La reiteración de presentaciones de planes que luego no se ejecutan, la restricción de la participación del Concejo –o, al menos, escasa apertura al diálogo con el cuerpo– y de otros actores involucrados, y cierto ocultamiento de información; así como la recurrente inequidad entre las obras que se llevan a cabo en el centro y en los barrios, reavivaron críticas al modo de gestionar de las administraciones socialistas. Y, en este caso, se suma una interesante observación que surge del pedido de informes al Ejecutivo elevado por la edila Lorena Giménez Belegni, del Partido del Progreso Social (PPS), y es la incertidumbre sobre el destino final del dinero asignado a esas obras que no se ejecutan en su totalidad.

El lunes 25 de enero, la intendenta Mónica Fein y buena parte de su gabinete –los secretarios General, Pablo Javkin; de Gobierno, Gustavo Leone; y de Planeamiento, Pablo Ábalos; el subsecretario de Obras Públicas, Marcelo Gallione; y la gerenta de la Agencia Municipal de Inversiones y Proyectos Estratégicos, Eleonora Scagliotti– anunciaron un vasto proyecto de revitalización del casco céntrico rosarino, que entre otras acciones incluye nivelación de calles y ampliación de veredas, cambios en la señalización y mejoras en el alumbrado; la puesta en valor de edificios históricos, entre ellos el Teatro La Comedia y la Plataforma Lavardén; intervenciones en las plazas 25 de Mayo, Pringles y Sarmiento. También se planteaban cambios relacionados con el Plan de Movilidad municipal. “Buscamos darle una fuerte impronta comercial, cultural, gastronómica y turística que renovará por completo la zona”, resumió la intendenta Fein, sin que en esa ocasión –luego sí lo explicarían otros funcionarios en el curso de la semana–, se aclarara que la propuesta era una remake del inconcluso proyecto “Rosario más linda”, presentado en julio de 2014, en el marco del Plan Abre. Tampoco se recordó que las transformaciones en la señalización ya habían sido anunciadas por la jefa comunal el 10 de septiembre de 2013 –“estamos construyendo una nueva marca de ciudad”, dijo ese día–, bajo la denominación de “Plan Visual Rosario”, del cual iba a participar el prestigioso estudio Diseño Shakespear y que el Ejecutivo apostaba a tener listo para la llegada del Dakar 2014.

La presentación de “Rosario más linda” ya había dado lugar polémicas parecidas a las que se insinúan hoy, como el cuestionamiento a los montos y cierta inequidad en comparación con los recursos volcados a los barrios. En esa ocasión, el concejal Jorge Boasso le recordó a Fein que la remodelación del casco céntrico era un proyecto suyo. “La ordenanza (7.675, de mayo de 2004) está aprobada desde hace diez años y ahora quieren vender fuegos de artificio”, había dicho el radical, que no fue el único que se enganchó en la polémica. De hecho, su par María Eugenia Schmuck había cuestionado que el proyecto no tuviera debate en el Concejo; mientras que Diego Giuliano le había recriminado al Ejecutivo “gobernar dentro de los bulevares”.

Ahora, se vuelve a criticar el reciclado de anuncios del Ejecutivo, pero también se va más allá de esa puesta en escena. Es que se plantea la inquietud de que detrás de cada plan que se recicla hay obras que no se ejecutaron pese a estar presupuestadas, lo que también conduce a preguntarse dónde fue a parar ese dinero. Así, hay quien quiere saber ¿por qué no se concretaron todas las obras prometidas en 2014 y pautadas para dos años? Es que solo se materializaron –con algunas fallas posteriores– los arreglos en la Plaza San Martín, que insumieron cerca de la tercera parte de los 60 millones de pesos previstos para todas las obras. Y, precisamente, de esto se desprenden otras inquietudes: la necesidad de saber cuánto va a costar este nuevo plan para el casco céntrico, de dónde van a salir los fondos y cómo están programadas en el tiempo las tareas.

Ese es parte del contenido del pedido de informes al Ejecutivo, que presentó la concejala Lorena Giménez Belegni, del Partido del Progreso Social (PPS), y que, a la fecha, no ha tenido respuesta formal; aunque sí ha dado lugar a una nueva intervención en los medios por parte del oficialismo, estableciendo que las obras van a tener, en principio, un costo de 170 millones de pesos, el reconocimiento de que son parte de aquel plan de 2014 –su no concreción se atribuye a las prolongadas tareas de la EPE en la zona– y no mucho más.

En tanto, la Asociación Casco Histórico de Rosario, que agrupa a buena parte de los comerciantes y también a vecinos de la zona, se queja de que no se los haya consultado para la elaboración del plan y que tampoco se los invitó a la reciente presentación, pese a que ellos aseguran haber hecho un relevamiento de las necesidades del área antes de que se lanzara “Rosario más linda” en 2014.

