Mientras el gobierno redujo el tarifazo del gas de más del mil al 400 por ciento, una nutrida protesta nacional se manifestó contra el ajuste macrista. Palabras oficiales para calentar al más manso, pequeña contribución al ahorro de energía. La Corte busca pasar el invierno, en patas y remera.

“Lamentablemente tuvimos que elevar las tarifas porque sin inversión en los últimos 10 años en energía un país no puede crecer. Se lo expliqué a la población y comprendieron”, dijo el 7 de julio Mauricio Macri a una cadena de TV de Estados Unidos. “Es increíble –se sorprendió el mandatario por la mansedad de su pueblo- cómo nos acompaña en el esfuerzo para volver a crecer”. Menos comprensiva, ese día la Cámara Federal de La Plata suspendió el aumento de la tarifa de gas para todo el país, al declarar nulas las resoluciones del Ministerio de Energía que disponían el brutal ajuste, en algunos casos superior al mil por ciento. Ocho días después, miles de argentinos contradijeron al titular del Poder Ejecutivo al protagonizar en espacios públicos de todo el país una ruidosa protesta contra los nuevos cuadros tarifarios, confiscatorios de salarios y amenazantes de la continuidad de pymes e industrias. Entre medio, las recomendaciones oficiales de abrigarse hasta dentro de las viviendas; las apelaciones climáticas al “invierno más frío de los últimos 60 años”; y los señalamientos acerca de disfrutar las “costumbres de un país rico”, recalentaron el ánimo de la opinión pública, abrazada a aquella abigarrada tradición de encender estufas ante las bajas temperaturas reinantes durante el solsticio de invierno en el país más austral de Sudamérica.   

Apoyo resquebrajado

El acompañamiento que el gobierno de Mauricio Macri obtuvo a sus políticas de ajuste del primer semestre en un amplio sector de la población, aquel que con acritud adquiere el paquete completo de la “pesada herencia” y el “son todos chorros” que se televisa por cadena nacional, comenzó a resquebrajarse cuando llegaron las boletas del consumo de gas.

El latiguillo sobre lo poco que pagaba por la prestación del servicio un vecino del refinado barrio porteño de Recoleta se desvaneció cuando un habitante del tosco Aldo Bonzi recibió la factura que multiplica por mil aquellos subsidiados pocos pesos.

El equivalente a dos pizzas que según el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, equivalía el aumento de la tarifa de la electricidad, se elevó a una cadena de pizzerías en el caso del gas, que por esa mala fortuna de no haber nacido en el Caribe los argentinos utilizan para calefaccionarse cuando el frío aprieta.

La mansedad pueblerina comenzó a trocar, entonces, en múltiples presentaciones de amparos contra el brutal incremento de las tarifas a lo largo del territorio nacional.

De a poco se fueron sucediendo fallos en favor de los consumidores, hasta que la Cámara Federal de La Plata frenó la medida en todo el país, al declarar nulas las resoluciones del Ministerio de Energía que establecieron el tarifazo, atento a que la cartera a cargo del ex CEO y actual accionista de Shell, Juan José Aranguren, omitió llamar a audiencia pública para debatir el tema con los usuarios y consumidores del servicio.

Fraseología oficial

Si los montos de las facturas de gas coadyuvaron involuntariamente al loable objetivo de calentar a los usuarios para reducir, de ese modo, el uso de gas natural, la fraseología macrista no le fue a la zaga.

El 11 de julio el presidente llamó a cobijarse dentro de casa. “Cuando estás en tu casa en invierno en remera y en patas, estás consumiendo energía de más. En invierno tenés que estar abrigado en tu casa”, ordenó.

En la misma línea que Aranguren, quien al defender los aumentos de las naftas dijo que “si el consumidor considera que el precio del combustible es alto, deja de cargar”, Macri convocó a los usuarios sufrir el frío, al menos hasta el límite de lo soportable.

“Por favor, entendamos que la Argentina hoy necesita que cada uno de nosotros sea responsable y que consumamos menos energía”, pidió el mandatario. ¿Cuánto menos? “La mínima energía posible”, solicitó.

Para no bajar la temperatura, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, echó leña al fuego con sus radiantes declaraciones.

El mismo día que Macri mandó a ponerse las pantuflas a los que andan descalzo, Peña le recordó a los argentinos que se malacostumbraron a vivir como “ricos” cuando, en realidad, son unos sudacas que nada merecen, salvo las gélidas tinieblas de la argentinidad.

“Tenemos costumbres de un país rico en gas que nunca tuvo que preocuparse por la escasez””, dijo el jefe de Gabinete en rueda de prensa.

“Muchas veces, como todos sabemos, no nos preocupamos a la hora de regular la calefacción o regular el consumo en general”, añadió. Además de responsabilizar por el irracional tarifazo a los despreocupados por la perilla del calefactor, Peña la emprendió contra el clima.

