“Nosotros tomamos a los chicos como sujetos de derechos". | Foto: Franco Trovato
“Nosotros tomamos a los chicos como sujetos de derechos». | Foto: Franco Trovato

“Nosotros tomamos a los chicos como sujetos de derechos y de esto parte lo que nosotros queremos de la cultura institucional. Tratamos de poner al pibe en el centro de la escena escolar”, sostiene Mauricio D’Agostino, profesor de Educación Física y uno de los autores del proyecto la Recreonetta que cuenta con el apoyo de Amsafe provincial.
La Recreonetta es un proyecto pedagógico realizado por Guillermo Monsalve, Nahuel Castagnino y el entrevistado, que consiste en que los alumnos jueguen en el recreo con pelotas, cartas o juegos de mesa, y no permanezcan sentados en el patio o se queden en las aulas.

Nace la Recreonetta
El proyecto arrancó en la escuela Madres de Plaza 25 de Mayo, en barrio Triángulo, cuando D’Agostino y el profesor de historia Guillermo Monsalve se preguntaron qué podían hacer en los recreos para que los chicos no discutan ni se peleen.
“Los alumnos planteaban que querían jugar en el recreo, entonces empezamos a buscarle la vuelta para que jueguen todos, los más chicos, las mujeres, y para hacer cumplir el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño que dice que los niños tienen derecho a jugar y que el Estado les tiene que garantizar ese derecho” contó D’Agostino.
“Empezamos con lo que propuso el profesor Monsalve, que fue un torneo de fútbol que se llamó «Copa 30 años de Democracia»”, relató el docente. El torneo consistió en un trabajo interdisciplinario entre Educación Física e Historia. Los equipos se armaron a la bolsa y debían tener un nombre identificado con los 30 años de democracia.
“DDHH”, “Esperanza”, “Juicio y Castigo”, fueron algunos de los equipos que disputaron la competencia. “Empezamos a jugar y empezó a cambiar la cultura institucional. Suena raro y fuerte, pero fue así”, recordó sobre el evento D’Agostino.
El torneo finalizó con las Madres entregando un reconocimiento a los chicos y hablando de los valores del juego, y de cómo construir vínculos de una manera sana.
“En 2014 empiezo a trabajar en el Normal 2, una escuela tradicional, estructurada, patrimonio histórico de la Provincia, y allí la resistencia fue mucho mayor”, dijo Mauricio.
Los directivos le informaron que no podía usar la pelota porque podía golpear la pared, que era patrimonio, y que los pibes no podían correr porque si se golpeaban iban a tener problemas. “Tuvimos que explicarles la importancia de que los pibes puedan jugar y de garantizar su derecho a jugar. Porque el recreo estaba para que los chicos puedan recrearse, liberarse”.
El proyecto, en el colegio ubicado en Córdoba y Balcarce, comenzó con fútbol-tenis para mujeres, varones y mixto. “Usábamos los bancos de red, hasta que nos retaban y poníamos una soga”, recordó el profe.
Ya en el primera escuela, los docentes observaron que los pibes querían asistir no sólo por el contenido pedagógico sino también porque querían jugar. “Y eso nos motivó para decir que hay que profundizar y mejorar el proyecto”, acotó.
Los docentes comenzaron a trabajar para que no sea sólo fútbol, para incorporar otros deportes. Además, vieron que los chicos se apropiaban del patio de la escuela.
En el Normal 2 “empezamos a ver, los adultos, que los vínculos con los pibes era distinto”, sostuvo el docente, y prosiguió: “Empezamos a construir un vínculo que sin el juego no lo podíamos hacer”.
Tanto el equipo directivo, como los compañeros docentes visualizaron los resultados –no faltaron las resistencias–, entonces se pudo comenzar a trabajar en un proyecto más institucional. “Hoy hace tres años que funciona el proyecto y los pibes se sienten acompañados”, afirmó.

