Foto: Télam.
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El esfuerzo opositor por generar pánico en la población se desinfla frente al buen desempeño que tendrá la economía argentina este año pese a los malos pronósticos y en un contexto regional e internacional complicado. Boden 2015, activos del Banco Central, fondos buitre y FMI sacudieron la agenda de campaña.

La economía y las finanzas calientan el tramo final de la campaña electoral. Primero la noticia que instaló la prensa hegemónica fue que el gobierno nacional no iba a poder pagar el vencimiento del Boden 2015, el título de mayor volumen de los últimos veinte años. El día después que se concretó el pago del bono de la deuda externa con acreedores privados, economistas, políticos y medios opositores se alarmaron por el nivel de reservas del Banco Central. Mientras, desde esos mismos sectores, buscaron sembrar contradicciones en el oficialismo alrededor de la controversia con los fondos buitre. Trascartón, se agarraron de predicciones pesimistas sobre la marcha de la economía local realizadas por “prestigiosas” instituciones como el Fondo Monetario Internacional o la calificadora de riesgo Moody’s para apuntalar sus pronósticos apocalípticos. Nada mejor que meter miedo para ir camino al ajuste.

Argentina cumplió con la cancelación del Boden 2015, un bono del primer canje de deuda reestructurada de 2005. «Se cerró el último capítulo del gran endeudamiento argentino», dijo la presidenta Cristina Fernández. La política de desendeudamiento que encaró el kirchnerismo no fue un objetivo en sí mismo, sino que tuvo como fin tomar las riendas de la economía nacional y limpiar la bazofia neoliberal. Argentina achicó de manera considerable el peso de la deuda con relación a su producto bruto: de 166 por ciento cayó por debajo del 40 por ciento. Y la deuda con privados en dólares es menor al 10 por ciento del PBI. Sacarse la mochila de la deuda le permitió al país retomar la senda de crecimiento y desarrollo, fortalecer el empleo y la inclusión social.

El pago cash del Boden 15, en tiempo y forma, se concretó sin recurrir al financiamiento externo. Candidatos y economistas opositores se lamentaron por ello. Querían, en realidad, que la cosa fuera al revés. “Dirigentes de la oposición quieren reendeudar al país hasta la coronilla”, resumió el ministro de Economía Axel Kicillof. Cuando un país paga un vencimiento de deuda, lo paga con los dólares que posee en reservas, dijo el jefe del Palacio de Hacienda, y remarcó que la “buena noticia” es haber pagado el bono. Tras la cancelación del pago de capital e intereses de los títulos públicos Boden 2015 por 5.900 millones de dólares, las reservas del Banco Central se ubicaron en poco más de 27.700 millones. Según Alejandro Vanoli, presidente del Banco Central, el nivel de reservas “garantiza la continuidad de la estabilidad cambiaria y financiera”.

Desde el Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular (Geenap) destacaron el pago del Boden como «una continuidad de la política de desendeudamiento» y aseguraron que «las reservas monetarias del Banco Central no se verán afectadas de manera importante». Y señalaron: «El gobierno ya contaba con el dinero para afrontar este vencimiento de deuda. De hecho se ofreció a fines del año pasado el pago anticipado, con un nivel de reservas inferior al actual». En el mismo sentido, subrayaron: «Esto posiciona en el futuro al país con una relación entre la deuda y el producto bruto muy baja, que le genera grados de libertad para su política económica». Además, resaltaron que esto ocurre «en un momento fundamental, en el cual hay una fuerte salida de capitales en la región, muy alta, por la volatilidad de las inversiones».

A partir de la pelea con los fondos buitre, sectores internos entristecidos por la ausencia de una crisis económica que haga tambalear al gobierno comenzaron a machacar con la supuesta debilidad financiera de la Argentina. Por el contrario, el país mostró solvencia al momento de cumplir con sus compromisos y no dio el brazo a torcer contra los especuladores y el juez plumífero Thomas Griesa. En rigor, el mismo día que Argentina canceló el Boden 2015, la Cámara de Apelaciones de Nueva York rechazó que se obligue al Banco de Nueva York Mellon (Bony) a utilizar los 539 millones de dólares que la Argentina depositó en 2014 para el pago a inversores en bonos reestructurados de la deuda pública –fondos congelados por Griesa– para atender el reclamo de los fondos buitre. Fue el cuarto revés judicial para Griesa y sus fallos pro-buitres. Hasta en Estados Unidos se dan cuenta del delirium que representan esas resoluciones que por acá algunos reverencian.

El FMI y la calificadora de riesgo Moody’s dieron letra al arco opositor argento para seguir reclamando un ajuste. En Perú se realizó la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, de la que participaron Kicillof y Vanoli. Entre las proyecciones que el Fondo difundió en la ciudad de Lima se consideró que la economía argentina caerá el próximo año. Para el FMI, la economía argentina enfrenta una “tendencia insostenible”. Entre las vetustas sugerencias ortodoxas del organismo figuran “ajuste fiscal y política monetaria algo más restrictiva”. En la misma sintonía se pronunció la cuestionada agencia Moody’s, que aseguró que el stock de reservas del Banco Central sólo le alcanzan a la Argentina “para sobrevivir hasta el 10 de diciembre”. También pidió ajuste y que el país arregle con los buitres.

El ministro Kicillof calificó de “vergüenza” a los informes que elabora el FMI, por entender que ese organismo “subestima a los países que no aplican las políticas que ellos recomiendan”. Según el funcionario, el Fondo Monetario “siempre sobreestima el crecimiento de los países centrales y subestima a los países que aplican políticas que no son las de ellos”. Para Kicillof, el FMI tiene “doble discurso” y resulta llamativo el escenario pesimista planteado para Argentina “teniendo en cuenta la buena evolución que ha mostrado la economía” nacional.

El frenazo de Brasil y la desaceleración china impactan en países emergentes como la Argentina. De todos modos, la economía doméstica crecerá este año sorteando la caída de las exportaciones, la baja de los precios internacionales de las materias primas y la restricción externa. Argentina va a ser el único país de Latinoamérica que va a crecer en 2015, según distintas estimaciones, una evolución basada en la buena performance de la demanda interna. Argentina crecerá con una inflación en baja, consumo en alza, aumento de los plazos fijos y del crédito, y, lo más importante, sin aplicar recetas de ajuste. Frente a este escenario, el motor del espanto se va quedando sin nafta.

Fuente: El Eslabón.

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