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El padre Eduardo de la Serna, de Curas en Opción por los Pobres, aseguró que las políticas económicas instauradas por Mauricio Macri “matan a todo un conjunto, a un pueblo, a sus pobres y excluidos”.

Llegó a la parroquia Jesús el Buen Pastor de San Francisco Solano, Quilmes, el mismo día en que Néstor Kirchner asumió la presidencia. Esa sincronía es su mejor argumento de lo que significó la última década en la populosa comunidad que preside desde la fe. “Precisamente por eso estoy de acuerdo con el gobierno anterior y lamentando el actual”, sintetiza el padre Eduardo de la Serna. El pasado 19 de abril integró el grupo de curas que se reunió con la ex presidenta Cristina Fernández, en Isla Maciel, para ver cómo ponen manos a la obra en un escenario que consideran letal para el pueblo y que “se asemeja a un genocidio”.

“Queríamos saber cómo Cristina soñaba ese Frente Ciudadano y el rol que podríamos cumplir como curas”, relató para El Eslabón. Y dijo que más allá de algunos andariveles, la ex presidenta no quiso marcar la cancha porque, en ese caso, “no sería un frente”. Claro que de los alcances del sueño no hay duda: que los pobres sean “sujetos” y no objeto, “libertad e igualdad”, cita de la Serna sólo a modo de ejemplo, y dice que de esa concepción de la política, tiene botones de muestras en Solano.

En su opinión “no hay ninguna duda de que el gobierno anterior incluyó en cantidades a las personas, no sólo en lo laboral. Acá, por ejemplo, en lo matrimonial, en lo educativo y en salud”, enumera del devenir material y simbólico en esa populosa ciudad quilmeña de perfil trabajador. Justamente ese perfil vertebró a comienzo de los años 70 al grupo de Curas del Tercer Mundo, que se diluyó entre el terror y la sangre de la Triple A, pero que dejó simiente, en 1986 cohesionó como Curas en Opción por los Pobres.

Recién ordenado, De la Serna aceptó el convite. Tenía varias cuestiones por saldar, como las vivencias en la Villa 31, cuando en las tardes de escuela secundaria daba apoyo escolar en un cuartito cerca de la capilla, donde brillaba con luz propia el padre Carlos Mugica, asesinado en 1974. ¿Es difícil pararse en ese lugar para ser cura? “A veces es complicadito, durante mucho tiempo éramos parias mal mirados y hablar de los pobres resultaba Teología de la Liberación, que era lo mismo que marxismo, lo que revelaba que no habían leído nada”, evoca.

Pero si de fundamentar se trata, dice que –en realidad–, la explicación deberían darla quienes con el corazón lleno de fe, gambetean la opción en la que el propio Jesús hizo punta. “Eso es lo insólito, y no lo nuestro”, comenta. Y afirma que a partir de los Documentos de Medellín, que contienen las conclusiones de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizado en esa ciudad en 1968, “muchos grupos religiosos se entendieron a sí mismos como Evangelio encarnado”.

Era el tiempo de las luchas bravas en Latinoamérica, cuando la fe ensambló con la promoción humana. “Si no es así, la religión es una espiritualidad en el aire que se parece más a un Ommm de energías macristas que al Evangelio”, ironizó.

¿La religión entonces puede liberar, más allá del mote de opio de los pueblos? “Muchas veces ha servido como opio de los pueblos, no se puede negar, pero también es liberadora, no sólo el Evangelio, Gandhi también lo hizo y no era cristiano. Es bueno tener en cuenta que existen los Martin Luther King, los Enrique Angelelli y los Arnulfo Romero, que fueron profundamente liberadores”, explicó. Y no pasó por alto el contraluz: “También existieron los Christian Von Wernich y los capellanes que veían tirar tipos al mar”.

Políticas que matan

En aquel terror, De la Serna hace pie para mirar el vértigo del presente económico y social de la Argentina. “Creo que este gobierno (nacional) se asemeja bastante a un genocidio, y para que no me acusen de nada, me estoy refiriendo a las cosas que dijo Rodolfo Walsh cuando habló del modelo económico de la dictadura militar”, fundamentó. Y dijo que las armas llegaron justamente para instalar y defender un modelo económico que en palabras del Papa Francisco, tiene una estructura tan ajena a la persona, “que mata”.

