ESCALERA AL CIELO. Mujica en su arribo a la Asociación Empresaria. | Foto: Manuel Costa.
ESCALERA AL CIELO. Mujica en su arribo a la Asociación Empresaria. | Foto: Manuel Costa.

El Pepe Mujica es casi un pastor. El hombre cautiva a sus audiencias, genera emociones, contagia preocupaciones y esperanzas respecto del futuro de la humanidad. Porque “es cuasi un problema civilizatorio”, afirma, cuando desgrana sus reflexiones “no por ser inteligente sino por ser viejo nada más”. El fenómeno Mujica pudo apreciarse en Rosario en la Sexta Convención de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofé), en la sede del Espacio Cultural de la Universidad, donde fue distinguido con un doctorado honoris causa, y en el Galpón 17, donde habló sobre la política y los jóvenes. En el encuentro con la organización de agricultores, el eje del Pepe estuvo puesto en el “problema civilizatorio” sobre el que habla cada vez que puede desde hace ya unos años, desde cuando todavía era Presidente de su país. En ese tranco, Mujica le mete profundidad a los cuestionamientos al capitalismo. Pero los despliega con amabilidad refranera y campechana y le suma un llamado constante a evitar la violencia, a negociar todo lo que se pueda.

El Pepe contrasta el crecimiento de la pobreza con los “sectores minoritarios que han multiplicado por cientos el ingreso”. Afirma que ante ese cuadro “hay que tener políticas fiscales, enfrentar el problema, porque si el Estado no se pone, el mercado no lo arregla”.  “Esto arma lío porque nadie quiere pagar impuestos”, advierte enseguida, y añade lo de que “yo no estoy para darle manija al odio, por el contrario, me parece que a la altura de la civilización a la que hemos llegado tenemos que tratar de negociar todos los conflictos y que una negociación, aunque no logremos el objetivo sustantivo que nos planteábamos, es mejor que lo demás por los sacrificios que le genera a la gente”.

En esos términos se expresó el jueves en la sede de la Asociación Empresaria, donde se realizó la convención de Fecofé, en la que se pudo apreciar una marcada presencia del Estado provincial a través del ministro de Producción, Luis Contigiani, quien hace unos meses había viajado a Montevideo junto con dirigentes de la entidad cooperativa para invitar al Pepe a llegarse hasta Rosario.

La convención tuvo una cena de cierre en la que el presidente de la entidad organizadora, Juan Manuel Rossi, expresó la satisfacción por la jornada y por la ilustre visita, cuya sola presencia abonó el activismo y el entusiasmo de delegados y referentes de las distintas regiones, ya de por sí reavivados en los últimos meses por la difícil coyuntura que atraviesan los pequeños y medianos productores. Mujica aceptó los pedidos de fotos y saludos de decenas de comensales con la misma calma proverbial con la que bajó línea, siempre evitando polémicas, esquivando definiciones tajantes respecto de cuestiones de coyuntura política, como por ejemplo la gestión del gobierno de Macri.

De todos modos, el uruguayo insistió en lo de la necesidad de Estados presentes en contra de la concentración económica y machacó también con la importancia de “pensar como una Nación” latinoamericana para “poder tener presencia y capacidad negociadora en el mundo de hoy”. Además, brindó el abrazo más emocionado de la noche a una militante casi tan veterana como él, llamada Ana Barcena, quien a sus 70 años fue homenajeada por Fecofé por su trayectoria en el cooperativismo agrario y en el compromiso político que la llevó a vivir exiliada varios años de su vida.

“Uno puede vivir mirando para atrás y quejándose de las heridas, de las mataduras que nos puso la vida, es una forma de vivir, es hermoso para componer tango; pero no es aconsejable para vivir con esperanza”, fue otra de las frases que dejó Mujica, junto con un llamado a “aprender de los errores y por lo menos ser novedosos, tener el coraje de cometer nuevos errores”.

En cuanto al cooperativismo, recordó que “abuelos y bisabuelos lo traían en la maleta; vivían en cooperativa sin espamentear porque se juntaban para carnear los cerdos, para las cosechas, porque tenían dificultades para dejar los hijos e con alguien cuando iban al pueblo”. “La solidaridad era la defensa de los pobres. En los tiempos modernos hemos perdido eso, pero algunas cosas tenemos que luchar culturalmente por recuperarlas. Es cuestión de pelear por valores que son permanentes”, convocó. Y decoró con que “no somos perros de presa disputando un hueso, más bien somos perra cuidando los cachorros”.

Defensa de los humos regulados

En su contacto con la prensa en el marco de la convención de Fecofé, Mujica evitó parrafadas o frases pesadas respecto de cuestiones de la coyuntura política argentina y local, a la que se lo quiso traer con una consulta sobre la marcha por seguridad que ese mismo jueves se realizó en Rosario. En ese sentido, un cronista le mezcló la cuestión de la seguridad rosarina con la de la “legalización de la marihuana” iniciada en su país durante su mandato presidencial. Y en esa sí que se prendió: “En Uruguay no hay legalización, hay regulación de un mercado que existe”, aclaró de entrada. “Si lo dejo clandestino es peor. No puedo andar persiguiendo gurises, hay que dejarlos que maduren, no los puedo transformar en delincuentes, no lo voy a arreglar a palos sino tratándolos mejor y que agarren para otro lado”, explicó. “No se puede seguir haciendo lo mismo, lo que venimos haciendo no da resultado, el narcotráfico es peor que la droga. Ninguna adicción es buena, salvo el amor, las demás son todas plagas, desde el cigarro a la bebida, la timba. Pero no lo arreglamos como venimos haciendo. Lo que está intentando Uruguay es ensayar otro camino, porque es una guerra que la estamos perdiendo por todos lados, la ganancia es tan grande que nos pegan por todos lados”, remarcó.

Fuente: El Eslabón

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