Pedido de informes

Con el antecedente del plan de 2014 parcialmente concretado, la concejala Giménez Belegni elevó un pedido de informes que no tuvo respuesta formal. “La intendenta plantea mayor comunicación y participación del Concejo y nos enteramos por los medios, que lo que piensa invertir son 170 millones”, dijo y recordó que dos años antes se habían presupuestado 60 millones de pesos para el plan de obras en el mismo lugar, que la Plaza San Martín se llevó el tercio y que “quedaba un remanente de 40 millones, que no se sabe dónde fue a parar ni si se va a destinar a estas obras”.

Luego, afirmó: “A nosotros nos quedan un montón de preguntas sin respuestas. Si es el mismo plan extendido, ¿por qué no se cumplió en tiempo y en forma antes? Incluso, había propuestas de techar las conexiones entre galerías, de señalización y de eso no se sabe nada: siguen anunciando planes que se llevan a cabo por la mitad”. La concejala también dice haber denunciado que, a poco de concluidas las obras la plaza San Martín, ya se estaban reemplazando baldosas, por lo que también quiere saber “quién corre con esos costos”.

Por eso, ante el nuevo anuncio pide no solo precisiones sobre el monto a invertir sino también “de dónde se piensa sacar la plata, si la Provincia aporta y cuánto, porque dentro del presupuesto que el oficialismo elevó para un solo año no estaba la partida asignada para esto”.

Ante la posibilidad de que las partidas procedan del Plan Abre, que es provincial y en cuyo marco se había planteado “Rosario más linda”, Giménez Belegni recordó que “Abre” se orienta a mejorar la calidad de vida en los barrios, que “se lo anunció en muchos lugares de la ciudad, pero no se está llevando a cabo”; y si bien aclaró que no se opone a que se realicen obras en el centro, considera que es necesario achicar las brechas entre los recursos y la infraestructura en relación con el resto de la ciudad.

“Es como tener una casa y mantener siempre arreglado los lugares donde a recibir gente y los dormitorios, y no darle bolilla al resto. Con el transcurso del tiempo se cae a pedazos y, lamentablemente, así se está viendo en la ciudad”, dijo y, en ese sentido, afirmó: “La falta que hay de mantenimiento y de obras públicas en los barrios es muy grave”.

Respecto de las razones, por las cuales se vuelve a anunciar el plan, Giménez Belegni estima que “por una cuestión de fondos que estaban destinados, que nunca se supo de dónde iban a salir, porque ya se había votado el Presupuesto. Nosotros siempre denunciamos la subejecución de los fondos y siempre el fondo que se toca, el más vulnerable, es el de obras públicas”.

La concejala del PPS también consideró necesario acceder a un cronograma de obras, con fechas estimadas de inicio y finalización, porque de lo contrario –aseveró– “dentro de dos años o cuando se reelijan autoridades, van a estar otra vez anunciando planes con bombos y platillos, como el caso de la Terminal de Ómnibus”.

Va de suyo señalar que, en un alto de la Guerra Santa que viene librando contra los “trapitos”, también el concejal Carlos Cardozo cuestionó al Ejecutivo municipal. “Es habitual que se hagan los mismos anuncios tres o cuatro veces”, planteó en declaraciones periodísticas el edil del PRO.

La queja de los comerciantes

“Hasta que no veamos las cosas hechas no vamos a salir a festejar nada; si no, siempre quedamos pagando. Estamos acostumbrados a que se anuncie tres o cuatro veces la misma obra. Además, no conocemos los detalles del plan, porque no fuimos invitados, lo que causó mucho malestar a nuestra institución”, dice Fabio Acosta, presidente de la Asociación Casco Histórico de Rosario, una entidad creada en 2013, que agrupa a comerciantes de la zona.

Acosta recuerda también el lanzamiento hecho en 2014 y lamenta, que haya quedado inconcluso: “Solamente se hizo lo de Plaza San Martín. Fueron dos años de pedir audiencias que no nos dieron: queríamos saber cómo iban las obras y cuándo empezaban a hacer las que seguían”.

Sin conocer los detalles de esta nueva propuesta, la gente de la Asociación Casco Histórico alerta sobre cuestiones vinculadas a las rampas para discapacitados motrices y también sobre la ubicación de los contenedores domiciliarios de residuos, ya que aseguran que en el microcentro, especialmente los lunes, se forman mini-basurales. “Si se va a gastar tanto dinero, queremos que también se sanee el entorno”, sostiene Acosta, cuyas observaciones ponen de manifiesto una cuestión más compleja: el riesgo de que las reformas planteadas no contemplen debidamente el carácter también residencial del área céntrica.

Al respecto, resalta que si bien el núcleo de su entidad lo constituyen el complejo de galerías céntricas, y los comerciantes de las peatonales y de calle San Luis, han incluido también “a los vecinos, porque son actores muy importantes dentro de la actividad diaria del centro”, donde –resalta– no hay asociaciones vecinales que los representen.

La Asociación Casco Histórico de Rosario se creó a fines de 2013 y a comienzos del siguiente tuvo su personería jurídica. En este momento funciona en el segundo piso del Palacio Fracassi –San Luis y Corrientes– y en breve abrirá su oficina de Planificación en los locales 01-03 de la planta de la galería La Favorita.

Fuente: El Eslabón

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