Amsafe, imprescindible
El sindicato de los docentes de colegios públicos “nos acompaña en esto de llevarlo a las diferentes escuelas, de poder trabajarlo, de poder generar vínculos, de colectivizarlo, generando nexos entre escuelas”, destacó, y recordó que en 2015 se realizó una jornada de juegos entre el Normal 2 y la 514, en barrio Triángulo.
Además, Amsafe invitó a los docentes que llevan adelante el proyecto a asistir a la mayoría de los congresos pedagógicos.

Teléfono para el Ministerio
Formalmente el proyecto funciona mediante un acuerdo con las autoridades de las escuelas. Sin embargo, D’Agostino contó que le propusieron al Ministerio juntarse para que conozcan la propuesta, y también lo invitaron a ver a los chicos jugando en las escuelas, pero la entidad no tuvo una respuesta positiva.
Además, desde que Rosario Central volvió a la primera división, estos docentes antes de cada clásico organizan la jornada “Un clásico sin violencia”, para evitar que los chicos se peleen por ese partido. Han participado de la movida Kurt Lutman, el Patón Nahuel Guzmán y el Melli Manuel García, entre otros futbolistas. Este año lo volvieron a realizar, fue en el Normal 2 con la presencia de Javier Pinola y Sebastián Domínguez, en esta ocasión el Ministerio informó a través de una nota en el diario La Capital que promovían una jornada institucional para prevenir la violencia en el clásico. “Una mentira”, afirmó Mauricio con bronca.

Los sueños, sueños son
“Cuando la Recreonetta empezó a andar pensamos y soñamos con un CAJ (Centro de Acción Juvenil), impulsado por el programa nacional de políticas socioeducativos de Nación en el gobierno anterior, con el objetivo que los pibes puedan estar en horario extra escolar dentro de la escuela, en un espacio de juegos, artes, deportes, radio y demás cosas. Pero, en este contexto actual, sólo lo vemos como un sueño muy lejano”, se lamentó D’Agostino. Ahora sueña con armar una red de escuelas que puedan establecer vínculos, trabajo, proyecciones a futuro y abordar la problemática de la violencia con el juego.

La cosecha del juego
“En el juego se ve a los pibes como realmente son”, sostuvo el docente, y explicó que “si uno es egoísta o calentón jugando, va a ser egoísta o calentón en la vida. Entonces, estas cuestiones después las trabajábamos en el aula”. Esa es una de las consecuencias de la Recreonetta. Otra es que se pudo romper la quietud de la escuela secundaria, lo mismo ocurrió con la cultura cibernética, los pibes no tienen el celular en la mano porque están jugando, porque se están divirtiendo con otros.
“En muchas escuelas los recreos son un problema, y a través del juego pudimos hacerle entender a los pibes que todos esos problemas que ellos traen de afuera de la escuela nunca los habían conversado, nunca los habían puesto sobre la mesa. Eran cuestiones que ellos creían”, marca D’Agostino, como otra de las virtudes del proyecto.
Otro punto a destacar es que el mobiliario escolar dejó de sufrir roturas, porque los pibes salen del salón para jugar en el patio. “La vice directora del Normal 2 lo reconoce, y eso a uno lo gratifica”, contó el docente.
Convencido, el profesor sostuvo que “hay que construir el conocimiento con el pibe. Nosotros creemos en el alumno emancipado, que el pibe tiene que tener el poder y que el conocimiento es lo que te da el poder”.
“Pero lo que más nos gratifica –afirma D’Agostino– son los vínculos que se crean. Antes, los de 5to con los de 3ro no se hablaban, ahora están jugando juntos al fútbol-tenis y eso lleva a que vayan juntos a la cantina y después a que te digan «estamos armando un equipo para jugarles a los preceptores». «¿Quiénes?», preguntás. «Uno de tercero, otro de cuarto», responden. Y ves esa construcción de vínculo y sentís que realmente el proyecto vale la pena”.

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