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Estados Unidos podría impulsar una nueva “fiebre del oro” con la aprobación de la ley para la exploración del espacio, sólo que los cowboys aventureros son relevados por las empresas más poderosas de la Tierra.

Hace tiempo que nos venimos planteando en La Señal Medios el tema de las riquezas del espacio cercano. El desarrollo alcanzado en la última década en materia de ingeniería aeroespacial situó a la Argentina en un lugar de interés. El cierre de esos programas dispuesto por el actual gobierno es un daño estratégico de importancia.

Ahora se informa que una ley norteamericana ha establecido las condiciones para extraer los minerales de los objetos celestes; cada asteroide podría tener miles de millones de dólares en oro, platino, hierro y agua. Esa normativa beneficia directamente a las corporaciones privadas; su esencia se asienta en la expansión del sistema de propiedad impuesto en nuestro planeta, hacia la totalidad del Universo.

Estados Unidos podría impulsar así una nueva “fiebre del oro” con la aprobación de la ley para la exploración del espacio, aunque en esta ocasión centrada en los objetos celestes del cinturón de asteroides de nuestro sistema solar. Sólo que los cowboys aventureros son relevados por las empresas más poderosas de la Tierra.

¿Star Trek o Dune?

El 25 de noviembre, el presidente estadounidense, Barack Obama, firmó la llamada “ley del espacio” para promover la exploración privada espacial, algo que ya comenzaron a realizar empresas como SpaceX y Orbital ATK con misiones de carga a la Estación Espacial Internacional y planes más allá de la órbita terrestre.

La ley incluye un último título que permitiría la apropiación de asteroides y otros “recursos espaciales” por parte de personas privadas y empresas, si consiguen la tecnología para desplazarse y explotar esos objetos ricos en minerales como el platino, el oro, hierro o agua.

El último título de la ley pide al Estado no interponerse en la explotación minera espacial y deja claro que quien sea capaz de recuperar recursos de un asteroide tiene el derecho de “poseerlo, transportarlo, usarlo y venderlo”.

Suprapoder

Además, Estados Unidos no se reserva derechos de soberanía, algo que prohíbe el Tratado Internacional del Espacio Exterior y que, en principio, facilita que aquel con la osadía suficiente, ponga un asteroide a su nombre.

Empresas que desarrollaron proyectos de minería de asteroides, como Planetary Resources o Deep Space Industries, celebraron la aprobación de esta legislación que aclara el marco legal para un negocio sencillamente extraordinario.

“Dentro de muchos años se verá la aprobación de esta ley como el momento de la historia que supuso un avance en nuestro camino a convertirnos en una especie multiplanetaria”, indicó en un comunicado el copresidente de Planetary Resources, Eric Anderson. Es probable que durante su redacción, el señor Anderson se haya sentido dueño del Todo.

Estas compañías están invirtiendo en el desarrollo de sondas capaces de aproximarse a un asteroide y explotar sus recursos, en algunos casos desplazándolos de sus órbitas. La Ley no toma en cuenta las consecuencias desconocidas de los experimentos realizados a esa escala.

Las posibilidades de la explotación de asteroides son innumerables y van desde la extracción de cantidades inagotables de metales preciosos a apoyar logísticamente los asentamientos humanos en la Luna o Marte con combustible, agua u otros materiales. Cuerpos rocosos que orbitan la Tierra o se acumulan en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter pueden ser fuente de riquezas con el agua como principal atractivo para la vida más allá de la superficie terrestre.

Un solo asteroide de 500 metros cúbicos podría contener todo el platino obtenido de minas terrestres en toda la historia, o tener un precio de mercado de centenares de miles de millones de dólares. En lugar de promoverse un debate a nivel mundial sobre cómo podría beneficiarse la humanidad con esas riquezas, el gobierno norteamericano ha propuesto su privatización.

Planetary Resources, con accionistas de Silicon Valley y asesorados por el cineasta y explorador James Cameron, ya comenzó a poner en marcha ambiciosos proyectos para visitar asteroides y estudiar su composición con el objetivo a largo plazo de realizar operaciones de minería y convertirse en “las gasolineras del espacio”.

“Es posible que podamos transportar agua y combustible a altitudes como en la que se encuentra la Estación Espacial Internacional a costo más bajo que lo que supone propulsarlos desde la superficie de la Tierra”, explicaba en una entrevista a la Fundación Smithsonian John Lewis, investigador y jefe científico de Deep Space Industries.

El agua es el petróleo de la futura vida espacial, ya que a través de procesos de hidrólisis podrá obtenerse hidrógeno y oxígeno que impulsaría cohetes fuera de la Tierra. Esto brinda, para las próximas décadas, un panorama bien distinto del conocido hasta el presente. Sin embargo, suele pasar que algunos hombres proponen … y otros rechazan esas propuestas.

Pues la investigación del espacio viene desplegándose en varias naciones. Sobre todo en aquellas cuya concepción del Estado rector es más intensa que en la potencia norteña, cuya administración ha sido tomada por asalto por las corporaciones financieras globales. El emerger de esos espacios geoeconómicos ha equilibrado la relación de fuerzas aquí, en la Tierra.

Ese potencial podría expandirse más allá de nuestra atmósfera. Como dato adicional cabe indicar que la reconstitución del Unasur será clave también en este tema. El avance tecnológico alcanzado por la Argentina y el Brasil en los tiempos recientes merced a administraciones de rasgos industrialistas los puso en situación para efectuar acuerdos atractivos con socios más confiables que los Estados Unidos en versión hiperprivatista.

Con los actuales gobiernos transpacíficos en el Sur, las perspectivas de nuestra región se han acotado notablemente. Es pertinente reflexionar al respecto, pues una buena protesta callejera bien planteada por estos días, puede tener reverberancia histórica en lugares muy remotos. Es tiempo de ocuparse de la aldea para ser genuinamente universal, cuando la Doctrina del Destino Manifiesto pretende alcanzar una dimensión sideral.

Agencias / Prensa Sindical Internacional / La Señal Medios

* Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica.

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