Foto: Manuel Costa.
Foto: Manuel Costa.

Pablo Ayala, fundador de Putos Peronistas y dirigente de La Matanza, estuvo en Rosario debatiendo y reflexionando sobre la militancia de la diversidad sexual en el campo nacional y popular. “La derecha es homófoba, misógina y violenta”, dijo.

Pablo Ayala, dirigente peronista y de diversidad sexual, estuvo el sábado pasado en Rosario invitado por el Ateneo John William Cooke.  Ayala vino a la ciudad a dar una charla: “Patas en la fuente, cumbia, rock y glamour”. El dirigente, sin embargo, dejó en claro que, a pesar del título lindo e interesante, él vino a hablar de peronismo. En la previa se reunió con el eslabón y trató de condensar y esbozar, en apenas una hora, la historia del movimiento que fundó –Putos Peronistas–, además de reflexionar sobre el presente político de la militancia de la diversidad sexual y social en general en el país. “La conciencia o el mandato de cada militante es hacerse cargo de su bandera y salir a militar. Estos vienen por todo, y «todo» es lo que ellos consideran que no nos merecíamos”.

“Peronteólogo, así me defino”. Ayala intenta resumir. El hombre, de 39 años, vecino de La Matanza, condensa en su personalidad una buena cantidad de características. Él termina explicando: básicamente, un militante peronista. Pablo Ayala cocina buenos sorrentinos –al menos eso dice–, es músico, dirigente peronista, fundador de la organización Putos Peronistas, primer secretario de Diversidad del PJ, heterosexual. La idea de la entrevista es volver sobre eso, entender algo que resulta ser muy simple. ¿Cómo es ser varón heterosexual, peronista y referente de la diversidad sexual?

“Nunca lo pensé en esos términos. Soy un militante peronista, siempre fui un militante y mis compañeros son mis compañeros”. Pablo Ayala explica. “El basamento de Putos Peronistas estaba, desde un principio, en la representación del puto pobre. Había una relectura de la diversidad en clave social. Yo me sumé a esto como militante peronista: compartíamos un montón de necesidades con compañeros y compañeras y a ellos, encima, se le sumaban un montón de situaciones de discriminación y burla. Frente a eso encontramos en el peronismo una manera de enfrentarlo, además de que sentimos que habíamos encontrado una manera de dar vuelta el discurso político de la diversidad en el país. Todo el mundo empezó a hablar de putos, tortas y travas; en vez de gays, lesbianas y trans”.  

Ayala explica también en función del uso de las palabras: no es lo mismo el puto que el gay. Y suma al puto a la misma línea de resignificación de conceptos del peronismo: estuvieron los cabecitas negras, los descamisados y ahora los putos. “El gay define a alguien frívolo y divertido. Yo no veía frivolidad. Veía gente que trataba de pelearla desde los márgenes. El que tiene dinero se compra un espacio de tolerancia en un boliche o crucero; y el que no, sobrevive en los barrios como puede”.

Si hay que poner una fecha, la fecha de nacimiento de Putos Peronistas es noviembre de 2007. Las reuniones vinieron de antes y de manera espontánea. Ayala vivía en una casa a pocas cuadras de la ruta 3, donde las chicas trans de la zona salían a prostituirse. La casa de Ayala era el punto de encuentro de muchos militantes y la puerta siempre estaba abierta. Eso, y la cercanía con la ruta, llevó a que las chicas empezaran a pasar primero por un mate, después por una amistad. “Yo venía leyendo la historia del Frente de Liberación Homosexual. Me fascinaba imaginarme a esos tipos entrando a la plaza de Cámpora, la plaza de sindicalistas y guerrilleros armados, con una bandera que decía «Los putos con Perón». Venía pensando que el peronismo también tiene algo de diversidad sexual que no se había expresado. Y yo le preguntaba a las compañeras por qué no eran peronistas, porque para mí el mundo entero es peronista”. La amistad se transformó en militancia. Y en noviembre de 2007, en una bandera. El fin de semana previo a la Marcha del Orgullo de ese año, decidieron participar y armaron el primer trapo: «Putos Peronistas de La Matanza». “Fue la comprobación de campo de que yo tenía razón: el peronismo está en todos lados. Cuando llegamos a la plaza y levantamos la bandera, la gente empezó a cantar la marcha. Yo me acordaba de lo que decía Néstor Perlongher, que el peronismo es un fenómeno que erotizaba las calles de la ciudad. El chabón tenía razón.”

Pablo Ayala estuvo al frente de Putos Peronistas hasta 2012. El conflicto del campo, en 2008, visibilizó a los sectores kirchneristas y Putos Peronistas empezó a crecer. “Empieza la riqueza cultural de lo que fue el fenómeno”. Ayala vuelve a la primera pregunta, al eje. “Creo que el hecho de que yo esté al frente aportaba a esa riqueza. El único enemigo es la oligarquía. Yo les decía a los compañeros y compañeras: hay que romper el ghetto, reconocerse como parte del pueblo, y no de una minoría. La minoría es la que nos saquea, después está el pueblo en todas sus vertientes: culturales, sexuales, religiosas, étnicas”.  

Tiempos de resistencia

Las movilizaciones en tiempos del PRO vuelven, después de doce años de kirchnerismo, distintas. Los análisis son varios; las características de las nuevas marchas, también. Una de esas es la presencia, cada vez más fuerte, de banderas de organizaciones y frentes de diversidad sexual sumándose a todas las luchas. Contra los despidos, contra los fondos buitre, contra el tarifazo. “No creo que siempre haya sido así. El mercado te pone etiqueta, te mete en una góndola y te separa.  Lo que hemos hecho fue dar una batalla para derrotar a uno de los principales conceptos del capitalismo, ¿no? Rompimos esa lógica si podemos entender eso y no volver a dar pasos atrás. La derecha sabe por dónde entrar. Y además la derecha es homófoba, misógina y violenta”.

La resistencia, para Pablo Ayala, viene esta vez con una toma de conciencia: hubo avance y nadie quiere regalar lo que tiene. Pero a la vez, entiende que así como se han ganado derechos, también se perdieron. “La derecha considera que somos extranjeros en nuestra propia tierra, que la luz que generan nuestros ríos no nos pertenece y la tenemos que pagar caro, y sino vivir a velas. Básicamente, acá hay que tomar conciencia de que vienen por todo y juntarnos a resistir, hacer un dique de contención y que no avancen más. Y lo que uno ha visto en seis meses es que hemos perdido demasiado”.

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