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En el marco de la Marcha Mundial por la Marihuana y con la tragedia de Costa Salguero como fondo, Redacción Rosario conversó con Silvia Inchaurraga, directora del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Rosario (Ceads), quien aportó una mirada crítica al paradigma prohibicionista y punitivista del consumo que criminaliza al usuario.

Mientras acercaba material a la mesa donde se realizó la entrevista, lnchaurraga contó que la Asociación de Reducción de Daños de Argentina (Arda) que ella integra, realizó una campaña para una de las marchas de la marihuana “con un slogan que nos acompañó y nos sigue acompañando: «La Ley puede hacer más daño que las drogas». Y otro: «Las drogas pueden hacer mal, hay políticas de drogas que pueden hacer peor»”.

En este sentido, explicó que “en el espíritu de ese planteo es inevitable ver las respuestas que vienen, que en vez de reducir riesgos y daños, los maximiza”.

Crítica con las políticas prohibicionistas, Inchaurraga consideró que “una de las principales cuestiones tiene que ver con la clandestinidad en el consumo, en volver las prácticas de consumo cada vez más invisibles, hacerlas en el ocultamiento, en el silencio´y por fuera de una mirada del Estado, que siempre se la percibe como una mirada de juzgamiento, de castigo, que puede promover la posibilidad de un encierro o la obligatoriedad de un tratamiento”.

“La posibilidad de que una persona vaya detenida puede hacer muchísimo daño. La exclusión laboral, la etiqueta de drogadicto en su grupo familiar, o en su grupo de amigos, no carece de consecuencias”, analizó la directora del Ceads.

Al ser consultada sobre los últimos episodios ocurridos en las fiestas electrónicas en Buenos Aires y Rosario, en la que unos 20 jóvenes fueron detenidos por tenencia de drogas para consumo personal, la especialista en reducción de daños y riesgos evaluó: “Esto nos muestra un drama al que tendríamos que prestarle más atención. El titular del medio de comunicación puede ser «gran operativo»o «hubo mucho control», pero tendríamos que ver el verdadero drama que hay en esa historia individual: una persona que por tenencia para consumo propio no debería ser castigado acorde a lo que dice el artículo 19 de la Constitución Nacional”.

Sobre este punto, para Inchaurraga “hay una percepción de la intervención policial en la aplicación de esa ley que avala que ese pibe termine pasado la noche en una comisaría y después sea excarcelado por un juez. Pero ante la noticia sobre un «gran operativo» la opinión pública debe preguntarse si eso es un ataque al narcotráfico, porque no se trata del pibe que tiene 20 o 30 dosis, el narcotráfico es otra cosa, como las grandes redes de comercialización”, aseguró.

La entrevistada aclaró que controlar las fiestas, regular los ingresos, o controlar los espacios de uso público y de esparcimiento no es reducción de daños ni una política sanitaria. “Eso debiera ser un derecho básico”, afirmó. “La reducción de daños se realiza cuando la prevención falló”, sostuvo la directora del Ceads, y argumentó que “los mensajes de prevención por parte del Estado tienen que estar antes, junto a la construcción de un puente con un sistema sanitario para que una persona que consume drogas se pueda acercar a ese sistema sin temor de ser juzgado”.

De este modo, opinó que “El Estado debe intervenir con prevención y asistecia -en un sentido amplio- para que quien no haya empezado a consumir no lo haga, creando alternativas, favoreciendo el encuentro y el diálogo”. También consideró que “la población joven sepa que el acompañamiento de sus familiares no es la mirada vigilante que quiere esconder el problema debajo de la alfombra, sino la de ir acompañando sus preguntas e interrogantes”.

Además, la especialista consideró que “hay una tercera alternativa para quien hace uso ocasional de las drogas, para aquél que no puede o no quiere realizar un tratamiento. Debería contemplarse una mirada de cuidado del Estado para evitar que haya un problema de mayor magnitud que el del consumo de drogas. Es decir, que termines preso, detenido y estigmatizado”.

“Las fiestas son un reflejo de la sociedad”

En cuanto al último episodio trágico ocurrido en Costa Salguero, en el que murieron cinco chicos por sobredosis, Inchaurraga reflexionó que “las fiestas son un reflejo de lo que pasa en la sociedad. La diversificación del mercado de las drogas y la concentración de la venta”. De este modo, contó que en ese tipo de eventos se ve a personas que venden diferentes drogas de diseño y también cocaína.

Esto, sumado a la combinación de diferentes fármacos, que es el principal riesgo de sobredosis en la actualidad. “La mirada debería poder hacer foco en quien paga las consecuencias de esta falta de políticas. Pero todo el mundo se olvida de la joven víctima”, dijo la especialista, y por último, agregó: “El objetivo es contribuir en empoderar a la población en relación a su propia conducta. El policonsumo, más la clandestinidad en el consumo es un cóctel explosivo”, concluyó.

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