Desde que se conoció la encuesta de Rouvier que da al FpV por encima de Cambiemos y el Frente Renovador, se sienten movimientos tectónicos profundos dentro y fuera del peronismo. Los costos de la unidad Massa-PRO y las formas de pago que maneja Satán son temas de conversación incluso en algunos movimientos sociales.

El tablero político de la provincia de Buenos Aires se asemeja más al Juego de la Oca que a uno de ajedrez. Jugadores que avanzan casilleros, otros que retroceden, y algunos que deben dejar pasar un turno sin arrojar los dados.

La llegada será en octubre de este año, pero en las carpas políticas vacacionales todos hablan de dos meses: marzo y agosto. No hay dirigente social, político o gremial que no perciba que el tercer mes del año será clave a la hora de medir el impacto real del ajuste que ya lleva poco más de un año.

El “colchón” que los doce años y medio de kirchnerismo les permitieron generar a ciertos sectores –segundas vacaciones en modo crisis y los exorbitantes gastos propios del comienzo de clases está adelgazando. Una luz roja ya se muestra parpadeante en los despachos oficiales del gobierno nacional y de varias provincias que aún no vieron en sus calles los efectos más crudos de la crisis social generada por Cambiemos desde que Mauricio Macri asumió.

Los números del miedo

Desde que se conoció la encuesta de la consultora Ricardo Rouvier y Asociados, que se realizó durante todo diciembre, se comenzaron a sentir movimientos tectónicos profundos dentro y fuera del peronismo.

Es que la muestra da al Frente para la Victoria unos cuatro puntos porcentuales por encima de la alianza Cambiemos y más de 20 por sobre el Frente Renovador de Sergio Massa. Si bien es cierto que al nombrarlo, el ex intendente de Tigre sube casi 14 por ciento, los coletazos que produjo esa performance son inquietantes, hacia adentro de esa fuerza y en los búnker de quienes la patrocinan.

No es la encuesta de Rouvier en sí misma lo que produjo zozobra en las naves macristas y protoperonistas, puesto que en realidad el estudio vino a confirmar algo que ya se venía sopesando: la feroz campaña mediático-político-judicial contra el kirchnerismo, pero en especial contra Cristina Fernández de Kirchner, lejos de conmover sus chances electorales, parece potenciarlas.

Por su puesto que ni eso ni las luces de alarma en otros ámbitos lograron que Clarín, la corporación que le rinde tributo en Comodoro Py ni el dispositivo parlamentario de denunciadores profesionales cejen en su empeño.

La diputada Margarita Stolbizer, que ya compite cabeza a cabeza con Elisa Carrió en la categoría Desquicio Jurídico, llegó a explicitar que la verdadera estrategia no consiste en obtener una orden de encarcelamiento contra CFK, sino lisa y llanamente un bando proscriptivo, similar al que la Justicia jujeña libró contra la dirigente social Milagro Sala. O peor.

La líder del escuálido partido GEN se despachó sin pruritos, y Clarín lo rebotó sin vergüenza periodística: “Es un espanto que Cristina pueda volver a ser candidata”.

La dirigente política que inspira el espanto en Stolbizer llega al 31,3 por ciento en intención de voto en Buenos Aires, contra un 27,4 de Cambiemos y un 10,7 del FR. El GEN no figura en el relevamiento, pero es posible que forme parte del anémico 2 por ciento que aglutina a “otros”.

La encuesta pondera un dato que se analizó en esta columna hace siete días: los guarismos que cosecha el FpV suben a 36,3 por ciento cuando se segmenta a los jóvenes hasta 25 años, lo que le permite a la fuerza liderada por CFK sacarle al macrismo una ventaja de casi 17 puntos y al FR 30,1 por ciento. El verso de la “Pesada Herencia”, sumado al hostigamiento judicial por haberse “robado todo” parece que influye en los jóvenes en sentido contrario al soñado por Héctor Magnetto y su troupe de jueces, fiscales y políticos alquilados.