Aseguró que los meses de abril y mayo fueron los más fríos en 60 años y esas son “cuestiones que no se pueden manejar de antemano y generan mayor complejidad sobre algo que ya es complejo”.

En la misma conferencia de prensa, uno de los integrantes del “mejor equipo de los últimos 50 años”, como denominó Macri a su gabinete, confesó que no está matriculado en las múltiples temáticas que complejizan la realidad: “Estoy aprendiendo ahora como estamos aprendiendo todos sobre cuestiones de gas”.

En auxilio de Peña, Aranguren también se la agarró con las condiciones del tiempo. Atribuyó al “clima” que se haya disparado la tarifa del gas al sostener que “el frío se anticipó” sin notificar su tempranera llegada lo que obligó al gobierno a aplicar el “programa de ahorro” de la “administración anterior”.

BTU macrista

Más comprensivo que el anticipado frío ha sido el petróleo con el gobierno de Cambiemos. La baja de los precios internacionales de los hidrocarburos permitió al Estado reducir su gasto en las compras de gas a Bolivia, cuyo valor ronda los 3,7 dólares por MBTU (millones de BTU, unidad de medida del gas) de un pico histórico que trepó a los 8 dólares cuando gobernaba la calurosa Cristina Fernández de Kirchner.

Según informó la agencia Télam “el ahorro también llegó en el rubro de las importaciones de Gas Natural Licuado que llegó a estar en su momento más caro en los 15 dólares por MBTU, hasta los menos de 6 dólares actuales, a valores internacionales más allá que su origen sea Qatar, Trinidad Tobago y Argelia, de donde provienen los barcos de GNL”. Así y todo, tarifazo.

Que no se Corte

Antes que el “ruidazo” contra el tarifazo del último jueves, la resolución de la Cámara Federal de La Plata llevó a la Casa Rosada a comenzar a comprender que el ajuste puede encontrar escollos y poseer límites.

El gobierno entendió que la decisión judicial que frenó el exorbitante aumento de la tarifa de gas debería ser resuelta por la a veces amigable Corte Suprema de Justicia.

El tribunal presidido por el santafesino Ricardo Lorenzetti, sin embargo, no resolvió el litigio con la premura deseada por el ex presidente de Boca. En su acordada del martes pidió informes al gobierno sobre los cuadros tarifarios y cuestiones técnicas, y pateó el asunto para más adelante, sin brindar señales de en qué sentido podría resolver la cuestión.

Es esperable que el máximo tribunal convoque a audiencia pública una vez que se haga de la data que le requirió al gobierno, método que ya empleó en otras oportunidades. Quienes siguen los fallos de la Corte destacan una presunta sensibilidad de los supremos en cuestiones que hacen a los intereses populares. La resolución que restringe las huelgas si no son convocadas exclusivamente por sindicatos los contradice. Habrá que ver.

Lo que puso en tela de juicio Lorenzetti fue su imparcialidad en el asunto de las tarifas, condición irrevocable del juzgador. El diario Clarín reveló un encuentro que catalogó de “secreto” entre Mauricio y Ricardo.

“Mauricio Macri y el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, hablaron tres veces en las últimas 72 horas. El tema principal de las conversaciones fue, según admiten en la Casa Rosada, la controversia judicial generada por el aumento de las tarifas de gas que impulsa el Gobierno. Funcionarios del Poder Ejecutivo admiten que esos contactos entre las cabezas de dos de los tres poderes del Estado son habituales”, publicó el Noble matutino.

El deber de Lorenzetti, al tener que intervenir en el asunto, es recibir a las partes. El encuentro con una sola de ellas, excluyendo a la restante, abre un interrogante sobre la imparcialidad del magistrado. Hasta podrían recusarlo para intervenir en el pleito que, como las estufas al máximo, agobia al gobierno de Macri.

Ni el 400

Antes de que la Corte resuelva, el gobierno apeló a su sensibilidad y dio marcha atrás con el disparatado tarifazo del servicio público de gas para reducir su impacto a sólo el…¡400 por ciento!

El anuncio de Aranguren buscó reducir las demandas contra las resoluciones del Ministerio a su cargo y dotar de razonabilidad al precio del servicio. Sólo un aumento del 1.200 por ciento anterior puede hacer pasar como atemperado uno del 400 por ciento, cuando el índice de inflación anualizado se calcula en 40 puntos y la mayoría de las paritarias se fijaron alrededor del 30 por ciento.

Hasta los adversarios políticos legislativos de Macri –que fundados en una presunta gobernabilidad que nunca estuvo en juego allanaron el camino del oficialismo en el Congreso a la mayoría de las medidas oficiales- olfatearon la debilidad política del gobierno y le chantaron proyectos contra la suba del gas.

Esta semana el Senado aprobó cuatro proyectos de declaraciones que se expiden por la suspensión del aumento del cuadro tarifario del servicio de gas y por la búsqueda de salidas menores lesivas de los bolsillos de los asalariados.

Fuente: El Eslabón.

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