo López Molina (PRO) calificó a la jornada como “difícil”. “No hay ganancia para nadie, hay un elemento objetivo como la inflación, y otro elemento que es la expulsión de pasajeros. Todos los años los rosarinos se bajan del transporte de pasajeros y se suben a una moto o un auto”, coincidió con Giuliano. Y dijo que “ojalá que esto sea un despertador para el Ejecutivo, se necesita transporte multimodal y multicéntrico”.

El despertador sonó. El viernes, la intendenta Mónica Fein convocó a los presidentes de los distintos bloques políticos, dio una conferencia de prensa, expuso sus propuestas y llamó a la “madurez política de los concejales”. La presencia del Ejecutivo dando explicaciones fue el símbolo más claro de que la vieja mecánica de resolver bajo extorsión el aumento del boleto, estaba llegando a su fin.

Fein anunció que nombrará a un veedor para conocer la situación financiera de Rosario Bus y solicitó que esta empresa de transporte postergue el pago a los proveedores para regularizar la situación salarial. “No tiene justificativos para no hacer los pagos. Hay que buscar alternativas para llegar a una solución. Pondremos un veedor para que nos muestre la realidad financiera de la empresa y así saber si corresponde aplicar sanciones”, aseguró. Y dijo que pedirá a la Legislatura provincial la modificación de la Ley Orgánica de Municipios, que establece facultades del intendente, para tener la potestad de tomar decisiones sobre las actualizaciones de la tarifa. Dicho en un marco de crisis, parece una salida. ¿Qué pasará cuando los ediles tomen conciencia que ceder este derecho es renunciar a la atribución de velar por los bolsillos de la gente? ¿Una salida o un balde de nafta?

“El usuario no es el único que debe pagar el aumento, estamos dispuestos a seguir incrementando recursos al Fondo Compensador”, manifestó la intendenta en su aparición en escena, respondiendo quizás a la pregunta que en la sesión del día anterior habían hecho los ediles sobre su presencia al frente del timón para capear la tormenta.

Fondo compensador

Aludido en las discusiones del boleto, el Fondo Compensador es una variable entre las que componen el cálculo de su costo y que en la actualidad aporta 1,08 pesos al costo unitario. Surgió como tal con la ordenanza 7099, de 2002, y a partir de ese momento tuvo incorporaciones y cambios. Pero básicamente sus fuentes son:
-Ingresos tributarios municipales: tasa de actuaciones administrativas, Derecho de Registro e Inspección, Derecho de Acceso a Diversiones y Espectáculos Públicos.
-Ingresos tributarios de otras jurisdicciones: coparticipación impuesto a Ingresos Brutos y –aún pendiente– la coparticipación Impuesto al Sello.
-Ingresos no tributarios: multas por infracciones de tránsito, concesiones y locaciones, estacionamiento medido, tarifa adicional por estacionamiento medido.

Artículo que acompaña la edición de este sábado del semanario El Eslabón.

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