Milagros jujeños

En Jujuy se produjeron sendos milagros políticos en Navidad y Año Nuevo. La Nochebuena pasada, en un acto que lo enaltece más allá de análisis en torno de cierto oportunismo, el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, visitó en la cárcel de Alto Comedero a Milagro Sala.

El mandatario puntano compartió la cena de Navidad en la cárcel con la líder de la agrupación Túpac Amaru. «Junto a Luis Lusquiños, pediremos por una #NavidadSinPresosPolíticos. No me alcanzan las palabras para explicar la emoción de este momento», tuiteó El Alberto antes de ingresar al penal, desde donde publicó que Sala “es una presa política”.

Pero las víboras y culebras que generó en los medios conservadores –Clarín, La Nación, Perfil, La Capital, El Tribuno de Jujuy, por citar algunos– la visita de Rodríguez Saá, fueron un poroto al lado de lo que se publicó luego de conocerse la decisión de otro Alberto, Fernández, el ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner y de CFK, de pasar el Año Nuevo con Sala en la cárcel.

Clarín, luego de titular con un lacónico “Alberto Fernández visita a Milagro sala en la cárcel”, se despacha a gusto recordando que la dirigente “está detenida hace casi un año, se la investiga por los presuntos delitos de fraude a la administración pública, enriquecimiento ilícito, extorsión y evasión impositiva…”.

La Nación sangró más por la herida, y tituló: “Milagro Sala abrió una grieta en el massismo”, para luego seguir metiendo fichas en la bajada. “La visita de Alberto Fernández a Jujuy generó críticas en el Frente Renovador y sus aliados”. Acto seguido, disparó un párrafo que claramente se trata de una advertencia de cómo opera la memoria del establishment según las posiciones de cada quien: “Al resbalón que implicó terminar abrazado al kirchnerismo más rancio en la puja con el Gobierno por los cambios en el impuesto a las Ganancias, el Frente Renovador le sumó un inicio de año con polémica por la decisión de Alberto Fernández de recibir el nuevo año 2017 junto a Milagro Sala”. Tomá mate.

Página 12 publicó: “Luego de que el ex jefe de Gabinete y actual asesor del Frente Renovador Alberto Fernández pasara la cena de Fin de Año con la encarcelada dirigente social Milagro Sala, la diputada Graciela Camaño salió a cruzarlo por esa decisión”. Y por cierto, la esposa de Luis Barrionuevo lo cruzó: “Nosotros formamos parte institucionalmente del gobierno de Jujuy, el vicegobernador es una persona que forma parte de nuestro espacio, que integra la mesa de conducción federal de nuestra fuerza”. Y agregó: “No comparto la idea de ir a criticar a la Justicia porque para poder hacerlo uno tiene que tomar cabal conocimiento de las causas».

Mucho más cauteloso que sus críticos, Fernández razonó, en diálogo con Radio del Plata: “Morales, en sus primeros 6 días de gobierno, reformó la composición de la Corte y son todos radicales. Le pido por favor a Morales que reflexione, porque la detención de Milagro Sala es absolutamente arbitraria».

Si bien Massa no abrió la boca, ya se había expedido no hace mucho, cuando ponderó que desde que asumió Morales, en Jujuy “se respira un aire de libertad”.

Los dichos del tigrense están en absoluta sintonía con las declaraciones del ministro de Justicia y Derechos Humanos de Mauricio Macri, Germán Garavano, quien sostuvo que Sala «no es una presa política», y afirmó que tras ser condenada «se alejaron los fantasmas de una persecución» por parte de la Justicia de esa provincia.

Quienes siguen insistiendo en la necesidad de acordar con Massa, ni siquiera se detienen a ver el nivel de coincidencias que existe entre el jefe del FR y el macrismo, o que la única unidad que formateó el ex jefe de Gabinete de CFK y titular de la Anses fue con Stolbizer, quien a su vez también opinó sobre Fernández: “Por supuesto me hace ruido la actitud de Alberto Fernández y no desde lo humano, sino desde lo político”, fustigó la legisladora del GEN.

