El letargo que impone enero parece no haber alcanzado a la sede de la Departamental Rosario del Partido Justicialista. Es cierto, las puertas y ventanas abiertas permiten que circule el aire y haga más llevaderas las tardes en las que un conjunto de entre ocho y diez jóvenes completan fichas de afiliación, como parte de la campaña que el PJ inició el 4 de enero y que, pese a estar pensada solo para cinco días, continúa a ritmo sostenido.

Al promediar la semana que termina, alrededor de 1.800 personas habían formalizado su incorporación al justicialismo local; y si bien la priorización por resolver los aspectos operativos no permite enunciar demasiadas conclusiones en el PJ, resulta claro que han llegado impulsadas mayormente por la intención de apuntalar al kirchnerismo en las próximas elecciones internas ante a la posibilidad de que otros sectores –personificados en Sergio Massa, el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey y hasta el fantasma de Eduardo Duhalde– quieran apoderarse del partido.

Y en esta determinación de afiliarse se conjugan el agradecimiento a Néstor y Cristina Kirchner, la identificación y confianza en un espacio institucional desde donde resistir al embate macrista y, ¿por qué no?, un nuevo salto cualitativo en la recuperación de la militancia, en este caso a través de un compromiso rubricado, al que tiempo atrás se solía minimizar.
Se trata de un fenómeno exclusivo del peronismo –no se está dando en ninguna otra fuerza política– y cuyo antecedente más cercano es la etapa previa a las elecciones de 1983, que permitieron la recuperación de la democracia.

El interés por enrolarse en el justicialismo comenzó a manifestarse a poco de que se disputara el balotaje, que llevó a la Presidencia a Mauricio Macri, a través de las redes sociales y de consultas en el propio local partidarios, donde se volvieron a completar fichas. Luego, se transformó en un pedido concreto en la reunión plenaria de unidades básicas que se celebró el 29 de diciembre último en el local de calle Sarmiento 1735. Y los mensajes de dirigentes políticos nacionales, como Guillermo Moreno y Agustín Rossi, entre otros, llamando a una afiliación masiva fueron el detonante.

Entonces, la Departamental local le dio forma de campaña y comenzó a llegar gente de todos los lados: los “empoderados” sin antecedentes militantes que vienen protagonizando acciones en espacios públicos, afiliados a otras fuerzas –especialmente de la izquierda y del radicalismo– que quieren cambiar, gente que se había ido del PJ en los 90 o que, pese a tener una fuerte identidad peronista, nunca había completado una ficha, tal vez por considerarlo un formalismo.

Si bien el motivo principal de la afiliación es el interés de participar en las elecciones internas de este año, se sabe que eso se resolverá en el congreso partidario, que –se prevé– se realizará en febrero o marzo próximos y donde, además, se fijará la fecha de los comicios.

De todos modos, también se generan expectativas respecto del potencial que representa sumar nuevos actores a una estructura partidaria a la que en la década de los 90 se encargaron de vaciar de discusión, reducir al mínimo las instancias de participación y poner en función –a través de operadores, ya no de militantes– del devastador proceso que se iniciaba en el país.
De todos modos, tiene algunos antecedentes de los últimos años, que no pueden dejar de mencionarse: por un lado, la incorporación de muchos jóvenes a la vida política del peronismo y, más cerca tanto en el tiempo como en el espacio, la apertura de numerosas unidades básicas en Rosario.

Resistir, que vienen por todo

“Uno por ahí no veía la necesidad de hacer el trámite; pero me da la impresión de que, entonados por la victoria macrista, la parte más conservadora del peronismo va a querer copar la parada. Entonces, me dije: ‘Tratemos de hacer un poco de fuerza’”, explica Tito (66), a quien lo fastidia la cantinela de un periodista radial de la primera mañana que está desalentando la campaña de afiliación: “El tipo dice que las hace una línea interna sola y está planteando ir por afuera. Una cosa de terror”. Igual, la prédica no ha hecho mella en su decisión de afiliarse y de convencer a varios vecinos suyos de la zona sur.
Dice no ser peronista –“vengo de la izquierda”–; pero ha apoyado los gobiernos de Néstor y de Cristina; y, ahora, entiende que es “necesario reagruparse para resistir este embate, porque ellos vienen por todo”.

San Martín, Rosas, Perón y Néstor

“No hay que darle la espalda el partido, porque si no lo va a tomar gente que tiene como propósito hacerlo funcional a intereses que no son los nuestros”. Bajo esa premisa, Jorge (64), ingeniero químico especialista en higiene y seguridad del trabajo también puso su firma.

Jorge asegura que no era de valorar “cuestiones formales” de la política, pero cambió de opinión luego de Moreno y Rossi pidieran una afiliación masiva. “La edad lleva a ver las cosas más claramente y escuchándolos, me decidí”, cuenta y fue así como se puso en contacto con su amigo Horacio, militante de una agrupación kirchnerista local, para que le explicara cómo debía hacer.

De esta manera, formalizó una identidad política de largas décadas “siempre siguiendo la línea nacional y popular, la que arranca en San Martín, Rosas, Yrigoyen, Perón y, ahora, Kirchner”.

Despojado de prejuicios

Como le ocurrió a Jorge, las palabras de Moreno en “678” fueron determinante para Carlos (54), empleado administrativo y músico, quien consultó a una amiga que ya estaba afiliada. Ella le dijo que se acercara hasta Sarmiento 1735 y, en su arremetida, el hombre dio “un empujoncito” a dos amigos y los tres fueron a hasta el local partidario. Su intención es votar en la interna.

