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En la pequeña ciudad del norte santafesino, cultores del blues, el heavy, el reggae, se encuentran año a año en un espacio de los que no abundan en la región. Historia de un encuentro organizado por vecinos que comparten una pasión y a la vez aportan a entidades comunitarias.

“Siempre se hacen festivales de chamamé y cumbia en Las Toscas, nos faltaba el rock. Pero eso quedó atrás, desde hace ya once años realizamos Las Toscas Rock”, dice Diego Martín Guzmán, tras las corridas por la organización del encuentro realizado el sábado 7 de enero en la ciudad del norte santafesino.

“Así como el mismo río te va encauzando, la pasión por el rock nos fue uniendo y armamos un grupo que queríamos hacer algo en la zona con esa música”, explica Diego.

“En 2014 empezamos a tramitar la personería jurídica y la obtuvimos el año pasado. Ahora somos la Asociación Civil Sin Fines de Lucro Las Toscas Rock, tenemos los papeles jurídicos y falta una parte de los trámites, que tiene que ver con lo económico”, remarca el muchacho que elige a La Renga a la hora de hablar de bandas.

“Las ganas de hacer un festival tenía que ver con que en la zona no había de estos recitales y también nos dimos cuenta que había músicos con necesidades de espacios para tocar. Ensayaban en una pieza y su música quedaba ahí. Tampoco una banda de rock es para tocar en un casamiento o cumpleaños, debe tocar en un lugar donde puedan ir los que gustan del género”, expresa.

El grupo organizador del encuentro está formado por unos diez miembros estables, de entre 28 a 40 años. Pero en  los momentos de los recitales también colaboran muchos vecinos, jóvenes y no tanto.

Con una mística semejante a la que se vive en muchas localidades, donde los grupos o comparsas durante todo el año planifican, diseñan y organizan la presentación en carnavales, los amigos del rock se juntan siempre para delinear el nuevo encuentro. “Como comenzamos, tenía 23 años –relata- y nos juntábamos en casas. Todos los martes hacíamos asado y nos reuníamos para mantener el grupo y planificar. Es un enorme trabajo coordinar todo”.

Fiesta cervezal

Como dato estadístico, al ser consultado por el alcance del festival, señaló que en la velada se tomaron unos 700 litros de cerveza, lo cual habla de dos litros por persona y de unas 300 personas en el lugar.

“Todo es esfuerzo y trabajo, en atender músicos, coordinar el alojamiento, alimentos, sonido, luces, seguridad; y no somos una empresa de eventos, por suerte. Hacemos todo entre todos, a veces estás armando los frezzer y a la vez tenés que mandar correos para coordinar con un grupo. Tenemos en el grupo quien trabaja muy bien los diseños, redes sociales y publicidad, pero también ellos se suben a los andamios y andan colgando cables. No contratamos ni una empresa”, sostiene Diego.

Guaranga

Sobre los músicos dice que “en su mayoría acompañan y entienden el esfuerzo. Nos alegra encontrarnos con gente que colabora, los chicos son accesibles y no hay problemas”.

El encuentro de la semana pasada fue en el Club Social. Tocaron bandas como la tosqueña Guaranga, Loca Tu Madre (Reconquista) y El mejor (Resistencia), además de La Limitada Reggae Corporation (Reconquista), Experimento Negro (Santa Fe) y Las Manos de Filippi (Buenos Aires).

Sobre la convocatoria de músicos, explica que “intentamos que haya varios géneros y pueda ser algo abierto. Hay bandas de blues, heavy y reggae”, entre otras.

“Las redes sociales permiten que con poca plata o ninguna nos podamos conectar con mucha gente de la región a la que antes no llegábamos. Hoy vienen ómnibus desde Resistencia y Corrientes”, relata.

No sólo jóvenes

Por otra parte, cuenta que “hoy se accede a más opciones musicales, distintas versiones y bandas. Diez años atrás no alcanzaba con un botón, como ocurre hoy, para escuchar lo que sea. Ahora, sobre la marcha se decide qué escuchar, antes hacía falta un despliegue”.

“La apertura que brinda internet –agrega- es una herramienta y puede servir para conocer una banda de otro lado, que no se conocería de otra forma. Entonces le mandás enlaces por teléfono a otro tipo y él también la escucha al toque”.

“Eso influye también en la variedad de lo que se escucha, Veo como mis hijos acceden y escuchan diversos géneros, no son cerrados como éramos nosotros. Está bueno el conocimiento que se toma de otras partes y no creer que lo nuestro es lo mejor, hay que conocer otras cosas”, admite.

Pero agrega que “también hay momentos: hace 15 años yo no escuchaba un chamamé y hoy con Ramón Ayala se me cae un lagrimón; todo tiene un tiempo y el chamamé está regionalizado en esta zona, quizás un chico no lo escuche ahora, pero ya lo va a sentir”.

Además, advierte que “el rock y su relación con los jóvenes es distinta, ya que quienes hoy son mayores lo siguen escuchando. No es sólo para jóvenes, va más con el gusto por lo poético, musical y el ambiente. Además, el rock suele ser más combativo, pero hay de todo. Se lo asocia a la juventud por el desacuerdo que suele plantear ante el sistema de consumo”.

Tabúes

Sobre la relación con los vecinos en los festivales, dice que “es complicado porque hay tabúes. Al hablar de rock se lo asocia con las drogas. Pero en el folclore y la cumbia también se habla de drogas, siempre en lo festivo aparecen estimulaciones, legales o ilegales”.

Pero aclara que la relación con la comuna y la policía no es un problema. “Además, en once años no hubo disturbios y no se registran enfrentamientos. La seguridad se hace con agentes vestidos de civil para no provocar”.

Sobre la financiación, cita a los sorteos, aportes de ministerios, políticos y locales comerciales a los que “se les brinda un sistema publicitario novedoso y dinámico”.

Pero el festival tiene también fines solidarios. Este año colaboran con el Centro Integrador Color de Esperanza, que trabaja con jóvenes con discapacidad; y con la Asociación Protectora de Animales de la localidad. Desde los inicios, el grupo acompañó y coordinó con instituciones de Las Toscas para que parte de lo recaudado se destine a geriátricos, guarderías y otras instituciones.

Por último remarca otro aporte al encuentro: “Desde 2012 se instalaron en el lugar del festival los puestos de artesanos, algo complementario y que aporta más arte. También queremos impulsar el trabajo de artistas plásticos, y como se hizo este año el de la pintura sobre un cuerpo”.

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