Planes y denuncias

A esos intríngulis dentro del massismo, a los que es preciso sumar los rumores de un posible alejamiento del ex gobernador Felipe Solá, en la semana hubo que agregarle dos noticias que impactaron de lleno en las organizaciones sociales con presencia territorial en la provincia de Buenos Aires, especialmente el Movimiento Evita.

El martes 3 de enero, los diarios sorprendieron desde sus titulares con una embestida del macrismo duro contra Emilio Pérsico. Perfil eligió titular así: “El Gobierno denunció a Pérsico por no presentar su declaración patrimonial”, y en la bajada aclaró: “La medida contra el referente del Movimiento Evita la presentó la Oficina Anticorrupción, a cargo de Laura Alonso”.

A nadie escapa que la agrupación alcanzó un acuerdo con la gobernadora María Eugenia Vidal, y más allá de cómo cayó ese acercamiento en diferentes sectores de la política, lo cierto es que nadie esperaba un chicotazo de tal magnitud de parte de rama alguna del macrismo.

La Ley de Emergencia Social, un logro de esa agrupación junto a otras organizaciones sociales, garantizaba una paz que trascendía largamente lo social, entrando de lleno en la política, lo cual no quería decir que hubiese puntos en común, ni ideológicos ni programáticos. Pero no existen acuerdos que se sostengan luego de un cachetazo semejante.

La denuncia de Alonso se funda en que Pérsico “supuestamente no habría presentado la obligatoria declaración jurada patrimonial cuando era secretario de Estado durante el kirchnerismo”.

El líder del Evita replicó, confirmando su falta: “Yo me equivoqué. Pensé que como ya no era funcionario no tenía que presentarla más. La presenté todos los años y el último no la presenté. No tengo nada que ocultar. No la presenté porque creí que no era necesario”.

Pero la denuncia quedó en un tercer plano cuando estalló otra granada informativa. Infobae lanzó el siguiente título: “Evalúan quitarle el manejo de los planes a las organizaciones sociales”. Más adelante, el diario de negocios explica que “luego de la sanción de la ley de emergencia social en tiempo récord, la relación del gobierno de Mauricio Macri con los grupos piqueteros tendrá un nuevo desafío el año en curso”. Y avanzando en las definiciones, disparó a matar: “Es que el Ministerio de Trabajo se propuso disminuir y recortar el poder que tienen las organizaciones de la «economía popular» sobre los planes de esa cartera”.

Aún las organizaciones sociales no se explayaron demasiado sobre el tema, pero puertas adentro de algunas de ellas, la bronca es ostensible.

Otro diario de negocios, Ámbito Financiero, publicó un detalle de los recortes: “En el documento interno de Trabajo, al que accedió este diario, las autoridades se proponen «un ahorro cercano a los 1.000 millones de pesos debido a 10 políticas que no siguen en este año. Entre los planes que serán anulados –y eventualmente reformateados, según aclararon en la cartera– figuran el de Entrenamiento en el Trabajo e Inserción Laboral, que tuvo el año pasado un presupuesto de 570 millones de pesos; el Seguro de Capacitación y Empleo, con 200 millones de pesos asignados; el Programa Empleo y Capacitación, con 36 millones de pesos, y otro de Formación Profesional Pública, que dispuso de 20 millones de pesos»”.

Un dirigente consultado por este semanario sostuvo que “si el macrismo tiene en mente correr a las organizaciones sociales, muchos que decían que pactamos una tregua social hasta 2019 verán cómo los chispazos empiezan a iluminar los diferentes territorios”.

Otros piensan que en el marco de la batalla por la provincia de Buenos Aires, el macrismo dará una nueva muestra de lo que vale un pagaré firmado por Satanás.

Fuente: El Eslabón

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