Foto: Andrés Macera.
Foto: Andrés Macera.

Los impulsores del espacio ubicado en el Centro Cultural La Toma desde julio pasado celebraron la apropiación de la propuesta por parte de productores como de consumidores. Como cierre de año  ofrecieron bolsones navideños a 54 y 199 pesos.

Rosalía camina por el Mercado Popular con tranquilidad y una mirada que delata su intención: el compromiso. La mujer llegó al espacio ubicado en Tucumán 1349 a través de una sugerencia de su hijo. “Soy muy partidaria de esto”, asegura, casi al final del recorrido. “Con todo lo que ocurre a nivel nacional, estoy muy comprometida. Voy a tratar de ayudar en todo”. Luego, la vecina llegaría a una conclusión: comprar ahí es un acto de militancia. De golpe, su rol de consumidora tiene un nuevo sentido. Lo prefiere, y afirma que la comida le va a salir más rica. El Mercado Popular de La Toma abrió en julio pasado bajo una lógica de economía popular, alternativa, en la que productor y consumidor se encuentran sin intermediarios. Y por lo tanto, los precios se mantienen mucho más bajos que en los lugares tradicionales. Según sus impulsores, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep), el cierre del año fue más que positivo, con una propuesta “más cercana al pueblo, para el pueblo”: dos bolsones de Navidad a 54 y 199 pesos.

“Nuestra situación cambió, cambió todo, para mejor, cambió bocha”. Roberto, el encargado de las frutas en el Mercado Popular, explica a qué se refiere con un ejemplo concreto: “Cuando llueve no perdemos el día de trabajo”. El hombre trabaja tanto en el Mercado Popular como en las ferias itinerantes de los camiones de la economía popular. En cada punto, explica, se ven dos cosas: la clientela que se repite y crece, y el progreso.

Federico, productor agropecuario, a cargo de las verduras, cuenta que este año logró sumar gente a trabajar en el campo, aumentar las ventas y también la producción. El hombre trabaja, con unas cinco personas, en un campo agroecológico. Primero, se sumaron a feriar junto a los camiones de la economía popular, ofreciendo bolsones de verdura a 30 y 50 pesos. Cuando abrió el Mercado, lograron un punto de fijo de venta, donde se consiguen los bolsones y también las verduras sueltas. “Nos abrió una ventana: no teníamos cómo vender nuestra mercadería. Ahora, incluso, pudimos abaratar precios, porque la relación es directamente con el consumidor: no sumamos al precio alquileres, traslados, distribución”.

Es diciembre, el mes de los balances y las perspectivas al año que comienza. Federico se piensa de principios de 2015 a ahora y concluye: “Fue un año positivo”. También comparte una premisa: para él, los próximos meses pintan bien. “Para nosotros y la gente, que va a poder economizar”, agrega. La idea de un crecimiento a futuro se repite en quienes conforman el Mercado. “El incremento masivo de precios desde lo supermercados y la economía tradicional nos termina beneficiando. Nosotros no nos regimos mediante su lógica. Si bien algunos productores tienen que ir retocando algunos precios, tratamos de mantenernos en nuestra política, que nos permita tener una llegada directa al público. En ese sentido, nos va bien y tenemos perspectivas que nos vaya mejor”, explicó Celcio Moliné, coordinador del espacio, sostuvo que el cambio de bandera en el gobierno nacional no pone en peligro la continuidad de esta propuestas. El lugar, si bien marca una clara pertenencia política, no recibe subsidios y no depende de ningún programa del Estado, sólo de la comercialización y la relación con el consumidor.

“De todas manera, la pérdida de poder adquisitivo del pueblo hace que los espacios de la economía popular estén siempre al borde de pensar que si sucede algo más quedamos en la lona, porque no tenemos un colchón como los grandes mercados para pasar el momento. Esas son las vicisitudes que tienen las medidas que está llevando adelante este nuevo gobierno. Nosotros, sin embargos, apuntamos a sostener el Mercado Popular, para que el pueblo tenga una opción diferente para comercializar, más justa y equitativa”, evaluó.

La diputada nacional Lucila De Ponti destacó la consolidación de un espacio como el Mercado Popular como forma de generar confianza hacia consumidores y la sociedad en general. “De esta manera se demuestra que este tipo de circuitos pueden ser viables. La participación ciudadana demuestra que es tan factible como el comercio tradicional y que en realidad estamos inmersos en una lógica de mercado que nos determina ciertas reglas. Desde que estamos anclados en La Toma, hay una clientela que elige voluntaria y conscientemente este lugar”, expresó.

Para el bolsillo de la trabajadora y de la patrona

“Aprovechen para ahorrar”, recomienda Daniela, mientras elige quesos y fiambres. La mujer vive en Villa Gobernador Gálvez pero trabaja frente a La Toma. Una, dos veces por semana, se cruza a hacer la compra de bolsones de frutas y verduras para su patrona. Ella conoció el lugar y empezó a comprar para su casa y a pasar el dato a sus familiares y amigos. Dice que la diferencia de precios es notable. “Lindo y barato”, resume.

Hay muchos casos como el de Daniela: clientes consolidados, fijos y convencidos de que, valga la redundancia, es lindo – y rico – y barato. “La gente está muy contenta, interactúa, se encuentra con el productor y le puede hacer una propuesta, una sugerencia, una pregunta. El que viene a comprar a La Toma no es una mercancía más. Acá no hay corralitos ni restricciones, el cliente es parte del proceso, nunca lo pensamos por fuera”.

Fuente: El Eslabón.

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