Dice que no era peronista –sobre el final de la dictadura se había afiliado al PC–, pero sí kirchnerista. “Fui criado en un hogar muy gorila, con el antiperonismo inculcado desde chico. Entonces, cuando escucho las cosas que dicen de Cristina y de Néstor siento que son las mismas que decía mi viejo de Evita. Fui despojándome de ese prejuicio y, ahora, quiero que volvamos a ser gobierno”.

Obligación moral

A través de Facebook, Gabriel (50), docente, le preguntó a un antiguo compañero de escuela la primaria sobre las afiliaciones. Se estaba yendo 2015 y se lo notaba ansioso y preocupado. “Después de las elecciones y con las traiciones desde adentro del movimiento creí una obligación moral empezar a participar desde adentro”, explica.

Gabriel, que en los 90 la peleó desde arriba de un taxi sin renunciar a su militancia cristiana de base, se aferra a su espíritu religioso para explicar el compromiso asumido: “Como cristiano considero a la política como una de las formas más altas de caridad y, ahora, creo que es la hora de la participación partidaria. ‘El que no siembra desparrama. Fríos o calientes. A los tibios los aborrezco’, dijo un nazareno hace unos 2 mil años y en eso andamos”.

Los mejores doce años

En la esquina de Sarmiento y Pellegrini, Manuel (70), dibujante que se asume como profundamente anticapitalista, está buscando un negocio donde fotocopiar su documento. La conversación es breve, pero no deja lugar a dudas: él siente que hay que participar. Quiere votar en la próxima interna.

“Siempre tuve un pensamiento de izquierda, pero los doce años de gobierno kirchnerista me parecieron de lo mejor que me ha tocado vivir, sobre todo el tema de la inclusión que es muy caro a mis afectos; y, bueno, por eso me he arriesgado a esto”.

Seguramente, no tardó mucho en fotocopiar el DNI y volver al local del PJ.

Decisión de pareja

“Vengo de una familia que no es peronista, pero muy comprometida políticamente, que ha sufrido muchas crisis a lo largo de los años. De chica, viví la década del 90, que fue nefasta, y con la llegada de Néstor sentí que era el gobierno que mis viejos habían esperado durante mucho tiempo para nosotras, como hijas, y para todo el pueblo. Mi afiliación tiene que ver con eso”, afirma Maru. “Eso” a lo que refiere esta joven docente a cargo de un jardín de infantes es “el valor de comprometerse y ayudar al otro, y eso de ‘la Patria es el otro’, que con Néstor y Cristina no quedó en una frase hecha sino en algo que se llevó a cabo durante todos estos años”.

Maru no se ha afiliado sola. Compartió esa elección con su novio Facundo, metalúrgico, hijo de un militante peronista de los 70. “Fue una decisión de vida, porque la política también contiene los deseos que uno tiene como pareja, el compromiso mutuo, los proyectos y lo que esperamos del futuro”.

Por las hendijas

Con el renacer de un espíritu setentista, con persistentes cicatrices de los 90 y de diciembre de 2001, con el agradecimiento de los últimos doce años, con la bronca de hace un par de meses y con la ilusión que se está renovando. Algunos completan sus fichas en el local y, de paso, se llevan otras para que amigos o familiares hagan lo propio. Vienen de los barrios, de los gremios –mercantiles, metalmecánicos, telefónicos, entre otros–; buscan sus fichas; solos o con un amigo que los acompañó.

También están los que nadie ve. Es que, a veces, los voluntarios llegan al local de calle Sarmiento y encuentran que les han dejado fichas en las hendijas de las ventanas o se las pasaron por debajo de la puerta. Las recogen y las registran en planillas de Excel. Después, comienzan a recibir a la gente que va llegando.

Consultar para evitar sorpresas

La Departamental Rosario del PJ prevé continuar parte de enero con la campaña de afiliación, de lunes a viernes de 17 a 20 en Sarmiento 1735; y, una vez concluida, los interesados seguirán teniendo fichas a su disposición en ese local.

Como se sabe, las fichas que se completan –que algunos lo hacen en sus casas–, luego son certificadas por un escribano y se envían a la Justicia electoral provincial, que firma la recepción y, después, es la encargada de confirmar las afiliaciones.

Como se han dado casos de personas que no sabían que estaban afiliadas a una fuerza política –producto de la falsificación de firma–, se recomienda una sencilla consulta en Internet en la dirección http://www.padron.gov.ar/cne_afiliados/; y en caso de que haya que renunciar a un partido, se lo pueden hacer mediante un telegrama gratuito en sucursales del Correo Argentino.
La posibilidad de corroborar en Internet también ha permitido a algunos militantes descubrir que no estaban afiliados, como le sucedió a uno de los personajes de la historia de página 4.

“Un desafío para lo que viene”

Tras la sorpresa inicial que generó la concurrencia al local de calle Sarmiento en busca de fichas de afiliación, el concejal Eduardo Toniolli, secretario general de la Departamental Rosario del Partido Justicia, ve que este proceso ha generado “expectativas y constituye un desafío para lo que viene”. Si bien reconoce que la movida obedece principalmente a la intención de participar en las próximas internas partidarias, también entiende que “afiliarse representa dar un paso más, un compromiso diferente”.

Por eso, en tanto buscan ser operativos frente a la concurrencia de gente a la Departamental, en el PJ también asumen ese desafío de pensar al partido “como un espacio desde donde organizar las grandes discusiones sobre el futuro de la Argentina y sobre cómo hacer para que la resistencia a medidas antipopulares y antinacionales tenga como horizonte la construcción política de una alternativa”.
Y si bien reconoce que de esa construcción participan distintas “organizaciones libres del pueblo”, opina que “el partido debe ser movilizador y no un freno o un corsé. Tiene que ser un lugar desde donde se piense en la salida política a esta etapa que se abre en la Argentina, que es de entrega y de conculcación de derechos recuperados en los últimos doce años”.

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Fuente: El Eslabón

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