“Por hambre, tristeza, desesperanza y suicidio, por dejarlos a un costado del camino, este modelo mata a todo un conjunto, a un pueblo, a sus pobres y excluidos, por eso creo que este tipo de cosas son genocidas”, subrayó el cura. ¿Cómo se llega a semejante densidad de los poderes económicos? ¿Hay un escenario post político?

“Tal vez habría que hacer una autocrítica en cuanto a la importancia que tomó la militancia en el gobierno anterior, y que quizás hizo olvidar que a mucha gente a la que no le interesa la política y que es feliz en su casa, en sus cosas, a esa gente se dirigió Cambiemos”, argumentó. Y dijo que hacia ese grupo Mauricio Macri llegó con un discurso no político, no sólo con lo de la felicidad, sino también como la vergonzosa intervención que tuvo el 1 de Mayo ante los gastronómicos, y que hacen pensar que los que eligieron al dirigente sindical que tienen, no merecen otra cosa”.

Según el sacerdote, a esta impronta de la no política se la puede ver hasta en la decisión de poner “animalitos en los billetes, prefiero ver a (Julio) Roca antes que a un jaguar, por lo menos al primero lo puedo insultar, el jaguar no me hizo nada pero no tiene nada que hacer en un billete”, ironizó. Claro que esa pérdida de sentido tiene un sustituto: un baño de moralidad por la corrupción que baja del gobierno anterior como un rayo que no cesa.

Pero esta construcción no agota lo que De la Serna llamó “batalla de los sentidos”, en la que Lázaro Baez es el único perverso de las obras públicas. “Quisiera saber si los intentos  por deshacer los contratos con China en las represas del sur tienen que ver con que los ganó Electroingeniería y no Nicolás Caputo”, interrogó. Y puso un corsé ineludible al marco económico: el capitalismo es perverso por definición, hablar de un capitalismo humano es como hablar de un círculo cuadrado.

Batalla cultural

Construir conciencia a favor de la inclusión y la dignidad, en ese círculo cuadrado se parece mucho a la utopía. Se avanza en red y quedan intersticios, puntos vulnerables, que quienes pierden privilegios aprovechan como punto de apoyo de artes marciales, para revertir los trabajosos avances. ¿Por qué entonces se habla siempre de las debilidades de los movimientos populares estigmatizados como populismo?
“Siempre es más fácil tirar un castillo de naipes que armarlo. Se demora muchísimo hacer algo a favor de la gente. Por ejemplo, no se podía hacer la Asignación Universal por Hijo sin recuperar las AFJP, todo cuesta mucho, no se logra en un día, pero tirarlo abajo se puede hacer en cien días de gobierno, como está a la vista”, comentó. Y dijo que en ese lapso, no hubo medidas a favor del pueblo.

¿Cómo se avanza en sentido contrario a lo ganado? Según el padre Eduardo de la Serna, el gobierno ganó lo que él califica como batalla de los sentidos. “Como soy profesor de Biblia puedo poner un ejemplo: la serie Moisés que están pasando por la televisión no tiene absolutamente nada que ver con la historia, sin embargo para la gente es lo que está viendo”, explicó. Y agregó: “Es notable que no se puede decir de dónde sacan como dato que Aníbal Fernández es La Morsa, no lo pueden decir pero lo creen, el dato está adquirido; o La Cámpora es violenta, otro dato adquirido, y no se pueden discutir ni cuestionar. Es muy difícil cuando te han vencido en el tema de los sentidos, espero que no sea definitivo”.

Es exactamente en ese marco que surge el interrogante de fondo: ¿por dónde pasa el desafío para reconstruir los caminos amenazados en América Latina? “Si yo supiera la receta… pero hay varias cosas importantes, una es la resistencia en la que hay que tener paciencia, no calentarse, saber que seremos derrotados en muchos casos, pero eso no invalida un proyecto; y también vamos a tener que unirnos con gente con la que uno no se siente demasiado a gusto; porque sino, nos quedamos en el grupo de los puros y entonces estaremos en un problema porque no se puede aportar nada”, describió.

Para De la Serna, profesor de Biblia en el Seminario de Quilmes, hay una frase del Evangelio que en las actuales circunstancias viene como anillo al dedo: “En esta tesitura hay algo que decía un tal Jesús, que de estas cosas sabe bastante: un rico no puede entrar en el Reino de los Cielos porque un camello no pasa por el ojo de una aguja”.

Fuente: El Eslabón

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