farmacia
Mis viejos tenían un comercio, una farmacia para ser precisos, ubicada en la esquina del Hospital Zonal San Felipe de San Nicolás. Todas las mañanas alrededor de las siete y media, mi vieja abría el negocio y mientras esperaba a la farmacéutica y a los dos empleados atendía a las personas que no necesitaban medicamentos, sino accesorios: Desde un cepillo de dientes hasta pañales.

Como los niños que están por nacer no dan a conocer en qué momento deciden aparecer, es frecuente que cuando llegan por la madrugada, a los padres los pesque sin lo mínimo necesario, como chupete, pañales, oleo calcáreo, talco, entre otras cosas. En consecuencia apenas abría la farmacia se cruzaban a adquirirlos. Esos eran los clientes que atendía mi mamá casi todas las mañanas.

Como el hospital era público, por lo general los familiares de los recién nacidos que llegaban hasta la farmacia eran en su mayoría personas de bajos recursos económicos.

Mi vieja falleció en 2009, el 10 de octubre, día en que se publicó en el boletín oficial la ley de Servicios Audiovisuales aprobada esa madrugada. Fue un sábado, no me olvido más. No voy a contar la fecha nacimiento, temo represalias del más allá, pero sí que su padre era conservador y que ella decía ser Radical, aunque nunca participó en política y rara vez los defendía de sus frecuentes errores intencionales.

Por el contrario, mi viejo sí hablaba de política y era normal que lo hiciera con mi hermano y conmigo, sin la intervención de la restante integrante de la familia.

Néstor llevaba poco tiempo de gobierno y hasta ese momento, los especialistas en política de la casa no le teníamos mucha fe al de apellido raro y con K. “Es más de lo mismo”, pensábamos los entendidos.

Pepa, así le decían a quien me dio la vida, nos dijo un día de esos: “A mí me gusta este (por Néstor) -y explicó- antes la gente que iba a comprar un chupete o pañales preguntaba cuanto costaba y luego de la respuesta decían, ‘después paso’ y ahora preguntan y lo llevan”.

Nos avivó que las cosas iban mejor, entendió a donde apuntaban las políticas que recién comenzaban.

Si bien, mi vieja no está más en la farmacia y desconozco quién abre y a qué hora, dentro de poco tiempo, los padres nicoleños volverán a responder “después paso”.

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2 Lectores

  1. Aleman

    24/11/2015 en 14:24

    Ja..Doña Pepa..una visionaria sabiendo poco de política se dio cuenta, con pequeños detalles, hacia adonde iba el barco…

    Responder

  2. adhemarprincipiano

    27/11/2015 en 20:58

    JERO, Una sorpresa infinita. Conmoviste las fibras mas intimas de nuestra existencia. Felicidades. Una acotación, la farmacia continua abierta y tal vez, nos sorprenda con alguna noticia «despues paso».

    Responder

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